Capítulo 1

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Aprovecho que tengo el día libre de trabajo para visitar a mis padres, el cielo está nublado como si quisiera llover algo normal, solo se escuchan los autos pasar, las voces de las personas que se saludan como si no se han visto en años, en el momento que pienso cruzar la calle me fijo si vienen autos y no viene señas de ninguno así que cruzo la calle para tener en frente la casa de mis padres. Cada vez que la veo me hace sentir con añoranza, en cada rincón de ella anduve desde muy pequeña, es como si cada parte me hace recordar cosas importantes de mi vida.

Entrando en la casa escucho la voz de mi abuela Carmen hablando con mamá en la cocina animadas, cuando me ven entrar se sorprenden con ese brillo de siempre en sus ojos, mi abuela se acerca y me abraza para luego darme un beso en la mejilla, su cabello corto canoso le sientan bien, su baja estatura hace que cualquiera se la quiera comer de lo adorable que es, es una de esas abuelas que siempre se empeñan para hacer a sus nietos felices con cualquier cosa, una mínima atención te hace sentir que eres el centro de su universo.

─ ¡Abuela!─le correspondo el abrazo, nos separamos, veo como se arregla sus lentes, voy y abrazo a mamá.

─Hola cielo, ¿Qué haces aquí tan temprano?, pensé que vendrías el fin de semana─ me dice mi abuela.

─Tengo el día libre, quise venir a verlas, ¿Cómo estás mamá?─ mamá frunce el ceño en cuanto pregunto sobre su estado, le diagnosticaron leucemia hace dos años y desde entonces está en observación médica, ha sido muy difícil para la familia verla así, tenemos miedo de lo que le pueda suceder por su salud, tratamos de ser fuertes para ella, actuando como si todo está bien en lo que en realidad me carcome el corazón saber que puedo perderla por el cáncer.

─Estoy mejor que bien hija, solo háblame de ti, ¿Cómo te está yendo?─ dice evitando la conversación sobre su condición, esa es su forma de hacernos entender que está bien cuando sabemos que no lo está.

─Cielo... ¿Quieres algo de comer?, hice una deliciosa tarta de chocolate─ la abuela rompe el hielo, seguramente mi cara demuestra que estaba pensativa.

─Me parece bien─ contesto, le veo abrir la nevera y sacar la tarta de chocolate con mucho cuidado, miro a mamá─ Me está yendo bien mamá─ trato de sonreír para que se tranquilice.

─Saberlo me hace feliz.

─Tenía la esperanza de encontrarme a papá aquí en casa, tengo ganas de verle─ digo desilusionada mirando a ambas, Carmen pone el pedazo de tarta en un plato en el comedor, tomo asiento y encantada apruebo, está deliciosa, algo que no es nuevo, tiene un don en la cocina, para mi es una diosa, desde pequeña la he visto más en la cocina más que en cualquier parte de la casa, a veces me preguntaba si no se cansaba de lo mismo, me despertaba y la encontraba en la cocina, venía del colegio, en la cocina, de la universidad, en la cocina, desde pequeña escuchaba como mis padres les decían que no lo haga y que buscarían a alguien que lo hiciera, pero siempre decía que podrían contratar a alguien que haga otras cosas necesarias de la casa pero no con la cocina, la cocina es su asunto.

─Muy rica abuela─ le halago encantada.

─Gracias─ me acaricia el cabello─ Tu papá llegará más tarde del trabajo.

─Iré a la habitación acostarme un poco, solo sube cariño─ me avisa mamá poniéndose de pies y verla irse, miro a los ojos a la abuela cuando estamos sola.

─ ¿Cómo ha estado?, no me mientas sabes que necesito saber─ mis palabras salieron tan seria que hasta su propia cara se puso de la misma manera, se sienta a mi lado quitándose su mandil, he visto esa mirada de preocupación por todo el comienzo de la enfermedad de mamá, me preocupa por igual que eso le haga daño a su salud.

Amor DecididoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora