Rebeka Lynch, era un fantasma para el resto de la galaxia, se empeñaba por hacer que eso siempre fuera así o eso era lo que creía porque iba de aquí allá causando problemas haciéndose notar. Tenía encima una profecía ya que su nombre había sido escr...
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Me levanto de golpe. Recuerdo lo sucedido en el puente y suspiro. Todo ya estaba planeado y no pude tan siquiera hablarle, escapo como siempre haciendo que yo pagara las consecuencias. Creo que estoy con los vengadores en un Quinjet, si, si estoy con ellos porque siento muchos ojos curiosos encima de mí.
Muevo el brazo para que se acomode al hombro y esta tráquea, me levanto lentamente tratando de asimilar lo sucedido viendo a mi alrededor.
Es lo único que logro articular, pero de todas maneras sé que él debe de estar por aquí.
- Cálmate, él está aquí –responde el Capitán America y suelto un suspiro.
Estoy sentada en el suelo arropada con una toalla, debieron ponérmela por lo que caí al agua y todo eso, lo bueno de ver caído al agua y ver estado inconsciente, es que no tuve pesadillas.
- ¿Quién me salvo? –pregunte sobándome la cabeza.
Mire alrededor y todos están sentados a excepción de Thor, este estaba recostado de brazos cruzados en la esquina derecha, Natasha y Barton están sentados en el lado derecho, Natasha está en el último asiento. El capitán está a mi izquierda y no tiene su famosísimo casco azul puesto, así se puede admirar sus cortos cabellos rubios.
Vuelvo la mirada a la famosa Natasha Romanoff, se mira tan inocente y como si no pudiera matar a una mosca. Ella levanta la mirada y se da de cuenta de que la miro y se remueve en su asiento.
Si fuera la verdadera estaría al lado de ella hablando de sus excelentes tácticas de pelea cuerpo a cuerpo y no es por alardear pero tal vez le enseñaría algunos trucos míos.
El Capitán América se levanta de su asiento y pregunta-. ¿Todo está bien, señorita...?
- Soy Becky –contesto y le sonrió de lado.
Le extiendo la mano para que me ayude a levantar del duro metal donde estaba antes acostada y él sin ninguna objeción me ayuda. Al estar ya de pie y más o menos estable, me fije que había quedado muy cerca de él solo habían como 4 cm de distancia.