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ADICTO

Y sin querer, Logan West me hizo adicto.

Como toda adicción esta empezó de a pocos, yo no iba a buscarlo tan seguido, ni él venía a ofrecer su mercancía con frecuencia, pero era suficiente para querer regresar por más. El tiempo que compartíamos era escaso, solo se basaba en el intercambio, dinero por la pastilla de colores, esto a base de besos bruscos. La simpleza del trato me gustaba.

No me sentía enviciado con el producto que él me daba, me sentía adicto a él estando conmigo.

Otro factor para que nuestro tiempo fuera escaso, era uno tan obvio que West no tenía la necesidad de siquiera mencionarlo. Cuando lo veía al lado de la chica, simplemente una muralla invisible se interponía, y no solo para mí, parecía que todos en el lugar sabían que cuando el traía a la chica, nadie podía ni mirarlo. Y parecía que ellos tampoco necesitaban más, siempre los veía sonrientes, tomados de la mano o él abrazándola, pero siempre juntos.

En esas noches en las que sabía no iba a tener nada de su parte, me enfoqué en divertirme, en conocer a todas esas personas que antes ni siquiera habían llamado mi atención. Y una de esas noches conocí a Kendall, una chica tan directa como divertida que sin más se volvió mi compañera de fiestas, aunque claro, no sin antes romper esa tensión sexual que nos rondaba cada que nos veíamos.

- ¿Quién es la que siempre acompaña a West? - Pregunte cierto día, después de salir huyendo de un evento que fue intervenido por la policía. Kendall era la chica de las respuestas a todas mis dudas, por eso me atreví a calmar mi curiosidad de una vez por todas.

La chica, quien se encontraba recostada en el capó de su auto, responde sin inmutarse - Se llama Dylan, es su novia de siempre, y que yo sepa, no, no tienes ni una puta oportunidad con ella - Separo mi mirada de la silueta de la rubia y la dirijo al cielo. Eso me gustaba de este lugar, las estrellas se podían ver.

Me limito a asentir a pesar de que Kendall no puede verme, pero creo que tampoco esperaba respuesta.

Después de esta platica no pude dejar de darle vueltas al asunto ¿West era una especie de Tyler?

La siguiente ocasión en la que pude estar cerda del castaño fue en la parte trasera de un local en el que se estaban haciendo unas peleas, en esa ocasión ya no pude callar a mi curiosidad y antes de que West llegue a meter la pastilla a mi boca, hice la pregunta - ¿Quién es la chica de siempre?

Eso bastó para que la cercanía que teníamos se esfumara, para que deje de sonreír y me mirara con el ceño fruncido, claramente molesto - Te dije que ni la miraras - Su tono es sombrío, tan opuesto a hace segundos, cuando se le notaba tan ligero y despreocupado como siempre.

Insistí, él se veía cada vez más molesto, pero me sentía una tanto más seguro, si no me había intentado ahorcar hasta ese entonces todo bien, ¿no?

Había visto a West explotar por lo más mínimo, pero a mi parecía tolerarme.

Veo como se pasa una mano por el rostro y me da la espalda - Es mi prima ¿Contento? - Está bien, esa respuesta no me la esperaba.

- ¿Prima? ¿Y qué clase de relación incestuosa llevan? - Supe que no debí decir eso apenas la mirada furibunda de West se posó en mí, pero tampoco podía detenerme. Cuando me ponía en el papel de cabrón, me ponía en el papel de cabrón.

- ¿Qué mierdas dices? -

- A las primas no se le miran como tú le miras a ella - Sinceramente, nada de lo que decía lo había pensado antes, o tal vez sí, tal vez eran ganas de joder, tal vez eran ganas de que se alejaran, tal vez solo era yo aceptando que sí, que si me importaba verlos juntos por más que intentaba ignorar los celos que tenía - Admite que te la quieres coger- Tal vez solo era yo soltando imposibilidades a la espera de una negativa rotunda que me diera seguridad de algo que no era mío.

West no apartó su vista de mí, lo sentía perforarme - ¿Y qué si te digo que sí? ¿Te duele? - Y otra vez, Logan West me sorprende por su gran facilidad para cambiar. Ya no se le ve molesto, se le ve burlón, se le ve ganador - Te dije que no te sintiera especial, bro - Yo me mantengo firme, o eso intento. De nuevo, me siento pequeño, intimidado, y me hierve la sangre por no poder hacer algo al respecto.

- Estás enfermo - Es lo único que logro decir sin ningún tipo de tono en particular.

- Y cómo te encanta este enfermo - Dice con una sonrisa radiante. Veo como se relame los labios y vuelve a pasear la pastilla de colores frente a mi - Si quieres más de esto, sabes dónde encontrarme.

Y se fue.

Después de ese suceso, quisiera decir que no volví a buscarlo, que después de esa supuesta revelación simplemente dejé lo que sea que teníamos, pero no, no soy tan fuerte, como dije, me había vuelto adicto, tanto a él como a la sustancia que acompañaba a sus besos. 





Ella es míaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora