Capítulo: 11

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Alivio

El momento en el que la lectura se había convertido en su mejor salida no lo recordaba. Dafne siempre había leído, las palabras siempre la habían llamado pero no con la fuerza como lo hacían ahora. Es muy probable que fuera porque su vida dejó de parecerle interesante, y necesitara algo que la hiciera un poco más llevadera.

El tenedor iba lento hasta sus labios, esas letras parecían ser mucho más importantes, al menos hasta que Harry se sentó frente a ella y comenzó a comer sin dedicarle una mirada, ni siquiera una rápida. Ella si lo miraba, sin ninguna razón aparente lo miraba. Puede que por el simple hecho de admirar su belleza. Y es que era tan perfecto, al menos era perfecta la parte que ella podía ver. La curiosidad la torturaba, le hacía querer conocer su interior.

—Si tienes algo que decirme suéltalo ya y deja de mirarme. —No se molestó en mirar a la muchacha frente a él cuando escupió aquellas palabras con brutalidad.

Como Dafne no tenía nada que decirle no dijo nada. Cerró su libro, lo dejó junto a su comida y cogió su tenedor para hacer el intento de comer. No llegó a hacerlo, no llegó a comer. Se levantó arrastrando la silla. Debido al ruido provocado por aquella deslizándose por el suelo Harry levantó su mirada sin parar de llevarse comida a la boca. Dafne sin decir palabra alguna se colgó su bolso del hombro derecho, cogió su libro y salió de la cafetería. Harry frunció el ceño mientras la veía alejarse de él. No se esperaba que se fuera, no sabía porque se había ido.

Las clases siguieron pasando según lo previsto, una detrás de la otra según el orden marcado en el horario hasta que la hora de irse de aquel lugar llego y el timbre sonó. Dafne estaba fuera mirando como los alumnos salían por las enormes puertas. Esperaba a un alumno en concreto, estaba a la espera de que Emma saliera. Cuando lo hizo, lo hizo riendo junto a unas cuantas chicas del equipo de animadoras. Dafne corrió hacia ellas.

— ¡Emma!— Gritó mientras seguía acercándose al grupo de muchacha.

Todas se pararon y miraron hacia Dafne, quien también paró. La mirada de Emma no era un muy alegre. La rubia les dijo algo a sus amigas y estas se alejaron riendo. Acto seguido se acercó furiosa a Dafne y cuando estuvo junto a ella le cogió con fuerza del brazo mientras la hacía moverse hasta los aparcamientos.

— ¿Qué coño haces? ¿Cómo te atreves a hablarme así? ¿Y delante de todos? — Le hablaba mientras aumentaba la fuerza con la que le apretaba el brazo en su mano.

—Solo te he llamado.

—Pues no vuelvas hacerlo.

—Solo quería preguntarte porqué sabes todo lo que me dijiste sobre Harry. —La rubia se enfadó más aún y apretó aún más el brazo de Dafne. Comenzaba a hacerle daño.

Harry salía del instituto cuando a lo lejos vio aquella escena, la rubia apretando con fuerza el brazo de la figura femenina. Apretó sus puños. Por alguna extraña razón que desconocía no le gustaba que la rubia apretara el brazo de Dafne mientras le hablaba enfadada, casi gritándole. Comenzó a avanzar con rapidez hasta las dos muchachas.

— ¿Para esa estupidez? ¡Eres idiota!

—Suéltala. — Habló Harry cuando estuvo junto a ellas.

Emma sin pensarlo soltó el brazo que apretaba y miró los ojos verdes del dios griego expulsado del Olimpo antes de caminar apresurada hasta su coche. Era la segunda vez que lo hacía. Era la segunda vez que Harry aparecía ordenándole a Emma que soltara el brazo de Dafne. Ambos miraron a la rubia alejarse y cuando esta estuvo lo suficiente lejos como para que no la pudieran ver se miraron entre ellos.

—Deberías decirle a tu amiga que deje de hacer eso.

—No es mi amiga. — Susurró Dafne.

Harry pasó junto a Dafne rozando su hombro junto al de ella aparentemente ignorando lo que la muchacha acababa de decirla.

—Vamos. — Le dijo sin parar de andar.

— ¿A dónde?— Le preguntón Dafne mientras se giraba.

—Te llevo a casa, venga.

Dafne corrió hasta llegar junto a él y poder caminar junto a él. Siguia el ritmo de sus pasos sin ningún problema y con una pregunto en su cabeza.

— ¿Por qué?— Le preguntó curiosa.

Harry le contestó un simple "porque si". A Dafne esa respuesta no le pareció lo suficiente buena, asique paró de andar y dijo "no, gracias" para después comenzar a caminar en sentido contrario. No le gustaba que los hombres se creyeran superiores a las mujeres, aunque fueran semejantes a dioses griegos. Ella no era el juguete de ningún hombre y Harry era un hombre. No aceptaría que hiciera con ella lo que le viniera en gana. Caminaba hacia su casa por la acera cuando el coche de Harry apareció en la carretera. Comenzó a conduce junto a ella, ahora era él quien seguía el ritmo de ella. Dafne no miró ni al coche ni al conductor.

—Vamos Dafne, súbete al coche.

No le contestó, siguió andando como si Harry no estuviera junto a ella, como si esas palabras no fueran dirigidas a ella, como si su silencio no enfadara a Harry. Ella guardó silencio.

— ¡Dafne!— Gritó desde el interior del coche. Dafne se paró y miró hacia Harry quien hizo parar el coche que conducía.

— ¡Que no me da la gana!— Le gritó con toda la fuerza que encontró en ella.

Hacia tanto que no gritaba y le había sentado tan bien hacerlo. Fue como si algo dentro de ella se hubiera relajado, como si los pedazos de su corazón pesaran menos. Hacia tanto ya que llevaba el peso de los pedacitos, tanto tiempo sin luchar por nada, sin recordad quien era, dejándose llevar. Había pasado ya tanto tiempo desde que comenzó torturándose que el alivio que sintió al gritarle a Harry le pareció el paraíso. Pero ella no podía permitirse ese paraíso, ella debía seguir pagando su culpa. Porque como Brap, se culpaba aunque no fueran culpables de nada. Pero ellos debían pagar.

Dafne apretó sus mandíbulas y siguió su camino. Harry salió del coche cerrándolo con un portado que hizo a Dafne cerrar sus ojos con fuerza mientras seguía caminado tratando de ignorar lo que Harry hacia tras sus espaldas. Él corrió furioso hasta colocarse frente a Dafne. La muchacha no tuvo de otra que parar sus pasos y mirar los ojos verdes de Harry. Estaban teñidos de oscuro. A ella le había sentado bien gritar, pero a Harry no le sentó nada bien que lo hiciera, que le gritara a él. Harry comenzó a dar pequeños pasos ha adelante, haciendo que Dafne retrocediera dando pasos del mismo tamaño que los suyos para atrás.

— ¡Súbete al coche!— Gritó a todo pulmón.

La muchacha se asustó, estaba asustada de la fiera en la que Harry se acababa de convertir. Y Harry lo supo. A pesar que la muchacha ponía todo su empeño en disimularlo, Harry supo que la había asustado, sabía que en aquel momento le tenía miedo.

—Harry, déjame pasar por favor. — Dijo mientras miraba el suelo.

Harry lo hizo, se apartó dejándole el camino libre. Dafne lo miró a los ojos con cautela y siguió su camino sin mirar atrás. El dios griego expulsado del Olimpo comenzó a golpear su coche, está envuelto entre nubes de frustración y enfado. Quizás se arrepentía por hacer que Dafne le tuviera miedo. Normalmente no le importaba que le tuvieran miedo, le llegaba a gustar. Pero si era Dafne, era diferente. Con ella siempre era todo diferente.

Ella {EDITANDO}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora