Capítulo: 49

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La única que le quedaba.

Los estudiantes, normalmente, quieren que llegue el verano. Las vacaciones, el pasar las horas haciendo lo que quieren y no lo que les toca o no haciendo nada. A Dafne le aterraba la, ya próxima, llegada de las vacaciones por tener que elegir entre seguir siendo una idiota o romper las cadenas que su madre le puso.

No había pensado en que pasaría entre ella y Harry, irse a la otra punta del país dejando un continente entre los dos quizás no era lo mejor para una relación. Podrían decirse "hablaremos todos los días" "iré a verte, vendrás tú" "puede funcionar" Y no sería del todo mentira, por un tiempo funcionaria.

Ni Harry ni Dafne se habían planteado que la llegada del verano podría ser un problema, no lo creía un problema para ellos, puede que no fuera.

—Ayer no dormiste en casa.

No le dio tiempo a entrar la llave en la cerradura cuando la puerta ya estaba abierta. Minerva no tenía cara de muchos amigos, no era algo raro desde que Valeria se fue nunca volvió a tener cara de muchos amigos.

Dafne asintió, es absurdo mentir cuando todos saben que lo que se dice es mentira. Trató entrar, su madre estaba en medio y no la dejaba pasar. Terminó por apartarse de la puerta, dejó pasar a su hija pero no la dejó subir.

—Quiero conocerlo, que venga a comer este sábado.

—No.

— ¿Qué has dicho?

—Que no, mamá es solo un amigo.

La cosa había cambiado ahora, parecía que mentir cuando todos saben que lo que se dice es mentira, ya no era absurdo. Minerva se acercó a su hija, agarró con fuerza su fino brazo, estaba furiosa.

—Un amigo con el que follas. —Dafne tiró de su brazo y se alejó de su madre. — Dafne, yo solo quiero conocerlo. — Habló ahora tratando de calmar su furia.

Ninguna de las dos volvió a hablar, Dafne se dio la vuelta y se alejó de allí ¿Donde estaba la lluvia de esa mañana? ¿Dónde estaba Harry durmiendo desnudo a unos metros de ella? Que pronto perdió aquello que le hizo sentir viva.

Minerva una vez más ganó, por ello aquel sábado mientras ella adornaba su rostro con maquillaje el pescado se cocinaba en el horno. Dafne estaba tumbada en la cama, no se había molestado en levantarse. Brap si se levantó de la cama, y como todos los días llenó una taza de café y se metió en su despacho.

Ya casi era la hora de comer, al pescado le faltaban unos minutos y la ensalada ya estaba lista. Minerva también estaba lista, se había puesto un vestido azul marino, era de media manga, con poco escote, ajustado a su cuerpo y apenas unos centímetros por encima de las rodillas.

Se había aplicado más maquillaje del que solía aplicarse a diario, su cabello estaba perfectamente peinado, ni un solo pelo fuera de su lugar. Estaba impecable, toda ella estaba impecable.

Ni Brap ni Dafne pusieron mucho empeño en sus atuendos. Brap uso su ropa habitual y Dafne permaneció en pijama hasta que escuchó el timbre sonar. Entonces saltó de la cama, y se puso unos vaqueros rotos y un jaséis ancho de hilo negro, lo primero que encontró en el desorden de su armario.

Fue Minerva la que abrió la puerta, con el rostro serio y sereno. La mujer severa se sentía superior a Harry, queria intimidarlo con su mirada, pero no funcionó. A él esa mujer no le importaba lo más mínimo, le daba igual lo que hiciera mientras que dejara a Dafne en paz, cosa que no hacía.

Ella {EDITANDO}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora