DURAS PALABRAS

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Llegué a la puerta de la casa dónde un grupo de vampiros estaban distribuyéndose en busca de mi madre.

Una parte de mí se alegraba de que podía ser libre, pero otra parte de mí estaba preocupada por lo que pudiera pasarle por haber hecho aquello.

Derek llegó detrás de mí y fue a hablar con los vampiros. Yo me pasé las manos por el pelo nerviosa. Aquello no podía estar pasando. Mi madre era tan sólo una humana. Si aquellos vampiros la encontraban, podían hacerle atrocidades.

De pronto, el sentido de mi oído se agudizó, pudiendo oír unos pasos rápidos por el césped. Mi vista se fijó em un punto del bosque y eché a correr hacia allí. Sabía que aquellos pasos eran de mi madre, corriendo.

Derek gritó mi nombre, pero no le hice el más mínimo caso. Gracias a mi velocidad vampírica, llegué a alacanzar a mi madre.

-Mamá -la llamé, llegando a ella- ¡Mamá! -le sujeté del brazo logrando parar a mi madre. Se me quedó mirando atónita, sin poder creerse que estaba justo ahí.

-Mi niña, ¿qué haces aquí? -sus manos recorrían cada centímetro de mi cara.

-¿Cómo que qué hago aquí? Pues estar encerrada -le respondí.

-No... Tú... He oído a lsos guardias diciendo que escapaste. Que te fuiste a Maderok -me dijo perdiendo la esperanza- Cariño... Se supone que te has librado de Derek, ¿qué sigues haciendo aquí? -yo la miré triste y mi madre captó esa mirada. Comenzó a negar con la cabeza- No, cariño... Lo tenías, ibas a ser libre... ¿Qué pasó? -iba a responder, cuando otra persona respondió por mí.

-Murió -esa voz... Derek apareció por entre los árboles, con vampiros que no tardaron en rodearnos a mi madre y a mí.

-¿Murió? Eso es imposible... Si no no estaría... -se interrumpió a ella misma. Sus manos cayeron de mi cara y se quedó pensando, cambiando su expresión a una de temor. Yo me eché unos pasos para atrás, no quería asustarla estando tan cerca cuando llegara a comprender lo que era- Mi niña... -dijo al fin- Tú no... -lloró.

Yo aparté la mirada. No quería que me viera. No quería que viera que era un mounstro. Mi madre dirigió su mirada a Derek.

-Tú... ¡Has sido tú! ¿¡Por qué!? ¿¡Por qué tuviste que coger a mi hija!? -los vampiros la cogieron antes de que llegara a tocar a Derek. Comenzó a sacudirse, pero no podía soltarse.

-¡Dejadla! -aparté a los vampiros de ella para que no la agobiaran. Mi madre cayó al suelo, de rodillas- Mamá, escúchame... Él me salvó... -intentaba encontrar un buen argumento que ni siquiera yo me iba a creer, pero sólo quería calmarla.

-Cariño, creéme. Vas a preferir haber muerto que ser lo que eres ahora -elevó sus ojos rojos de tanto llorar hacia mí- Mi hija nunca, nunca, va a llegar a ser cómo tú -miró a Derek, dl cual miraba la escena con diversión. Soltó una carcajada, lo que hizo callar a mi madre.

-Tu hija es ahora una de los míos -se posicionó al lado mío- Es una vampiresa -le recordó a mi madre- Ya es igual que yo.

-Aprenderá la manera de controlarse... No dañará a las personas... -decía mi madre más a ella misma que a Derek.

-¿Si? Traedla -los vampiros trajeron a una niña que quería soltarse pero no podía. La tiraron enfrente de Derek- Vamos a ver lo buena que es tu hija -y con un cuchilló, le rajó el cuello a la niña, la cual comenzó a llorar de dolor.

La sangre caía, me llamaba... Mis colmillos salieron una vez que mi nueva yo me volvió a controlar. Me tiré a la niña, chupándole la sangre, quitándole la vida. Me aparté finalmente de ella, saciada.

Mi madre miraba con horror la escena y yo me percaté de ello. Fue entonces cuando comprendí lo que había hecho una vez que volvió mi humanidad.

-Otra vez... -me tapé el rostro, muerta de la vergüenza por tener a mi madre ahí delante, que había contempladonla escena.

-Tenías razón -le dijo Derek a mi madre- Nunca llegará a ser tal mounstro -dijo serio, mostrándole que había vuelto a ganar la partida.

-¿Por qué no estás haciendo esto? -preguntó mi madre, dolida.

Mi madre me miraba sin creerse que su hija había matado a una niña. Derek siguió la mirada de mi madre y acabó en mí. Se irguió y con su mano, me indicó que me acercara. Hice lo que me pidió y apartó el pelo de mi cara.

-Por el simple hecho de hacerte pagar por toda la mierda que has echado a los de mi raza -se dirigió a mi madre con asco- No sabes lo orgulloso que me siento al saber que tu generación ya no va a seguir -rió de una forma bastante tenebrosa.

-Aún sigo teniendo a mi hijo -le contestó.

-Pero tus afortunados genes no han terminado en él. Admítelo. Tu hija se ha convertido en lo que siempre has luchado para que desapareciera -le dijo mientras pasaba su mano por mi cintura.

-Eres un hijo de puta -nunca había visto a mi madre mirar a alguien con tanto odio.

-Esperad... ¿De qué estáis hablando? -me interpuse en su conversación, en la que el tema principal era yo- ¿Qué genes? -ellos giraron sus rostros hacia mí.

-Nunca te lo ha contado, ¿verdad? -me preguntó Derek, contento de lo que iba a hacer a continuación- Tu madre es una caza vampiros -me dijo a pesar de que mi madre le gritó que no lo hiciera- Nunca nos hemos llevado bien por ese pequeño inconveniente -yo miré mi madre sin entender nada- Su sangre de caza vampiros corría por tus venas. Pero una vez convertida en vampiresa... Ha desaparecido, para siempre -yo me quedé mirando a la nada, intentando asimilar todo aquello.

-Cariño, escúchame -al no estar sujetada por los vampiros, vino hacia mí, pero cuando hizo el amago de tocarme yo le quité su mano de un manotazo.

-¡No me toques! -me aparté de ella bruscamente- ¡Me has estado mintiendo todo este tiempo! Así es como murió papá, ¿verdad? Intentando matar a unos vampiros -mi madre me miraba con pena, todo bajo la atenta mirada de Derek- He vivido en una mísera mentira. ¡Has sido tú la culpable de que haya acabado así! -la acusé con el dedo.

-Todo tiene una razón -volvió a venir hacia mí, pero con la furia que tenía interna, la repelí con los colmillos.

-No quiero escucharla -le dije con los colmillos, clavándose en mi labio inferior- No quiero volver a escucharte nunca más -y en un pestañeo salí de allí, sintiendo el dolor de esas duras palabras que le había dedicado a mi madre.

ESCLAVA DE SANGREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora