Capítulo: 59

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Se acabó la guerra

Louis volvió a entrar en el piso de Harry sin ser invitado, no tocó el timbre porque sabía que Harry no movería un solo musculo para ir hacia la puerta y abrirla. Él seguiría sentado en el sofá, rodeado de latas de cerveza y alguna que otra bolsa de patatas fritas tirada por el suelo. Exactamente eso fue lo que encontró Louis cuando entró. El de ojos azules fue directo a la cocina donde dejó un par de bolsas sobre la encimera "te he traído comida por si te apetece" le gritó a su amigo. Este no le contestó siguió allí sentado sin mover un solo músculo. Louis salió de la cocina y fue hacia la puerta. No le dio tiempo abrirla.

— ¿Salimos hoy?—Preguntó Harry.

— ¿Qué? ¿Tú? ¿Salir?

Asintió y Louis se sentó junto a él, llevaba semanas sin salir de aquel piso, negándose a las propuestas de Louis para salir un rato. Pero aquel día fue Harry él que quería salir. Era decisión suya, Louis no tenía nada que ver, él ya se había dado por vencido días atrás.

— ¿Tú no estabas deprimido?

—No va a volver Louis. Y tienes razón, no puedo pasarme el resto de mi vida aquí sentado. — Louis se lo había repetido muchas veces desde que Dafne y Harry se separaron. — ¿Sigue bien?

—Sí, bueno esta mañana estaba de una sola pieza.

Cuando Harry le contó lo sucedido a Louis lo hizo por interés, no fue porque necesitara desahogarse, no porque Louis fuera lo más parecido que tenía a una familia. La razón fue darle la motivación suficiente a su amigo para que vigilara a Dafne de vez en cuando. "Solo quiero que le eches un ojo de vez en cuando" le pidió Harry y Louis no se negó. Él también quería asegurarse que aquel ser humano no le hacía daño alguno a Dafne. A los pocos días se dio cuenta que la muchacha no le pondría el trabajo difícil, se había metido en una rutina en la que salía de su casa por la mañana temprano y se iba a la playa. Allí se sentaba, siempre en el mismo lugar, y sacaba un blog de dibujo en el que comenzaba a dibujar. A la hora de comer Louis ya estaba en la calle de Dafne para verla entrar en casa.

La había llamado un par de veces el día que Harry le contó los motivos por lo que se separaron, ella nunca contestó el teléfono. Louis supuso que no quería saber nada de él tampoco y no volvió a llamarla, se conformó con cuidar de ella en las sombras. Pero Louis se equivocó, Dafne si quería saber de él, era su único amigo y puede que lo necesitara. Si no contestó las llamadas de Louis fue porque aún estaba en aquel silencio en el que Brap y ella habían entrado. Estaba demasiado ocupada procesando la historia, aceptando la verdad sobre la muerte de su hermana.

El día de seguir viviendo había llegado, el día en el que aceptar que el dolor quizás no se iría y por si eso pasaba debían aprender a vivir con el. Entraron, Harry y Louis, en aquella discoteca en las que tantas veces antes había estado.

Dafne entró a la cocina de la casa de sus padres. Sabía muy bien que la mujer severa estaría allí, era a ella a la que buscaba. La había evitado muchas veces pero aquella noche la buscaba. Se puso frente a su madre esta levantó la cabeza de la revista que ojeaba mientras que se bebía el café que la debía mantener despierta durante el turno de noche al que se enfrentaría en un par de horas.

La miró, entre tanta gente la miró a ella, a la rubia a la que Louis se acercó feliz y tapó los ojos con sus manos "con la de tías que hay y la tenía que elegir a ella" pensó mientras dejaba de mirarla y se iba a la barra. Aquella noche empezó con el vodka quemando su garganta y sin Dafne a su lado.

Le entregó un folio doblado a su madre, lo cogió dudosa "puedo hacerlo" pensó Dafne y Minerva comenzó a leer lo que su hija le entregó. Terminó de leerlo y miró a Dafne, era más fuerte que nunca, mantenía lo compostura. Minerva dobló el papel y lo dejó junto a su revista. Había perdido, Brap tenía razón cuando le dijo, bastantes años atrás "son nuestras hijas, no nuestras muñecas. Crecerán, se irán y vivirán como a ellas les dé la gana. Yo no voy hacer nada por impedirlo. Tu tampoco deberías, perderás" Bebió el café que quedaba en su taza de un solo trago y salió de la casa. Dafne había ganado, podía elegir, luchó aquella última batalla sin esconderse tras la espalda de su padre y la ganó. Ganó la batalla con la que terminaba su guerra con la mujer severa. Recogió su papel y sonrió, volvería a Nueva York, volvía a casa.

Le hizo una señal para que le llenara el vaso y la camarera sin decir nada ni mostrar ningún tipo de emoción en su rostro vertió vodka en el vaso de cristal. La última vez que él estuvo frente la barra, y ella detrás, Harry no fue muy agradable. Fue la misma noche que Dafne lo llevó a casa, la primera vez que dejó a otra persona conducir su coche. Qué bonita estaba Dafne aquella noche, sonrió, la había perdido pero hubo un tiempo en la que el que la tuvo. Ese tiempo hacia que su dolor valiera la pena. Agarró el vaso lleno, la camarera ya se iba cuando él habló.

—Lo siento. — Ella se giró asombrada y con la botella en la mano lo miró. — La última vez que estuve aquí fui un poco injusto contigo, lo siento. — La mucha asintió y se fue. Harry bebió del vaso de cristal.

A la mañana siguiente cuando Dafne ya había ganado la guerra llamó a Louis. Eran las once y cuarto de la mañana, Dafne estaba en la playa y Louis durmiendo junto a una nota que la rubia dejó en la almohada antes de marcharse de aquel piso desordenado. Escuchó el móvil, lo tenía a su alcance pero cogió la nota.

"Buenos días, porque no haces algo y limpias un poco. Estoy libre a partir de las seis, llámame"

Dejó caer la nota sobre su cuerpo desnudo y agarró el móvil que sonaba en su mesilla "Dafne" parpadeó un par de veces antes de volver a leer el nombre de quien le llamaba. Era ella y contestó la llamada.

— ¿Hola?

—Sé que te devuelvo la llamada un poco tarde pero tengo una explicación. Lo siento, siento no contestarte y no llamarte antes.

— ¿Un poco tarde? ¿Qué han pasado dos, tres semanas?— Louis se levantó de la cama.

—Lo siento.

—Ya puede ser buena esa explicación que tienes. — Ambos sonrieron. — Me la cuentas mientras comemos, hoy.

—Vale. — Le dijo Dafne contenta.

—Paso a recogerte. Pagas tú.

No golpeó la puerta, abrió con la llave y entró como si se tratara de su casa. Harry aún domina, asique Louis caminó hacia su habitación "Harry" grito pero no se despertó. Le volvió a gritar varias veces pero no funcionó asique se lanzó sobre él, entonces Harry se despertó. Apartó a su amigo mientras gruñía.

—Venga tío arriba. —Habló Louis mientras se acomodaba junto a Harry.

—Joder, ahora te metes también en mi cama ¿No tenías suficiente con meterte en mi casa?— Harry se levantó aparentemente enfadado.

—Te he pedido una pizza, estará aquí en unos cuarenta minutos.

— ¿Me has pedido una pizza?— Louis asintió. — ¿Solo para mí?— Volvió a asentir. — ¿El rey de los gorrones ha pedido una pizza que yo voy a pagar y no se queda?— Louis asintió y Harry le miró con las cejas levantadas.

—He quedado para comer.

— ¿Quién te va a dar de comer hoy?

—Dafne. — Harry volvió a la cama en la cual Louis seguía tumbado. —Me ha llamado esta mañana y sigue siendo mi amiga aunque ya no estéis juntos...

—Cuídala.

Lo interrumpió y se metió en el baño. Louis, tras unos segundos siguió los pasos de su amigo y entró en el baño también. Harry no dejó de desnudarse porque su amigo hubiera entrado.

— ¿También te metes en el baño cuando me voy a duchar? No te confundas, me gustan las tías.

—Que gracioso. — Harry entró en la ducha cerrando la mampara que Louis abrió para asomar su cabeza en la ducha.— Tal vez no me has entendido bien, que voy a comer con Dafne.

— ¡Que sí! ¿Te aplaudo o algo así? Vete de aquí anda que me estoy duchando. — Cogió el jabón.

— ¿Por qué actúas como si te diera igual?

—No me da igual. Me parece bien y ¡Que te largues!—Lo último lo gritó, ahora volvía a gritar.

—Pero mira que eres raro.

Louis un poco confuso hizo lo que le ordeno, sacó su cabeza de la ducha, cerró la mampara, salió del cuarto de baño y luego del piso para ir en busca de Dafne.

Ella {EDITANDO}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora