Idiota

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RYAN PDV 

Me siento perdido, más bien siento que he olvidado algo y lo peor de todo es que no puedo pasarlo desapercibido, es como si en mi cabeza se hubiera activado una alarma que no deja de retumbar.

No soy una persona olvidadiza, es como si me hubieran bendecido/maldecido con una buena memoria, pero en estos precisos momentos he perdido algo que no recuerdo ni qué es.

Paseo mi mirada por todo el salón a pesar de saber que aquí no podría haber algo que me importara. Aunque puede haber algo que me recuerde que he olvidado.

No veo más que personas de espaldas y al profesor García escribiendo con rapidez en la pizarra ¿Sería presumido decir que ya sé el tema que está tocando?¿O lo sería el corregir al profesor porque se escribe "tu" sin tilde cuando hablamos de un adjetivo posesivo?

Quito esas ideas de mi cabeza a penas noto como la puerta del aula es abierta de forma estrepitosa. No lo niego, me asusté un poco. 

El visitante es un ella, y esa ella un chica castaña ¿y que más chicas castañas pueden llamar mi atención que no sean aquellas que se llaman Dylan?

Veo como parece disculparse con el profesor, intento escuchar pero no logro entender casi nada, así que me limito a ver e imaginarme lo que dicen.

La castaña tuvo suerte, con esas pintas no podría pasar desapercibida por los inspectores, parece que a ellos no les interesa mucho evaluar la clase de español. 

Sin vergüenza alguna la recorro con la mirada. Tiene mala pinta, como si se hubiera agarrado a puñetazos con una manada de gatos callejeros. Cabello revuelto, medias caídas, falda un poco más alta de lo normal y el saco colgando del hombro. 

Esquivo la mirada a penas veo como el profesor parece darle permiso para sentarse. Recuerdo la primera clase, la castaña se había sentado adelante, lo sé porque no pude ignorar su presentación ese día además de que el nombre Dylan no lo tienen todas las chicas castañas del lugar. 

Quiero soltar un suspiro de alivio al llegar a la conclusión de que ella va a estar lejos, la quiero lejos a decir verdad. El encuentro con Dylan la otra mañana no me hizo bien, no para la sanidad mental porque no hizo más que llenarme de mierda la cabeza.

-Hola - Oigo a lo lejos, pero la voz familiar hace que vuelva en mí. Rápidamente giro la cabeza y no es ni más ni menos que la castaña sonriente.

No puedo evitar pensar en que esto es una cruel broma del universo. No la quiero cerca y se sienta a mi lado, genial.

-Hola - Intento sonar normal, pero ahora ya ni sé que significa eso.

Vuelvo mi mirada al pizarrón. Hablar lo menos posible con ella debe ser la solución, aunque a veces el tiempo libre es peligroso para alguien con mucha imaginación.

Unos minutos más y antes de que mi mente se llene de teorías locas acerca de las posibilidades de que mi amigo y la castaña se conozcan, ya siento como un papelito es depositado en mi mano. Bajo la mirada y ahí está el trocito de papel con letras en rojo.

¿Es que no puede simplemente ignorarme como la gente normal? ¿Por que es necesario hablar con la persona a tu lado? ¡Malditas normas sociales!

Un "Que tal" con linda caligrafía me saluda. Tomo mi lapicero negro, una que otra palabra y listo, se la devuelto sin siquiera intentar mirarla. Mantengo la mirada en frente fingiendo que la clase del profesor García es lo más entretenido del mundo.

Rápidamente recibo respuesta ¿Es que acaso no tiene que prestar atención a clase? 

Así empieza una ida y vuelta de mensajitos que lo largo de la pequeña "conversación" no  hacen más que hacerme enfadar, y no con ella, no podría hacerlo con ella por ser ella, el problema es conmigo, por no ser como soy siempre, el no poder ignorarla por lo menos en una ocasión no hace más que cabrearme.

Ella es míaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora