Capítulo: 30

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Arte.

Durante la cena no tuvieron una gran conversación, después del "no has llegado puntual pero al menos vienes bien vestida" de Minerva hacia su hija, las palabras fueron escasas. La mujer severa trató de sacar una conversación, pero ellas dos no tenían mucho de qué hablar y la tarea se le complicó.

Terminó por preguntarle por su futuro examen de biología, y por primera vez en durante la cena Dafne decidió usar su voz para contestarle "supongo que lo aprobaré" le dijo y Minerva encontró ahí el momento perfecto para recordarle que tenía que centrarse en el último año de instituto y apartar el ballet y la pintura.

Pero la perfectamente maquillada, dejó pasar aquel momento perfecto y siguió tratando de encontrar algo de qué hablar con su hija. Dafne no volvió hablar durante la cena se limitaba a asentir o negar con la cabeza, y los intentos de Minerva fuero cesando.

Fue durante el trayecto hacía a casa cuando lo que Dafne temía llegó. Cuando el coche se paró en un semáforo en rojo. La conductora aprovechó ese momento para mirar a su copiloto. Dafne jugaba con el final de su camisa.

—Dafne. — Miró a su madre y lo supo, fuera lo que fuera lo que temiera estaba ahí a punto de salir de los labios de la mujer severa. — ¿Has pensado a que universidad quieres ir?

Dejó de mirar a su madre mientras negaba con la cabeza. No lo había pensado, lo había decidió hacia mucho ya, tanto que no recordaba cuando fue que sucedió, demasiados años como para recordarlo.

Sabía que fue bastante después de decidir que quería estudiar. Pero ninguna de esas dos decisiones tenía importancia ahora, Minerva ya le había dejado claro que estudiaría medicina y era cuestión de tiempo que le sugiriera las universidades adecuadas para ello.

Minerva quiso estudiar medicina pero ninguna universidad la admitió, y terminó estudiando enfermería.

Se arrepintió de todo los días en los que dejó de estudiar para irse a la cama durante su último curso de instituto, si se hubiera quedado estudiando hubiera conseguido entrar en la universidad.

No le impuso a Valeria unos estudios, sabía que su hija elegiría bien, dejó que se debatiera entre medicina y física sin intervenir en el debate y cuando se decantó por medicina la apoyó, tal y como hizo Brap.

Pero con su hija menor era diferente, ella no elegiría bien. No escogería química, ni física, tampoco se decantaría por alguna ingeniera, la biología no estaba entre sus planes y ni siquiera pensaría en medicina.

Sabía que se decantaría por las letras, filosofía quizás, humanidades tal vez o lo que más temía Minerva de todo, arte. Cualquiera de las ramas de arte les parecía un suicido, artes escénicas, baile, pintura. Todas ellas le llevaría a un lugar donde, Minerva, no queria que llegara.

Cuantas veces había discutido con Brap por permitirle pensar a su hija que el arte valía para algo. Cuantas veces le gritó que Dafne no llenaría salas de teatros con gente deseosos de verla bailar, que nadie pagaría millones por unos de sus cuadros.

Y ahí Brap sacaba el león que llevaba dentro y le contestaba que puede que Dafne no necesitara millones en el banco, ni una mansión en la que perderse, ni tampoco tres coches en el garaje y otro en la puerta. Puede que no quisiera un chalé en primera fila de playa en Malibu.

Le recordaba que era ella la que quería todo eso, los cruceros, los tratamientos de belleza más caros e innovadores, ropas de las mejores marcas y que sean caras porque si no son dignas de ir en su cuerpo, y no Dafne.

"Bien" le decía ella "porque no tendrá nada de eso" y comenzaba a detallar como sería el futuro de Dafne, como si de verdad pudiera saberlo.

Acabaría en la peor parte de la peor ciudad del país, en un piso no más grande que una habitación pequeña, llena de lienzos pintados y pinceles usados. Repartiendo propaganda de lugares de comida rápida, y lo llamaría bohemia por no llamarlo pobreza.

Ese era el futuro que Minerva decidió para su hija si decidía dedicarse al arte, y así se lo dijo a Brap y también a Dafne, pero ni Dafne dejó de amar al arte ni Brap dejó de apoyar a su hija.

—Deberías ir buscando universidades. — Dijo cuando el semáforo cambió de color. — debe de ser una de las mejores del país.

Valeria solía decirle a su hermana, que ella nunca elegiría el arte como profesión, pero que no era una cosa mala. "Mamá exagera" le decía cuando la mujer severa le describía su futuro.

Brap luchó contra Minerva durante años, le arrebataba la propiedad de la vida de Dafne cada vez que ella la tomaba, y se la entregaba a su legítima dueña. Pero cuando Valeria murió el se retiró de la lucha, y Minerva tomó aquello por lo que tanto había luchado.

La cosa fue empeorando desde entonces, porque ya no eran sugerencias, eran ordenes. Dafne, indefensa y desprotegida, dejó a su madre decidir. Después de que Valeria se fuera a ella ya le daba igual arte que ciencia.

—Lo sé.

En cuanto Dafne puso un pie dentro de la casa huyó a su habitación, se lavó el rostro, se puso su pijama y se tiró en la cama, cogió el libro de biología del suelo y comenzó a leerlo hasta que sus ojos dieron con los ojos verdes de Harry.

Entones no pudo evitar caminar hasta él, coger sus pinceles y terminar el dibujo que empezó. Se reía mostrando sus dientes, y ella sonrió mirando su sonrisa. Sus ojos verdes era lo suficientemente verdes, y su pelo lo suficientemente revuelto.

Se quedó frente a su obra de arte, la miraba orgullosa y enternecida cuando su padre entró en la habitación y se colocó junto a su hija. Esta lo miró, los ojos de su padre no se despegaban de los ojos de Harry.

— ¿Quién es?

—Algo así como un amigo.

—Sus ojos ¿son así exactamente?

Dafne frunció el ceño antes las palabras de su padre y así miró la pintura frente a ella "si" susurró y volvió a mirar a su padre. Él seguía mirando aquellos ojos, eran los de ella, tan verdes, tan puros, tan esperanzadores. Eran los de ella en un rostro que no era el suyo.

Cerró sus ojos durante unos segundos para ver los ojos verdes en su rostro, y los abrió para mirar a su hija. Le sonrió con dulzura, besó su frente y se fue sin decir nada más.

Dafne miró los ojos de Harry "¿Qué le pasan a sus ojos?" pensó, y siguió pensando respuestas a esa pregunta, pero ninguna de las respuestas pensadas tenía sentido.



Ella {EDITANDO}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora