Estábamos en la cama. Mi espalda estaba apoyada en el pecho de Derek mientras él me acariciaba la cabeza. Varias cosas pasaban en mi cabeza al inundar el silencio aquella habitación.
-¿Te ocurre algo Karen? -paró de acariciarme la cabeza- Dímelo -me giró hacia él.
-Yo... -Derek estaba atento a mi respuesta- Me gustaría ver a mi madre -Derek se tensó- Hablar con ella. Aunque sean cinco minutos -Derek se levantó de la cama dejándome sola en la cama. Se pasó su mano por la cara, algo nervioso- Señor...
-¡Ya te he oído! -me chilló de repente. Yo, arrodillada sobre la cama, agaché la cabeza, mostrándole sumisión. No quería cabrearlo. Derek suspiró y vino hacia mí- Karen... -me acarició la barbilla- La última vez que te deje verla... -tensó su mandíbula.
-Le prometo que no ocurrirá nada como aquello -le interrumpí- Sólo quiero hablar con ella -Derek miró a otro lado, pensativo- No intentaré nada -añadí para convencerle.
-Está bien -dijo al minuto de silencio- Te dejo porque te has portado bien -yo sonreí, contenta- Pero sólo diez minutos -me apuntó con el dedo.
-Muchas gracias señor -me iba a tirar a abrazarle, pero me lo pensé mejor.
-De nada, preciosa -¿me acababa de decir preciosa? Bajó su mano hasta mi escote. Mordí mi labio inferior al sentir de nuevo su contacto- Anda, corre a vestirte -me susurró en el oído, dejándome con el calentón.
Diez minutos después estaba delante de la celda de mi madre con Derek a mi lado. Uno de sus sirvientes abrió la puerta, dejándome paso para entrar.
-Recuerda -me enganchó Derek del brazo- Diez minutos -me miró serio.
-Si mi señor -le dije antes de entrar en la celda de mi madre.
Mi madre estaba acostada en su cama con loss ojos cerrados. A pesar de ello, sabía que no estaba dormida.
-Mamá -la llamé acuclillándome a su lado. Mi madre abrió los ojos nada más escuchar mi voz.
-¡Mi niña! -y se tiró a mis brazos. Yo la abrazé igual, contenta de ver que estaba bien- ¿Qué... qué haces aquí? -me preguntó con sus ojos llenos de agua.
-Derek me ha dado permiso para verte -mi madre cambió su expresión al oír ese nombre- Pero sólo tengo diez minutos.
-¿Se está portando bien contigo? -me cogió el rostro, preocupada.
-Si, mamá... No tienes que... -me callé al ver como mi madre miraba algo al lado de mi cara, asustada.
-Mi vida... -me apartó el pelo, con los ojos que se le iban a salir de las órbitas- Estás... -me tocó con cuidado el cuello- ... estás llena de mordiscos... -yo puse mi mano justo en esa zona para que mi madre no lo siguiera viendo.
-Mamá, no te alarmes, está todo bien -intenté calmarla, pero aquello la había puesto nerviosa.
-¿Qué esta todo bien? ¡Estás llena de mordiscos de ese...!
-Mamá, ¡soy suya! -le corté- Le pertenezco -dije triste- No tengo más opción que dejar que me muerda -me senté con ella en su cama y metí mi rostro en mis manos.
-Cariño... Te conozco -me cogió las manos y me miró como siempre lo hacía cuando tenía problemas- Tu... No te dejas dominar, vencer tan fácil. ¿Hay algo más?
-Oh, mamá -la miré aguantándome las lágrimas- Creo... Creo que me estoy enamorando de él -mi madre soltó mis manos.
-Cariño... No puedes dejarte llevar con sus encantos -se acercó a mi oído- Es un mounstro -yo me levanté de la cama.
-Eso es lo que crees. Eso es lo que creía -mi madre estaba mirándome perpleja- Es diferente...
-Mi vida, ¿cuántas veces te muerde al día? -pasó su mano por mi cuello, comprobando su estado.
-No sé. Tal vez dos o cuatro -mi madre se quedó anonadada.
-Cariño, sus mordidas te acabarán consumiendo. No puedes dejar que lo siga haciendo.
-¿Es que no lo entiendes? Dependo completamente de él. De sus mordidas -jadeé al pensar en ello.
-Hay una solución -dijo de repente. Yo enarqué una ceja- Es una historia muy larga, pero... ¿Te acuerdas de Dorothie?
-Em, si, claro. Ella ha sido como mi hermana mayor, ¿por qué? -mi madre me sentó en la cama junto a ella, mirando a la puerta para ver que no había nadie.
-Ella puede separarte de Derek -yo enarquë una ceja sin entender nada- Puede hacer independiente de las mordidas de Derek. Puede hacer que ya no le pertenezcas más -mi corazón se paró al oír aquello.
-Karen, ya debes salir -se asomó uno de los vampiros.
-Un momento -y este volvió a desaparecer- ¿De... de verdad es eso posible?
-Si cariño, es posible. Sólo tienes que ir a buscarla al pueblo llamado Maderok -me dijo susrrando para que no nos oyeran.
-¿Maderok? ¿Eso dónde está?
-En el sótano de su casa hay una puerta escondida tras el armario de herramientas. Ella... No se mudó a California, cariño -yo incliné la cabeza- Ve allí y pregunta por ella -el vampiro me cogió del brazo diciendo que ya se había acabado la reunión- Sé que esto es muy raro mi vida, pero tu hazlo, nada más -y el vampiro me sacó de allí, dejándome muy confundida.
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ESCLAVA DE SANGRE
Vampire¿Qué pasaría si un día cualquiera te cogieran y tu vida cambiara para siempre? ¿Qué pasaría si tuvieras que elegir entre tu vida o el que dice ser "tu amo"?