Rebeka Lynch, era un fantasma para el resto de la galaxia, se empeñaba por hacer que eso siempre fuera así o eso era lo que creía porque iba de aquí allá causando problemas haciéndose notar. Tenía encima una profecía ya que su nombre había sido escr...
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Mi corazón late con frenesí en cuento tres hombres me acorralan apuntándome con sus armas. Muevo las manos en secreto y en menos de nada sus armas los golpean y luego están apuntando a sus cabezas.
- ¿Donde está Gita? –pregunte con la respiración irregular cuando la máscara se levanto dejando a la vista mi rostro.
Al no obtener respuesta suelto un grito de frustración y los envió a volar lejos de mi camino. Hemos peleado por mucho tiempo, somos solo cinco como contra mil y el tiempo se nos está agotando, al igual que la fuerza.
Para mala suerte nuestra, Gita no está por ningún lado, es como si solo hubiera puesto un punto para nuestra caída sin su presencia. Odio cuando estas cosas pasan y lo peor, es que no puedo siquiera ubicarla telepáticamente.
Estamos jodidos.
De repente, un extraño sonido como el zumbido que provoca la electricidad interrumpe la pelea y todos guardan silencio con completa confusión, de la nada lazos tipo cadena salen del suelo incrustándose en los cuerpos de los soldados que se encuentra en el camino. Todos empiezan a correr por sus vidas olvidándose por completo de su deber como asesinos profesionales, juro que veo como uno pasa junto a mí gritando como niña. Lo primero que viene a mi cabeza es que parecen los brazos de un calamar emergiendo de la tierra.
- ¡Busquen un punto estratégico y escóndanse! –ordena Clint por el auricular.
A lo lejos veo como la melena roja de Nat se mueve entre los arboles hasta subirse cual ardilla a un árbol. Por otro lado Thor invoca unos cuantos rayos y luego golpea el suelo con su martillo, eso provoca que las cadenas que estaban a su alrededor a punto de atacarlo, vuelvan a sumergirse en la tierra. No veo por ninguna parte a Clint, así que supongo que ya se escondido y por último el paradero de Stark está fuera de mis intereses.
Empiezo a correr sintiéndome como si el suelo fuera de la lava o alguna cosa por el estilo porque miro donde pisar.
- Creo que ubique nuestro calamar –informa Stark por el auricular y gruño porque de cierta manera estaba tardándose.
- Algo tarde, ¿no crees? –exclamo retrocediendo unos pasos antes de interponerme en el camino de una cadena que atraviesa el cuerpo de un soldado que estaba corriendo por su vida.
- Tu no digas nada, solo estas corriendo como niña.
Para mi mala suerte, mi pie tropieza con algo en el camino como típico cuento de princesa y termino de bruces contra el suelo. Me quejo porque me golpe muy duro en la nariz y cuando pretendo levantarme, el zumbido de nuevo vuelve pero esta vez lo escucho más cerca.
- Hola, ¿me recuerdas?
Trago saliva cuando su mirada fría se posa sobre mí y la miro algo temerosa.
- Mierda... –murmuro.- muchachos, creo que la encontré también.
De sus brazos desprenden las cadenas y una de ellas me agarra con una agilidad sorprendente apretando mi torso hasta el punto que escucho algunos huesos crujir.
