Rebeka Lynch, era un fantasma para el resto de la galaxia, se empeñaba por hacer que eso siempre fuera así o eso era lo que creía porque iba de aquí allá causando problemas haciéndose notar. Tenía encima una profecía ya que su nombre había sido escr...
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Día 16.
- Vamos, Lynch. Me dijeron que resistías más, creí que eras más fuerte –su irritante voz me hace levantarme del suelo lleno de sangre y lanzarme sobre ella para comenzar a golpearla con todas mis fuerzas.
Estoy a horcajadas sobre ella mientras le golpeo el rostro, la agarro del cabello y comienzo a aplastar su cabeza contra el suelo. La sangre saliendo de su nariz me hace sentir culpable pero a la vez satisfecha porque yo tengo heridas peores.
La bestia en mi interior se siente satisfecha de que este haciendo algo sangriento sin su supervisión. La escucho murmurarme cosas, esta orgullosa de que sea yo.
Su piel morena irradia con el sudor y la sangre, todas las luces se prenden y me bajo del cuerpo inerte de la morena, es la número 12.
Después del encuentro con Gita me han puesto a pelear con mujeres de compostura más pesada que la mía, obviamente son alteradas con alguna cosa pero tienen entrenamiento militar y golpean fuerte las desgraciadas esas.
La primera vez que me metieron en la habitación poco iluminada sentí mucho miedo, pensé que me habían echado a algún monstruo que me comería viva pero cuando la vi salir de la oscuridad me dio más miedo, luego comenzó a golpearme y no podía hacer nada, mis energías estaban de vacaciones y no podía utilizar mis poderes, luego entendí lo que trataban de hacer, querían que me enfrentara a personas para ver mi rendimiento.
Vienen a llevarse el cuerpo de la mujer y me dejan hay en ese reguero de sangre, observo a todos lados y después de minutos de esperar, llegan por mí y me devuelven a mi nueva habitación, una que tiene en la ventilación acónito, que me deja débil e inestable, dejando imposible escaparme. Oh por cierto la comida, si eso, bueno... sigue siendo un asco, me dan como dos pequeñas cucharadas, dos veces al día.
Moriré de hambre.
Día 17.
- Levántate... –su voz, si su dolorosa y dulce voz, me hace girar la cabeza en dirección de la voz y lo veo parado en el umbral de la puerta.
Luce tan cansado que me dan ganas de correr a él y preguntarle que le paso, tiene en el rostro ligeros cortes.
Le sonrió pero de repente escupe algo rojo y caliente que cae en mis brazos, estoy delante de él pero no sé a qué horas me levante de la cama, cae al suelo de rodillas y lo atrapo en el aire para que su cabeza no se golpee y le saco el cuchillo que tiene enterrado en la espalda.
Comienzo a llorar mientras acomodo su cuerpo para poder ver sus ojos azules, tiene algunas lágrimas retenidas.
Le acaricio el rostro sucio pero cuando estoy a punto de decir algo, su mirada cambia rápidamente y se convierte en una mirada de odio y enojo.
- Me mentiste, eres un monstruo, eres igual a tu padre. Te desprecio tanto, no quiero volver a verte.
Me levanto de golpe, estoy sudando, el cabello empapado cae sobre mi rostro. Mi cuerpo tiembla por las palabras que salieron de la boca de Steve en mis sueños o mejor dicho pesadillas.
