Rashiel no dejó a su huésped agradecerle tanta hospitalidad. Levantó la mano en un ademán que parecía significar "deja que los adultos hablen."
—Si dependiera de mí te haría entrenar las veinticuatro horas —dijo con desenfado—. Pero tienes que comer, dormir, etcétera. Yo no tengo esas necesidades. Así que acostúmbrate a que te despierte cuando me venga en gana. ¿Quedó claro?
—¡Sí señor! —contestó Leonard, conforme a sus costumbres de militar.
En ese momento, el Ministro se encerró en la recámara de un portazo.
El Maestre no hizo caso a la brusquedad de su anfitrión, y también se metió a su cuarto. Dejó la Ouykamaj a un lado de la puerta. El único mueble adentro era una cama. Las paredes hubieran estado desnudas de no ser por un espejo adherido a una de ellas. Nada a lo que no se adaptara. Es más, parecía estar de vuelta en la celda que ocupó en la abadía de Blitzstrahl, durante sus días de cadete. Se acostó sobre el colchón sin sábanas. "Nada como el viejo bloque dos —pensó al acostarse—. Peor sería una noche Peña Hueca". Pero no se durmió pronto; Miriam lo mantuvo despierto un rato más. No negaba que la chica le atrajo. Sin embargo, no sabía nada de ella, o de cuánto tiempo se quedaría él en el mundo adánico. Así que juzgó sensato no molestarla por ahora.
Entonces cayó en la cuenta de que pasó por alto un detalle cuando estuvo en casa de Eli.
Pensó que habría sido mejor, desde un punto de vista estratégico, formular el conjuro del Portador hasta la hora de necesitarlo tal como pasó con muchos otros, incluido el que Mikail y Yibril usaron para confirmar quién asesinó a los reyes de Soteria. Leonard no tenía intenciones de cuestionar los planes de Olam sino que deseaba conocerlos a fondo, pues le intrigaba saber por qué lo eligieron para reemplazar a Eli Safán. Si sólo querían un protector humano, el anciano sumo sacerdote habría servido bien.
La instrucción comenzó antes de que el sol despertara. No había relojes en la casa. Y, a juzgar por el aspecto del cielo, serían más o menos las cinco de la mañana.
—Empezaremos con algunas cosillas básicas —dijo Rashiel—. Ya sabes. Algo para lo que no necesites andar en la calle.
Así, Leonard comenzó por leer el diario comprado en la gasolinera. De ese modo, confirmó algo que había notado ya: El idioma de San Antonio era muy parecido al oficial de Soteria, sin embargo, ciertas palabras cambiaban. Por ejemplo, en Texas cabaña se decía "hut"; pero él toda su vida lo escribió como "hütte" (incluso La Cabaña del Herrero, la taberna donde solía beber con Erik Bellido, se llamaba "Blacksmith's hütte" en su lengua materna; en ingles debería ser "Blacksmith's hut). Y ese fue el principio. En esa ciudad también se hablaba español, que era una lengua muy similar a la de las islas Baleras. En Eruwa era el año del Señor 379; en la Tierra, Mayo tres de 1999. Tiempo después de concluir su adiestramiento, supo que los primeros habitantes de Soteria descendían de ingleses, alemanes y suecos que terminaron aprendiendo sus propios lenguajes a medias. Muchas de sus palabras tenían pronunciación similar, y las combinaron para formar un híbrido que todos entendieran. Fue un fenómeno más o menos parecido al que notó meses más tarde entre muchas personas que vivían en Estados Unidos.
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El sueño de los reyes
AdventureLeonard Alkef debe ganar una guerra y salvar a su familia en 24 horas. ¿Podrá con todo?