GUERRA DECLARADA

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Desperté sumida en la oscuridad. Intenté utilizar mi visión vampírica, pero no se lo que pasó que no me funcionó.

Me removí inquieta pero no podía mover ninguna extremidad. Es más, ni las sentía. La luz se encendió dañando mis ojos, que los entrecerré para aminorar el dolor.

La puerta de aquella sala soltó un chirrido bastante desagradable. Unos pasos se acercaron a mí, mientras que yo, nerviosa, esperaba que mi visión se recuperara lo más rápido posible.

-Al fin has despertado -me dijo una voz masculina. Apreté los ojos con fuerza y probé a abrirlos otra vez, esta vez, con éxito.

-¿Quién coño eres? -pregunté malhumorada.

-Esa boquita, mocosa -sus manos aflojaron las cuerdas que rodeaban mis muñecas- Éstate quieta o no te aflojaré las cuerdas.

-¿Dónde estoy? -le hice caso y paré de removerme.

-En un sitio seguro -pasó a aflojarme los pies. Si, estaba atada en una cama.

-Eso no ayuda mucho -no sabéis las ganas que tenía de estamparle mi pie en su cara.

-No pretendo que lo haga -terminó con lo que estaba haciendo y se puso a mi lado, mirándome.

-¿Cuánto tiempo llevo durmiendo?

-Cuatro días -ahí estaba, de brazos cruzados, impasible.

-¿Cuatro días? -exclamé. Tragué saliva, por el hambre que iba a tener. Cuatro días sin beber sangre. Eso era mucho... Pero espera. Se supone que debía de estar retorciéndome del dolor que produce el no beber sangre durante tanto tiempo, y... No me ocurría nada de eso- Yo... ¿por qué no tengo hambre? Llevo cuatro días sin beber sangre. Debería de estar... -dije nerviosa.

-¿Para qué querría una caza vampiros beber sangre? -aupó los hombros.

-¿Caza vampiros? ¿Qué dices?

-Vamos a hacer la prueba -cogió un cuchilló que llevaba en un cinturón lleno de armad y se rajó la muñeca. El corte no fue profundo, sólo lo suficientemente superficial para que sangrara.

Lo miré con horror, no queriendo dañarlo. Sabía como eran mis instintos. Me descontrolaban totalmente, y después de tanto tiempo sin alimentarme, podría matarlo.

-Espera -reaccioné. Ví la sangré gotear de su muñeca, y ahí estaba yo, mirándola sin ninguna gana de beberla- ¿Por qué no...?

-Bienvenida de nuevo a la vida, Karen -me sonrió por primera vez aquel chico. Cogió una venda y se rodeó la muñeca con ella.

-¿Ya no soy m-más un vam-vampiresa?
-No. Parece que lo que te dió Marilyn funcionó perfectamente -me soltó definitivamente de las cuerdas- Sólo los caza vampiros más poderosos y con ganas de vivir, son capaces de volver a la vida después de ser vampiro -me senté sobre la cama y me froté las muñecas.

-Estarás de coña. Es imposible que vuelva a ser humana -él rió y dejó las cuerdas sobre una mesa.

-Humana no. Caza vampiros -recalcó- Sólo falta entrenarte, y acabaremos con esos chupasangres.

-Derek... -me acordé de él- Debe de estar buscándome.

-¿Acaso te preocupa? ¿Crees que en verdad le importas? No eras más que una de las muchas vampiresas que tiene -me "deprimí" al oírle decir que no le importaba- Sólo eras su juguete -reaccioné ante aquellas palabras.

-Eh, espera... Se por donde vas, y no. Yo no era su putita. Ya tenía demasiadas para tenerme a mi también en el saco -le respondí, molesta. Me levanté de la cama y me alejé de él lo más que pude.

-Karen. Lo siento. Creía que era así.

-Pues no, no era así -respiré hondo- Mira, no quiero hablar más sobre este tema. No quiero hablar más sobre... él.

-Vamos a dejarlo por ahora, sí -abrió la puerta que daba afuera de esa habitación y me dejó espacio para pasar yo primero- Tienes que comer algo.

-Y esta vez no va a ser sangre -dije con cierta alegría, y él me sonrió mientras que pasaba delante suya- Por cierto, ¿cómo te llamas?

-Kevin.

-Wow, tenemos la misma incial -él soltó una pequeña carcajada y me condujo por unas escaleras que daban abajo.

Cuando llegamos al comedor, toda la gente se me quedó mirando, como si estuvieran viendo un fantasma. Yo me oculté tras mi pelo suelto.

-Hey, chicos -vino una chica que no había conocido nunca. Era joven. Tal vez me sacaría unos dos años, al igual que Kevin- Reunión urgente. Tu también debes de venir, Karen -se dirigió a mí como si me conociera de toda la vida. ¿Por qué todo el mundo conocía mi nombre?

-¿Qué pasa Taylor?

-Ha ocurrido lo que no esperábamos -le miré las manos. Le temblaban demasiado.

-¿El qué? -no pude evitar preguntar.

-Ellos. Los vampiros. Concretamente Derek -al oír su nombre, mi corazón, tras muchos días, por fin se paró. Aguanté la respiración la cual había echado de menos- Sabe que nos hemos llevado a Karen -Taylor y Kevin me miraron- Nos ha declarado la guerra.

ESCLAVA DE SANGREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora