Ballet.
Tras una semana de lo más monótona el viernes después de clase, Dafne, decidió ir a bailar. Así que condujo su pequeño escarabajo hasta casa, se cambió de ropa, y lo volvió a conducirlo hasta quedar frente aquella sala de paredes de espejos.
Estuvo horas bailando al son de la música de un piano, sin percatarse de que el tiempo pasaba. La música se calló y Dafne se sentó en el suelo para comenzar con sus estiramientos. Cuando terminó con ellos se puso una chaqueta, cogió su bolso y fue de vuelta al escarabajo.
Mientras introducía la llave en la ranura adecuada pensaba que si se daba un poco de prisa llegaría antes que Minerva. No tendría suerte, el motor de su coche rugía con fuerza cuando giraba la llave pero el vehículo no arrancaba.
Lo intentó varias veces antes de golpear con suavidad el volante frutada. No llegaría antes que su madre, pero tal vez cuando lo hiciera ella ya se habría acostado, la distancia que tendría que recorrer andando era bastante.
No le emocionaba la idea de dejar su pequeño escarabajo azul allí abandonado, pero no tenía muchas más opciones. Llamar a una grúa era lo más coherente y aparentemente su única opción hasta que pensó en Harry.
El móvil de Harry sonaba y vibraba sin descanso, pero no fue eso lo que hizo que se diera cuenta de que lo llamaban, fue la luz del pequeño aparato. Apagó la maquina que le impedía escuchar el sonar de su móvil y contestó.
— ¿Dafne?
—Siento molestarte Harry, es que he tenido un pequeño problemilla e igual tu puedes ayudarme. —Habló recostada en su coche.
—Dime, ¿que necesitas?
—Que vengas a buscarme, es que mi coche no arranca y estoy bastante lejos de casa.
—En diez minutos salgo de taller y voy a buscarte ¿Dónde estás?
Cuando salió del taller fue directo al lugar en el cual Dafne lo esperaba. La muchacha estaba sentada en el suelo con las piernas cruzadas, junto a su pequeño escarabajo azul.
Llevaba puesto un pequeño bodi negro de licra, para poder realizar sus movimientos de baile con facilidad. Sobre el bodi de licra lucía una chaqueta beisbolera negra con los detalles en blanco, y en sus pies sus típicas y viejas zapatillas.
Harry, en cuanto se bajó de su coche, fue directo al vehículo de Dafne, abrió el capó y comenzó a mirar dentro. Dafne se levantó del suelo y se colocó junto a él. Cuando este descubrió el problema dentro del coche, cerró el capó y miró a Dafne.
—Es el aceite. — Dafne asintió como si estuviera entendiendo verdaderamente el problema. — Mañana me paso y en unos diez minutos estará listo ¿Qué hacías aquí?
—Bailar. — le contestó encogiéndose de hombros.
— ¿Eres bailarina?
—Algo así.
— ¿y qué bailas? — Habló mientras caminaba hacia su coche.
—Ballet. — le contestó siguiéndolo.
Cuando los dos estuvieron dentro del coche de Harry y ambos colocaron sus cinturones Harry comenzó a conducir. "¿Has cenado?" con aquellas palabras Harry acabó con el silencio que había entre los dos. Dafne le dijo que no y Harry decidió que la invitaría a cenar.
Entraron en un pequeño restaurante localizado a unas cuantas calle del piso de Harry. El de cuerpo de dios griego le explicó que era un buen restaurante al que solía venir a menudo. Trataba de convencerle que era una buena idea cenar a allí sin saber que no era necesario, que ella estaba tan feliz como él por estar allí.
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Ella {EDITANDO}
FanfictionSu cuerpo se mueve ágil rodeado de la melodía desprendida de un piano, su corazón late en su pecho, sus recuerdos la queman y su dolor no la deja ser ella. Sus pies pisan la arena de la playa, en su pecho un corazón fío y seco, sus recuerdos abando...