Amor Decidido

Capítulo 29

Tranquila, todo estará bien...

Me digo a mi misma en mi mente cuando cierro los ojos con fuerza, doy un respingo cuando siento su cercanía, lo aparto de mí con asco.

─ ¡NO ME TOQUES!─ le grito furiosa.

─ ¡ERES MIA!─ me grita fuerte, se me salen un par de lágrimas.

─Jeick por favor reacciona, me estas asustando, déjame irme a casa, te lo ruego─ empiezo a gritarle, su mirada es perdida y distante, es como si hiciera oídos sordos a mis suplicas y ojos ciegos a mi miedo.

─Estas en casa amor, mira al frente, ya verás lo hermosa que es por dentro─ me agarra mi mentón y me obliga a mirar la casa, mis lágrimas no dejan de salir, se aleja y se agacha a buscar algo debajo de su asiento, rápido abro la puerta y me echo a correr, en ese momento en el cual sentía como mis pies corrían para alejarse de tal persona gritaban.

─KEYLI DETENTE─ escucho un fuerte disparo, me paralizo, como un simple sonido puede paralizarte por completo, mis piernas se aflojan y tengo que unir fuerza para no caer en la tierra del lugar, me volteo mareada, lo veo sonreír como si estuviéramos en una situación en la que él está disfrutando, verlo acercarse con un arma en las manos, como si fuera una presa y el cazador.

Como una mirada de alguien puede hacerme sentir que estoy en el infierno en tierra propia, mis manos tiemblan ante su cercanía es una total pesadilla, una sola mirada me basta para sentirme diminuta ante él, saca de sus bolcillos unas esposas, y apuntándome con la pistola llega a mi, y me las pone en las muñecas aprisionándolas a no separarse y estar libres. Todavía estoy en shock asimilando el hecho que Jeick tiene un arma consigo y que puede matarme, mis lágrimas no dudan en caer, lo veo cuando se acerca para besar mi mejilla y volteo la cara como si me doliera. En lo único que puedo pensar ahora bajo mis lágrimas estremecedoras es en Bruno y mi familia, cierro mis ojos y pienso en ellos, mi cuerpo se desploma al suelo cuando las imágenes felices de mi familia y los momentos felices de Bruno y yo llegan a mi mente.

─Est...esto no está pasando─ susurro mirando los zapatos costosos de Jeick mientras me encuentro casi de rodillas al caer.

Me levanta con fuerza por el brazo haciéndome quejar, me hace caminar rápido a la casa, lo veo abrir la puerta de esta con prisa, me obliga a entrar en una casa vacía, escucho como la puerta se cierra con fuerza detrás mío, ese sonido me hace tener un escalofrió.

─Mira Keyli, esta es nuestra sala de estar, imagina lo hermosa que se verá cuando la decores a tu gusto cariño─ me dice alegre sin soltarme del brazo.

─Por favor, déjame ir─ le suplico.

─No llores, es nuestra casa, me imagino que lloras de felicidad porque te gusta y te imaginas una vida hermosa para nosotros─ me dice mirándome fijo, verle esa pistola en una de sus manos me enferma, me dirige por un pasillo que va a dar aun espacio no tan grande, me detiene el paso en la entrada de la puerta.─ Aquí está tu lugar para que trabajes a gusto, podrás poner lo que quieras─ a empujones me hace llegar luego a la cocina, y luego me llevo hasta el segundo piso a rastras.─ Ves esta habitación, será para nuestro hijo o hija, podrás leerles cuentos mirando por esa enorme ventanal, vamos a tener dos o tres bebes─ no sé porque escuchar eso hizo que me saliera una risa de nervios y con lágrimas al mismo tiempo, llevo mis manos esposadas a mi cara y ahogo un grito desesperante.

─ ¡AUXILIO!!! ¡AYUNDENME!─ empiezo a gritar para ver si logro que alguien me escuche, corro y bajo los escalones con pasos rápidos.

─Maldición─ lo escucho maldecir mientras se acerca pero no me detengo, pero cuando llego la a puerta siento como algo fue a tapar mi nariz y boca cubriendo de una manera fuerte que el aire no podía salir bien de mis pulmones, todo se vuelve negro en cuestión de segundos mientras con todas mis fuerzas trato de alejarlo, entonces pierdo las fuerzas.