Capítulo 8

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No dejo de pensar en la cena de anoche, no puedo negar que me gustó, me sentí muy cómoda, no trató de enamorarme o algo por el estilo, tuvimos una charla muy agradable, me reí mucho, no sabía que el pudiera ser un hombre interesante, pensé que era el tipo que sólo le gustaba sólo hablar de sí mismo, se empeñó más en saber de mí, era muy atento en todo. Solo no quiero ser unas de sus chicas fáciles con las que apuesto que tiene una fila tras de él, esperando solamente que él le cruce por el lado para ellas hacer de las suyas, por eso quiero sólo que seamos amigos nada más, tengo un hermano que es mujeriego, aprendí en la adolescencia como el actuaba con las chicas, se podría decir que veo a Bruno de esa misma forma, esa es una de las razones por las que quizás no le tenga confianza aunque una parte de mi quisiera hacerlo.

Estoy haciendo ejercicio con Sammie y con mi abuela en un parque, lo más gracioso de todo es que andamos a pasos lentos por la abuela ya que no la podemos poner a correr más de lo que ella puede.

─Ustedes si corren lento─ nos dice la abuela mientras Sammie y yo la miramos con los ojos como platos.

─Nosotras, es por ti abuela que corremos despacio─ le digo riendo.

─Pero no importa, debemos correr, no estoy sudando ni una gota, como es que voy a rebajar las canas─ dice, Sammie y yo empezamos a reír deteniendo el paso.

─ ¿Cómo rebajar las canas?─ le pregunta Sammie sin dejar de reírse.

─Es un decir de viejos, así que no me lo copies que no te luciría todavía Sammie.

─ ¿Quién es ese guapo?─ pregunta Sammie mirando hacia delante, cuando mis ojos miran quien es, quiero salir corriendo, acaso me está siguiendo, es nada más que Bruno con una rosa en la mano recostado en su Ferrari mientras me sonríe malditamente sexi.

─Sammie ese es Bruno─ le digo tratando de no mirar su sonrisa aún lejos que está provocando que mi piel se erice.

─ ¡Pero que ingeniero!─ dice Sammie mirándome sorprendida.

─Keyli cielo, pero como logras trabajar con ese hombre─ dice la abuela casi babeando mirando a Bruno como si es un chocolate.

─No quieran saber, paramos como perro y gato, solo que nos estamos haciendo amigos algo por lo que veo que no ha querido cumplir─ digo empezando a caminar en su dirección refiriéndome a la rosa que tiene en la mano.

─Hola Keyli─ me saluda sonriendo.

─Hola Bruno, ¿me puedes decir que haces aquí?─ le pregunto tratando de no sonreír pero parece que a él le parezco divertida.

─Vine a traerte esto─ me levanta la rosa, me quedo perpleja mirándola pero decido que lo mejor es no cogerla.

─Esto no está bien Bruno, solo somos amigos─ le digo seria, en realidad quiero hacerle entender, no quiero que se haga ideas, siendo honesta conmigo misma, Bruno no me ayuda a que deje de pensar en él.

─Esto es una cortesía de amigos y si no me aceptas la rosa tendré que tomar otra alternativa─ me dice mirándome sonriendo.

─Pues no la aceptare─ digo empezando a caminar en dirección a Sammie y a mi abuela pero siento que me levanta hasta caer en su hombro llevándome hasta su auto.─ ¡Bruno bájame o te matare!!─ le digo gritando golpeando su espalda con los puños mientras él se ríe, los golpes no parecen molestarle.

─No lo haré, te lo advertí cierto─ me dice riendo mientras abre la puerta de su auto y me entra en él, de rápido me pone el cinturón y le muerdo el brazo hasta que lo escuchó gruñir pero eso no lo detuvo, le veo de rápido rodear el auto y entrar en él y ponerlo en marcha no sé adónde.

Amor DecididoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora