Capítulo: 57

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La verdad de Brap

Dafne entró en su habitación después de darse una rápida y caliente ducha. Allí se encontró con su abuela mirando la pared llena con los dibujos de su nieta, muchos de ellos con el rostro de Valeria. No dijeron nada, ni la que entró, ni la que ya estaba dentro.

Dafne liberó su cabello de la toalla blanca que lo tapaba y luego lo frotó con ella en un intento de secarlo. "No seas muy dura con tu padre, para él tampoco es fácil" Se atrevió hablar Lourdes dándose la vuelta. Sujetaba dos tazas humeantes, una con café y la otra con leche, se acercó a su nieta esta dejó caer la toalla desde sus manos al suelo. Cogió las dos tazas cuando su abuela estiró los brazos entregándoselas.

—Te quiere y podría decirte que por eso no te contó lo que hoy te va a contar, pero sería mentira. Si no lo ha hecho es por miedo y debilidad, su miedo y su debilidad. Puede que por miedo a que lo juzgaras. Y porque tu madre se negó rotundamente a que supieras la verdad de tu padre. — Dafne solo la miraba sin nada que decir. — Tu padre ha perdido a muchas personas. Dafne, no dejes que te pierda a ti también eres lo único por lo que sigue respirando. — Ella no quería perder a su padre ni que su padre la perdiera a ella, pero no era su decisión era la de su corazón una vez que conociera esa verdad tan bien guardada.

Lourdes salió de la habitación sin decir nada más, su nieta se quedó allí mirando las tazas hasta que se dio cuenta que las respuestas no estaban en ellas, entonces salió. Fue hacia el despacho de su padre y ahí estaba él sentado frente a su escritorio. Entró con cuidado de no caer ninguna de las tazas en el despacho de su padre. Brap estaba inmóvil sentado tras su escritorio frente a una carpeta cerrada con sus codos apoyados en la madera y su cabeza en las palmas de sus manos. Tenía sus ojos bien cerrados, hacia fuerza con ellos, los tenía bien apretados. No por no querer mirar esa carpeta cerrada sobre su escritorio, sino por estar recordando aquella verdad que le contaría a su hija en cuanto viniera a por ella. No sabía por dónde comenzar, o eso se dijo a si mismo por miedo a empezar a relatar su historia, esa que acababa con la muerte de su hija mayor, de Valeria. Las historias se empiezan por el principio, se dan los detalles en el momento oportuno para que quien la escuche pueda entenderla sin problema. Brap sabía todo eso, sabía que debía empezar por el principio y acabar por el final, aunque Dafne ya sabía el final, pero aun le faltaba el principio y los detalle. Le faltaban todos los detalles porque si tenía alguno seguramente no fuera más que una mentira que ocultaba una gran verdad, la verdad de su padre, la verdad que Minerva no quiso que supiera.

Empujó la puerta con su pie derecho y antes de darle el último empujoncito con el que la cerraría miró a su padre. Hasta aquel momento en el que lo vio allí sentado, tan indefenso y tan débil como un pájaro de apenas unas horas de vida solo en su nido, no pudo darse cuenta de que no era fácil para su padre contar su verdad. Dio el último empujoncito a la puerta esta sonó levemente y Brap levantó la cabeza. Casi se echa a temblar, nunca le había tenido miedo a su hija pero aquel día en su despacho casi se echa a temblar por la presencia de su hija y puede que fuera por miedo.

Puso la taza de café junto a la carpeta cerrada, su padre la miraba atento. Dejó la taza de leche en el escritorio frente a la silla en la que acto seguido se sentó, su padre seguía mirándola. "Cuanto has crecido" pensó y no dijo. "Qué pequeña era cuando nació, que frágil y que bonita." Al nacer Dafne no paraba de llorar, lloró en las manos de los médicos, lloró en los brazos de Minerva y lloró en los de Brap también, hasta que este besó su frente, que suave era. Tal vez porque ese beso, el primer beso que su hija recibió, la hizo callar Brap había consolado a su hija con un beso en la frente desde entonces. Hasta aquel momento en el que la miraba sin decirle nada, en ese momento no besó su frente, no la iba a consolar, ya no podía. Dafne también calló, se había dado cuenta de que su padre estaba sufriendo buscando las palabras que no encontraba y decidió darle tiempo. Podía esperar unos minutos más antes de escuchar la verdad.

Ella {EDITANDO}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora