¿CORRESPONDIDA?

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Me levanté a la mañana siguiente muerta de cansancio. Sin ganas de nada, me puse unos jeans, una camiseta de manga corta deporte y me hice un mal moño.

Me lavé la cara para despejarme y me miré en el espejo. Menudas ojeras que tenía. Encima, el pálido rostro que conllevaba el ser un vampiro, no ayudaba en nada. Pero retoqué un poco, y me las disimulé. Ya tenía una cara decente.

Salí de la habitación dispuesta a encajar mis colmillitos en alguna yugular. Si, sabía que eso estaba mal. Y si, no me gustaba semejante idea, pero estaba muerta de hambre.

Bajé al piso inferior, el cual estaba lleno de sirvientes limpiando lo de la noche anterior. Me encontré con Kiky pasando la escoba por el recibidor.

-Hola, Kiky -la saludé, sorprendiéndola. Dió un pequeño brinco para atrás y me vió.

-Oh -dijo recuperando la compostura- Buenos días, señorita Karen -me devolvió el saludo.

-Oh, venga Kiky, ya te dije anoche que me tutearas -le dije con cierto tono de fastidio.

-Me temo que debo dirigirme así hacia usted, señorita -yo puse cara de fastidio- Ya sabe. Órdenes..

-¿Y qué más da? -dije restándole importancia con un ademán de la mano- No se va a enterar nadie -ella negó con la cabeza mientras le daba la última pasada con la escoba- Si te dice alguien algo, yo me echaré las culpas. ¿Si? -junté las manos y le puse ojos de pena. Ella se puso a reírse.

-Si -terminó aceptando- Karen -yo dí palmaditas contentas.

-No sabes lo feliz que me haces -una sacudida me dió en la cabeza, y mis colmillos salieron instintivamente- Lo siento Kiky, yo... Tengo hambre. Eso es todo.

-Señ... Karen -se corrigió- Bebe -se apartó el pelo y me mostró el cuello.

-Oh no, ni loca Kiky -me negué rotundamente. Me condució a la cocina, donde no había nadie.

-No te preocupes. Ya estoy acostumbrada a ello -se acercó a mí.

-Kiky... Aún soy nueva en todo esto... Si empiezo, no pararé y... ¡No quiero hacerte daño! -ella puso su rostro serio.

-Karen, se que si vas a parar... Venga -insistió una vez más. Yo gruñí pero lo hice, por que el hambre me estaba matando.

Encajé mis colmillos en la yugular y absorbí parte de su sangre. Seguía y seguía y no paraba. La Karen humana decía que parara, pero la Karen vampiresa quería más y más. Dejé que mi lado humano me invadiera y me alejé de Kiky, que por suerte, aún se mantenía en pie.

-¿Ves? Sabía que lograrías vencer tu lado chupasangre -yo le sonreí, agradecida.

-Muchas gracias. De verdad. Ya van dos veces que me has dado tu sangre -conté con los dedos.

-Eso hacen las amigas, ¿verdad?

-No las amigas normales -nos reímos juntas, y unas voces hicieron que los murmullos de los sirvientes del recibidor se callaran. Me asomé disimuladamente y ví a Derek y a su querida novia entrando juntos- Ahí están los novios -dije chasqueando la lengua.

-Recuerda. Haz que no te importa -yo le iba a responder, pero la parejita entró en la cocina.

Mis ojos y los de Derek coincidieron, pero enseguida los míos chocaron con los de Rose. Kiky se quedó rígida a mi lado.

-¿Qué haces aquí, Kiky? -qué raro que Derek se dirigiera con el nombre de pila a un humano- Tendrías que estar limpiando -la regañó. La muy puta de su novia estaba amarrada a él disfrutando.

-Yo... -intentó comenzar a hablar Kiky, pero su nerviosismo hizo que tartamudeara y no se veía capaz.

-Me ha dado de su sangre -contesté rápido, antes que le diers un ataque de nervios. Las miradas de los dos pasaron a mí- Me encontraba débil y le dije que viniera aquí conmigo para tomar un poco de su sangre -le dí a entender.

-¿Acaso te he dicho que hablaras? -¿a primeras horas de la mañana y ya tenía que ponerse así de agresivo conmigo?

-No, pero... Mis palabras han salido solas de mi boca -dije poniéndome chula- Siento no poder controlar mis... impulsos -me mantuve fuerte y noté como Kiky sonreía a mis espaldas.

-¿Siempre es así de contestona? -le preguntó Rose a Derek sin quitarme la mirada de encima.

-Estoy aquí. Puedes pregúntarmelo a mi misma. Y si. Al menos hoy, me he levantado con ganas de jugar -pasé por su lado, pasando de sus caras- Adiós Kiky -y desaparecí detrás de la puerta.



Salí disparada a mi cuarto y me senté en el suelo, donde me hundí en lágrimas. Las había estado aguantando desde que había visto a esos dos juntos. Me levanté y miré mi reflejo en el espejo.

-Oh, Karen, deja de llorar -me dije a mí misma. Me limpié el rostro echándome agua. Cerré los ojos con fuerza y obligué a las pesadas lágrimas quedarse dentro de mí.

La puerta de mi habitación fue azotada contra la pared y salí del baño para ver quién había sido el causante de eso. Y ahí estaba: Derek.

-"Genial, ¿tenía que ser él?" -pensé- ¿Quiere algo? -le pregunté, quedando a su vista.

-Me tienes hasta los cojones -dijo con los ojos echando fuego.

-¿Y a qué se debe eso?

-Ayer quería que te comportaras como debías, pero como no, no fue así. Me encuentro anunciando mi compromiso y tu tienes que dejar caer una copa en medio de mi discurso -las palabras le salían a raudales por la boca.

-Mira, no tengo ganas de hablar de esto -le interrumpí. En un segundo, tenía mi brazo sujeto con su fuerte mano.

-Vamos a hablar de esto porque me da la gana -me rugió. Pero yo me rebelé y lo empuje lejos.

-Lo siento mucho. Siento haber interrumpido su discurso de compromiso -le dije ya harta- Va a casarse -le dije más tranquila, y él me miraba atento- Creo que... Yo no pinto ya nada aquí. Sólo ssería un estorbo en su relación -Derek miró a otro lado, pensando- Sobro. Soy capaz de vivir ya sola. De crearme una vida -me estaba doliendo decir aquello. De rendirme tan fácilmente- Lo mejor sería que me fuera -le propuse.

Nos quedamos mirando por un momento. Me gustaría mucho decirle lo que sentía por él, pero sabía que no iba a ser correspondida. Noté cierta ¿tristeza? en su mirada.

Sonó su móvil y miró a ver quien era. Pero no lo cogió. Sólo se limitó a colgar y salir de mi habitación, dejándome con el corazón en un puño.

ESCLAVA DE SANGREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora