Our Little Secret [OC / Joe Jonas / Matt Bomer]

16. Bipolaridad [HOT]

                  

Él tiene una hija. Erick tiene una hija dos años menor que yo y aún así tuvo sexo conmigo.

¿Acaso está loco? ¿Cómo puede gustarle el daddy kink si tiene una hija adolescente? ¿Es un retorcido mental? Mierda... ¿Con quién rayos me acosté? Ni idea tengo; en mi cabeza hay huracán de pensamientos y siento que mis ojos comienzan a picar. ¿En serio voy a llorar? ¡No tienes 10 años maldición! Dice mi cabeza, pero pronto mi visión se nubla y ya no hay vuelta atrás. Mis mejillas se sienten húmedas y me doy cuenta que estoy llorando por alguna razón.

—Kendall, –Adam me mira preocupado y pone su mano en mi hombro de inmediato. –Oye... ¿Estás bien? –con su otra mano levanta un poco mi rostro y me siento avergonzada de ponerme así de mal frente a él.

—No, –digo despacio. –No estoy bien.

Y sin decir nada más, dejo que más lágrimas caigan por mis mejillas. Siento que estoy teniendo una crisis de ansiedad. Estoy hiperventilando y todo porque recién ahora caigo en cuenta de que tuve sexo, mi primera vez, con un completo extraño con gustos raros. Adam me mira confundido porque obviamente no tiene acceso a mis pensamientos, pero pronto me da el apoyo que tanto necesito.

-Oh no, ven aquí preciosa –él me rodea con sus brazos y me abraza fuerte.

Dios... me siento como una total idiota. ¿Por qué estoy llorando? ¿Por qué me afecta tanto esto recién ahora? Refugio mi rostro en el cuello de Adam y lloro muy despacio.

—Soy tan torpe —susurro frustrada.

—¿Quieres que te lleve a algún lado? –dice él muy cerca de mi oído. Su voz es tierna y siento mariposas en mi estómago cuando lo escucho. No sé si es porque me siento terrible o qué, pero desearía estar así de abrazada a él para siempre. —Podemos ir a mi apartamento si quieres.

—No, gracias –me separo un poco de su cuerpo y suelto un suspiro. Tengo que separar las cosas, no porque esté triste voy a terminar en la cama de nuevo con Adam. Menos ahora que mi cabeza está colapsada.

–Disculpa –limpio mi rostro rápidamente. –Creo que iré a casa y veré una película... tengo que calmarme un poco –sonrío algo tonta.

—No te dejaré sola... no así –dice decidido.

No puedo evitar sonreír. Este chico es un amor cuando no está cachondo tratando de seducirme.

—Bien –levanto los hombros. –Si quieres puedes acompañarme a mi departamento, pero no pasará nada como la última vez —le advierto. —No estoy de humor.

Adam asiente y sonríe, pero no como lo hace siempre. Ahora es una sonrisa tierna, como si fuera mi mejor amigo de toda la vida que de verdad no quiere dejarme sola al verme así de mal.

Ambos comenzamos a caminar a una velocidad moderada y el frío viento newyorkino hace que mi tristeza se vaya por un momento. No volveré a llorar. Punto final.

—¿Por qué te afecta tanto que Erick tenga una hija? –acaricia mi mano derecha que ahora está entrelazada con la suya.

—No lo sé –niego con la cabeza. –Supongo que la noticia me impactó... No entiendo como puede gustarle alguien que tiene casi la misma edad que su propia hija. Es... un poco extraño –frunzo el ceño asqueada. –Y aún peor... ¿Por qué tiene ese fetiche de mierda? ¿Acaso él...

No termino la frase y me quedo mirando a cualquier lado. No sé como terminar la oración. Quiero dejar de hablar antes de que vuelva a llorar.

Adam camina en silencio y cuando lo miro, veo que muerde su mejilla interior un tanto inquieto.