Torre Avengers, Manhattan, New York. EE.UU.
Lo agarre del borde de la camisa y lo atraje hacia mí, en un solo movimiento ya lo tenía a solo milímetros de mis labios, sonreí de lado maliciosa y lo bese.
Si lo siento, soy culpable pero no pude evitarlo, sus labios con sabor a licor y muy atrás esa combinación con menta que hacia el beso tan electrizante y fascinante. Él no me detuvo, de hecho a duras penas trataba de seguir el beso, me toco ponerme de puntas para tratar de alcanzarlo pero después de unos segundos él se agacho y agarro mis caderas para poner mi trasero sobre la baranda.
Ojala nadie este viendo esta escena.
El beso siguió tan electrizante que solo se vio interrumpido porque perdí el equilibrio y tuve que separarme de él. Casi me caigo hacia atrás si no hubiera sido porque él me tenía de la cintura y yo lo tenía del cuello.
- Ups.
Me baje lentamente del barandal y le di unos golpecitos en el pecho para después pasar por su lado y bajar con el resto de las personas. Pase vitoreando y sonriéndole a todo el mundo hasta llegar al laboratorio de Stark, sin prender las luces, encendí la computadora y pase la tarjeta de acceso que le había quitado a Steve.
¿Qué? A caso creyeron que solo era iba a darle un dulce beso al Capi sin sacarle provecho, vale sí, soy algo maliciosa pero es por una buena causa, además Tony no me ha dado una tarjetita para acceder a Jarvis.
Lo siento tenía que hacerlo, solo jugué un poquito con el Capi.
- Buenas noches, señorita Becky, ¿Necesita algo? –la decente voz de Jarvis hizo presencia haciéndome sobresaltar.
Si comienza a hablar alto, me descubrirán y toda mi cuartada habrá sido para nada.
- No, Jarvis, estoy bien. Es solo una visita.
Empiezo a introducir códigos en la computadora rápidamente. La luz que emana la computadora me ilumina el rostro un poco, digito unas cuantas cosas y me pongo alerta porque en cualquier momento Tony podría aparecer y me metería en problemas. Lo único que quiero es acceder a los protocolos de Jarvis para poder tenerlo como mi ayudante sin que nadie se dé cuenta, desde Jarvis podre acceder a las cámaras del edificio, aunque tenga un programa que ya lo haga, Jarvis haría mi trabajo más fácil y en resumidas cosas podría acceder a la misma cuenta bancaria de Tony, aunque siendo sincera esa es la mejor parte...Uh, también podría manejar a la industria Stark en secreto, soy una genio.
Ahora si podre acceder completamente a los protocolos de Jarvis sin ser detectada, solo necesitaba esa tarjeta de Steve y ya, mi vida se arregló.
- Señorita Becky, cre-o que no debe-ria...
Y listo. Me introduje en la memoria madre de Jarvis, claro que no lo voy a desactivar y hacer que quede solo para mí porque hay si sospecharían y eso sería terrible. Conecto la esfera informática y pasa una copia de Jarvis rápidamente. Lo activo de nuevo y salgo rápidamente del laboratorio.
Entre y salí sin ser detectada. Paso de nuevo entre la multitud, me dirijo a la barra y me siento en un taburete junto a la barra. Nat es la que está detrás de esta pasando copas de lado a lado, me pasa una de no sé qué pero no preguntare.
Me mira y me sonríe, tiene una linda sonrisa.
- ¿Qué es lo que paso allá arriba? –pregunto susurrando.
Ya le había dado un sorbo a mi copa pero ella al preguntar hace que me atore con el líquido. Siento como mis mejillas arden y no sé porque, se supone que ya había hecho eso antes, incluso solo le di un beso en el museo pero ahora que ella lo preguntaba hacia que me sintiera como una cría de 15 años, maldito Rogers.
- ¿Qué paso, de qué? –respondo con otra pregunta haciéndome la desentendida.
- Ay no te hagas, Rabeka, lo vi todo. Especialmente cuando tu bajaste primero y después él, mas rojo que un tomate. De hecho me parece que tenían el mismo color.
Demonios.
Un Tony algo ya cansado, sale con Pepper a su lado dando órdenes de que todos ya deberían ir a sus cunas, en pocas palabras está acabando la fiesta.
De igual manera todos se van y nosotros como residentes lentamente nos vamos desprendiendo del desorden que se produjo. Bueno, en realidad yo soy la que se queda acomodando el desorden porque todos ellos se fueron a sus camas, incluso Nat que estaba en la barra.
Muevo los dedos de manera que las cosas vuelvan a su sitio, los papeles se recojan en una caneca y así todo vuelve a la normalidad, como si nada hubiera ocurrido. Me tele transporto a mi cuarto, donde todo el día estuvo Fueguito jugando X-box, un X-box que le regalo Pepper.
- Casi que te quedas a dormir con el Capitán América... –refunfuño apenas me vio a su lado.
Abrí la boca indignada y lo fulmine con la mirada.
- ¡¿Discúlpame, enano?! –exaspero.- pero de cuando aquí tengo que rendirte cuentas de lo que hago y no hago. Además estas en uno de los edificios más seguros, rodeado de los mejores superhéroes y tú te alteras porque te dejo un día solo, además tienes comida de sobra –dije señalando la enorme montaña de comida que hay en un rincón, que va desde refrescos y sodas hasta paquetes de papas y demás cosas.
- Este bien pero la próxima vez llévame contigo. Me hacen falta las aventuras... -dijo susurrando.
- Ya cállate, enano –dije dando por terminada la conversación. Él suelta un bufido de indignación y se sube a la enorme cama que hemos compartido los 2.
Apago el televisor y me acuesto a su lado, acariciando suavemente su cabello hasta que se quede dormido. Y así lo hizo, después de unos minutos se dejó llevar por los brazos del sueño quedando dormido profundamente.
Este niño es tan especial que hace que se me cristalicen de tan solo pensar que un día tendré que dejarlo atrás e irme lejos de él porque seré un peligro tanto para él como para los demás.
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Green Demon: REPUTATION Ϟ STEVE ROGERS/CAPITAN AMERICA.
FanfictionRebeka Lynch, era un fantasma para el resto de la galaxia, se empeñaba por hacer que eso siempre fuera así o eso era lo que creía porque iba de aquí allá causando problemas haciéndose notar. Tenía encima una profecía ya que su nombre había sido escr...