AL FIN

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Me encontraba dándole puñetazos a un saco de boxeo, sudada entera. Tenía los puños adoloridos apesar de llevar los guantes de boxeo. No estaba acostumbrada a aquello, pero debía hacerlo si quería patearle el trasero a unos cuantos vampiros.

-Gira un poco la cintura -me cogieron unas manos mi cintura y me colocaron en la posición correcta.

Me giré sobresaltada y me encontré con Jason detrás mía. Este se dió cuenta que no me gustó mucho ese tipo de gesto y se puso algo incómodo.

-Ja-Jason... Qué susto -me aparté el pelo de la cara.

-Si... Disculpa... Estabas dando los toques mal -me señaló el saco. Me dió cierta lástima por él... Pero es que en ese momento... Derek pasó por mi cabeza- Karen, ¿te encuentras bien? -se acercó a socorrerme pensando que me iba a desmayar o algo.

-Si, si -lo paré elevando una mano- No estoy acostumbrada a esto... y estoy muy cansada -le dí una sonrisa cansada y me fuí a mi habitación.

Cuando llegué, me dí una ducha liberándome del mal olor. Me lié en un suave albornoz y me miré en el espejo, apoyando mis manos en el lavabo.

-Oh, dios... ¿Por qué no puedo sacármelo de la cabeza? -me puse las manos en la cabeza, hablando sola.

Un estruendo me hizo saltar sobre el suelo del baño y me giré hacia la puerta. La abrí con sumo cuidado y me llegaron los chillidos de mis compañeros.

Sin pensármelo dos veces, salí corriendo hacia fuera para poder ayudarlos con lo que fuera que estaba ocurriendo. Claramente, me había vestido antes de nada.

Llegué al comedor y la gente con la que me había solicializado estos últimos cuatro días, estaban luchando con otras personas que se movían a toda velocidad.

Miré a otro lado de la sala y ví a uno de los míos con la garganta desgarrada mientras que otra persona se levantaba de su lado con la boca llena de sangre. Me tapé las manos para no dejar que el grito saliera de ella. Vampiros.

-¡Karen! -vino hacia mí Taylor, corriendo- Han venido. Tienes que esconderte. ¡Ya!

-¿Qué? No pienso hacerlo -negué rotundamente- Lucharé con vosotros -sugerí.

-¿Luchar? No sabes ni dar dos puñetqzos seguidos -chilló histérica- Por favor, Karen ven a esconderte -me suplicó más tranquila. Yo me lo pensé pero acabé corriendo lejos de allí.

Salí al pasillo y miré a todas direcciones sin saber adonde ir. Llevaba ya cuatro días allí, pero ese sitio era muy grande y todavía no lo conocía muy bien.

Un vampiro me cortó el paso cuando iba a subir escaleras arriba, y yo comenzé a retroceder.

-Karen -abrió los brazos Jack, sonriéndome y mostrándome sus colmillos- No sabes lo que hemos tenido que remover para encontrarte -seguía avanzado hacia mí- El amo está muy furioso. Muy furioso -recalcó- Y te quiere ya en tus manos.

-No... No... -y eché a correr, decidiéndome al final por salir al exterior.

Comprobé enseguida que fue una muy mala idea. Todo el recinto estaba rodeado de vampiros, acechando, y ahí, en el centro, estaba Derek.

Yo me quedé allí parada sin saber qué hacer. Derek avanzó hacia mí con los ojos echando llamas.

-Al fin te he encontrado.

ESCLAVA DE SANGREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora