Capítulo 20

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Me desperté sola en la cama, recuerdo que antes de dormirme, me dijo que se tenía que levantar muy temprano porque tenía un viaje de negocios junto a su papá, se disculpó por no decirme a tiempo, fue muy sincero con decirme que le restó importancia al viaje por lo bien que pasó la tarde con mi familia, que tenía mucho tiempo que no se sentía tan bien entre personas que solo muestran risas y solo hablan de cosas humildes y no se empeñan en saber quién tiene más negocios que quién como el está acostumbrado a escuchar, lo que ocasiona que siempre se aburra y se largue.

Le mostré una hoja a mamá y a mi abuela, en la que él se disculpaba por irse sin despedirse por simples razones de no molestar muy temprano, y que somos una familia súper amable, que disfrutó mucho haber pasado un tiempo divertido con nosotros. A ellas les pareció muy educado y halagador de su parte, lo que hizo que le agrade mucho más a las dos.

Entrando en el supermercado con mamá que va a unos pasos delante de mí, llevo el celular a mi oído llamando a Bruno para saber cómo está o si llegó bien, pero me manda al buzón, junto mis cejas, vuelvo a marcar y nuevamente pasa, lo más seguro está en una junta, espero que esté bien, es lo que deseo cuando entro mi celular en mi bolsillo e veo a mamá esperarme con un carrito de compras. Compramos todo lo que hacía falta, duramos un buen rato en ello, siempre me sorprende lo mucho que avanza el tiempo cuando estás en un supermercado o en un centro comercial, las horas pasan volando y solo te das cuenta cuando te despides de ver tantas cosas o te cansas. En el trayecto a casa bromeo con mamá quitándole un poco de su helado con caramelo, no se porque las comidas o dulces de los padres saben mejores que las de uno.

─ ¡Keyli!...cielos santos, déjame mi helado tranquilo y come del tuyo─ repuso mamá cuando lo aparta juntando sus cejas.

─Cambiemos de helado, toma─ empiezo a reír ofreciéndole el mío a cambio del suyo sin dejar de mirar la autopista.

─Créeme que si hubiera querido comprar el sabor de tu helado lo hubiera hecho, pero ese no fue el caso─ hago un puchero─ No me vengas con puchero, es mío─ se ríe.

─Está bien...me comeré el mío─ llevo una cucharada a la boca, compré el mío de vainilla con chocolate, pero el de mamá está cañón, de reojo veo que me mira atenta.

─Te quiero tanto lo sabes─ sus palabras hacen que no piense quitarle su helado.

─Lo sé mamá.

Llegamos a la casa, Leo y papá se encargaron de entrar las compras, me quedé afuera un momento escribiendo un mensaje a Collins.

¡Hola amor!, quiero saber si llegaste bien, cuídate...besos.

Le doy a enviar el mensaje, solo da señal que no está en línea, suspiro un poco preocupada, han pasado varias horas, si no estuviera acostumbrada a que él me envíe mensajes diciéndome como está o avisando, no tuviera un tanto ansiosa por saber de él. Decido entrar a la casa pero me detengo cuando escucho un auto estacionarse, son mis tíos, por un momento pensé que quizás podría ser Bruno.

Sonrío cuando tía viene con Taylor durmiendo con su pequeña cabeza rubia acurrucada en el hombro de su mamá.

─Hola tía─ le saludo en un susurro para no despertar a la niña.

─Keyli cariño─ me besa la mejilla, me pongo aun lado dándole espacio a que entre a la casa, le sostengo la puerta una vez ella está adentro.

─ ¡Tío!─ le abrazo alegre, me devuelve el gesto y luego abrazo a Frank.

Me despedí de todos, voy directo a mi departamento en un taxi, mi celular comienza a vibrar en mi bolsillo, lo saco de el, me detengo para coger la llamada, lo raro es que es un número privado, le doy a contestar e llevo el celular a mi oído.

Amor DecididoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora