Ubicación: DESCONOCIDA.
Día 10.
- Lo lamento, Becks. Me temo que has vuelto con nosotros.
Esas palabras taladran en mi cabeza, aunque no lo quiera creer, Mike no es de confiar. Sé que estarán muy confundidos con quien es Mike, bueno, Mike es una de las pocas personas que creía en mí, me protegía a pesar de querer matarlo siempre.
Recuerdo la primera vez que lo vi, con sus resplandecientes ojos claros, sonriéndome al otro lado de la fogata, éramos niños, sin padres, sin familia, sin nadie que nos amara. Teníamos aproximadamente 12 años, si y digo niños porque donde estábamos apenas se conocía la maldad. Mike Michells, padres muertos en guerra, una guerra la cual produjo Atlas, no sé si lo sabrá o si lo sabe y estará aquí por algo pero lo que sé es que lo que me dijo esa vez en esa habitación cambio todo lo que sabía de él.
Mike Michells, Londres, Inglaterra. Con él hui al Tíbet, él me acompaño en toda esa travesía en la cual apenas lograba controlar mis poderes, si apenas lograba hipnotizar a las personas en un tiempo. Llegamos al Kamar-taj juntos y Ancestral nos acogió muy bien, no sabíamos porque pero allí no nos trataban como vándalos y no, nos querían matar.
Luego vino Atlas, cuatro años después a destruir todo y aquella vez puedo recordar muy bien como las llamas se lo llevaban, recuerdo sus gritos y los míos, sus ojos iluminados por el fuego.
Un tenebroso recuerdo ahora mismo desearía borrarlo permanentemente de mi memoria y dejar que se vaya, con él. Porque sé que no debo seguir teniéndole ese cariño de antes porque ese cariño me hará débil y no podre acabar con él.
Bueno pero ahora volvamos al presente donde tengo un feo uniforme rojo y en un lugar que desconozco, encerrada tal vez en las catatumbas del lugar donde estoy, porque el olor a moho y a sangre penetra mis fosas nasales.
En los días que he estado aquí, me han torturado más de lo que hacían antes, las descargas eléctricas son más potentes al contacto con mi cuerpo lleno de agua, las extremidades me duelen como un demonio y ni hablar de la comida, la cual no existe para mí, no he vuelto a probar un bocado desde la cena de Tony, debí ver comido más piernas de pollo cuando pude.
El sonido de la ruidosa reja me hace levantar de golpe con las pocas fuerzas que tengo. Dos re chonchos guardias están parados en la puerta me miran serios y luego proceden a hacerme levantar de mi cochinero privado. Cada uno de me coge de un brazo cuando me han puesto las esposas que entre más te mueves más te aprietan.
Me comienzan a arrastrar por el poco iluminado pasillo y luego nos subimos a un elevador, ellos hablan y muestran sus identificaciones y la caja metálica comienza a moverse. Después de un corto viaje en el elevador, las puertas se abren y salimos de ahí, tengo la mirada gacha, el cabello húmedo por el sudor me cae en la cara y los pies se estrujan uno contra el otro cada vez que trato de caminar, alzo un poco la mirada y veo a Mike al otro lado de una reja, tal vez para ahora si matarme o para volver a torturarme, no lo sé.
Después del primer encuentro es la segunda vez que lo vuelvo a mirar.
A mitad del pasillo me han vuelto de visita las fuerzas así que las utilizo para darle un codazo a uno y al otro pisarlo y después también regalarle uno de mis codazos en la cara de cerdo que tiene. Al primero que había golpeado vuelve a recomponerse y trata de agarrarme pero le doy un cabezazo pero mis fuerzas hay pierden su energía y como es obvio que ellos son más grandes y más fuertes me agarran por el cuerpo mientras yo me retuerzo como gusano en sus enormes brazos. Al final dejo que me lleven donde sea que me lleven y dejo de protestar y soltarles palabrotas.
Me dejan en una habitación que nunca había estado pero no me sorprende porque hay una silla inclinada donde identifico las muñequeras y tobilleras que me harán quedarme hay.
- ¡No!, ¡No!, ¡No!... Oigan por favor ¡No! No quiero más electricidad –comienzo a protestar.
Una risita cínica me asusta más y ahí es cuando entiendo quien ha sido el responsable de las descargas eléctricas o debo decir la responsable.
- ¿Ahora te atreves a hablar? Recuperaste la voz, Rebeka –hablo tan descaradamente, característico en ella. Estaba saliendo de su escondite entre las tinieblas.
Luce más joven de lo que debería pero no me sorprende tiene toda esta tecnología y a los mejores genetistas del mundo, se nota que no tiene nada más que hacer.
- Oh, no estás tan vieja como pensé –le dije cortante forcejeando.
Ambas nos comenzamos a ver frívolamente, ella señala la silla y comencé a retorcerme como un gusano de nuevo. Los chonchos como pudieron me acomodaron en la silla a pesar de mis gritos, protestas y arañazos.
- Pensé que eras más inteligente, Rebeka pero veo que no has madurado nada.
Le suelto una risita y ella me coge la cara con una de sus garras, los kilos de maquillaje y los años bajo una máquina para ocultar las arrugas se notan, acerca su rostro al mío y sonríe de lado.
- Lastima que seas tan terca e insolente, serias una excelente soldado.
Me suelta y siento mi cuerpo arder cuando activa las descargas. Todo a nuestro alrededor se remueve pero a ella no le importa, con tal de que yo sufra ella es feliz. Mis gritos desgarradores pueden llegar a escucharse por todos los pasillos del establecimiento, lo sé, porque puedo sentir las demás personas sufriendo por mis gritos, segundos después ella y los chonchos se le unen. Se agarran la cabeza soltado quejidos.
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Green Demon: REPUTATION Ϟ STEVE ROGERS/CAPITAN AMERICA.
Hayran KurguRebeka Lynch, era un fantasma para el resto de la galaxia, se empeñaba por hacer que eso siempre fuera así o eso era lo que creía porque iba de aquí allá causando problemas haciéndose notar. Tenía encima una profecía ya que su nombre había sido escr...