Rebeka Lynch, era un fantasma para el resto de la galaxia, se empeñaba por hacer que eso siempre fuera así o eso era lo que creía porque iba de aquí allá causando problemas haciéndose notar. Tenía encima una profecía ya que su nombre había sido escr...
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Aparezco en un callejón cerca de la tienda donde sé que esta Natasha, pasare desapercibida hasta que decida bien que hacer para salvar a Natasha.
Entro a la tienda que antes vi y si, se siente como un dejavu. La cajera apenas me dice algo pero es mejor actuar antes que dejar cabos sueltos.
La agarro del brazo tomándola por sorpresa.
- No harás nada, estarás aquí esperando a que alguien llegue, si es así, no lo dejes pasar –ordene y un brillo verde paso por sus ojos.
Me escabullo entre los estantes de la vieja tienda, porque sí que es vieja, la pintura está cayéndose por pedazos y el techo tiene mucha húmeda.
Llego hasta una puerta verde y la abro empujándola con el hombro. Mientras me preparo para cualquier cosa, me fijo en que no hay mucha iluminación pero se puede divisar el lugar, en el fondo hay otra puerta, desde aquí se escuchan las risas de hombres, bingo.
Acelero el paso y acerco el oído a la puerta, se siguen escuchando sus risitas pero al final el quejido de alguien, Natasha.
No hay plan A, ni plan B, es ahora a nunca. Dejo la mochila junto a la puerta y la abro de un solo golpe con el pie, los hombres me observan sorprendidos y en un rápido conteo son como diez.
Sonrió nerviosa.
Uno se atreve a apuntarme con el arma que es una ametralladora m60, el resto lo imitan y ahora tengo diez de esas cosas apuntándome. Ladeo una sonrisa y en un rápido movimiento de dedos, las armas se elevan como plumas en los aires y después quedan adheridas al techo.
- Bien muchachos, hagámoslo como en los viejos tiempos –dije tronándome los dedos y cuello.
Ellos miran asustadnos las armas que ahora están en el techo y luego bajan la mirada hacia mí. Me adentro más en la habitación y en el rincón veo a Natasha amarrada e inconsciente.
Comienzo a hacer un trotecito de niña pequeña en medio de ellos que están en círculo.
Ubico rápidamente al que los dirige y me detengo frente a él, dándole una mirada retadora.
