35. Amor y Odio

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—Escucha, —digo conteniendo mi frustración por dentro. —Esa chica, a la que acabas de ver llorando por mi maldita culpa —apunto a donde segundos antes estaba Kendall. —Esa chica, es a quien yo amo ahora.

Blanda esta boquiabierta mirándome, más que sorprendida.

—¿Amas? ¿Tú? —su tono es incrédulo, casi como una burla.

Bueno, yo tampoco me hubiera creído a mi mismo hace un tiempo. Pero con lo que acaba de pasar y con el extraño dolor que me provocó herir los sentimientos de Kendall, estoy más que seguro que me he enamorado por primera vez.

—Si, amo —remarco la última palabra.

—Ay por favor Adam —se queja. —¿Cuánto tiempo pasará hasta que la engañes? ¿Una semana? ¿Unos días? Espera. Creo que acabas de hacerlo, no? —sonríe. —Tú y yo somos iguales... no somos para amarrarnos a una sola persona. Lo sabes.

—No estoy amarrado solo a una —me encojo de hombros y ella frunce el ceño. —Estoy en una relación poliamorosa, en realidad.

Blanda alza una ceja y me mira divertida.

—¿Qué? —suelta una carcajada.

—Eso —levanto los hombros. —Relación no convencional, poliamor. Sirve para algunos.

—O sea ¿Amas a esta chica y a otra más?

—No, amo a esa chica y la comparto con mi mejor amigo.

Blanda no aguanta y vuelve a reír. Yo ruedo los ojos cabreado. No tengo tiempo para estar dando explicaciones, solo quiero perseguir a Kendall y decirle todo antes de que sea tarde.

—Déjame adivinar. ¿Con Erick? ¿Así que ahora también eres bisexual? —dice divertida.

—No Blanda, no soy bisexual... solo amo a Kendall. Hay distintos tipos de poliamor, pero no tengo el jodido tiempo para darte una clase. Googlealo si quieres saber más.

—Mmm —me mira pensativa. —Bien, supongo que no hay caso en esta relación.

—No, ya no lo hay —saco mi celular y comienzo a marcar números. Tengo que saber donde está Kendall.

Sin decir ni una sola palabra más, dejo a Blanda atrás y me concentro en encontrar a mi dolida "novia".

—¿Erick? —digo preocupado cuando él contesta mi llamada luego de marcar casi un minuto. —Dios al fin...

Adam... ¿Qué sucede? ¿Por qué tienes esa voz?

—¿Sabes donde está Kendall? —mi voz suena agitada debido a que estoy corriendo por el camino que Kendall tomó para alejarse de mi.

Creí que ella estaba buscándote para hablar... Adam, Kendall sabe que estás con Blanda. Anabelle le contó.

—¿Qué? —frunzo el ceño. —¿Cómo que Anabelle le contó?

Cierto, ella nos vio antes. Maldición.

—¿Entonces Kendall ya sabía que yo estaba con Blanda?

Si, idiota responde Erick. —Adam, si la lastimas...

—Muy tarde, ya lo hice —corro con más fuerza. —Kendall me vio besando a Blanda.

¡¿Qué?! —dice enojado. —¿ESTÁS LOCO? ¿Por qué estabas besando a Blanda? ¡¿Pretendes caer una vez más en su juego?!

Ok. Erick está igual de alterado de yo ahora.

—¡Fue solo un mal entendido! Kendall llegó en un pésimo momento y no reaccioné a tiempo respondo cabreado y me doy cuenta de que ya he llegado al edificio donde vive Kendall. Tengo que cortar, te aviso si la encuentro.

—Ella es distinta, Adam. No la lastimes otra vez —suspira.

Corto la llamada y ahora marco el número de Kendall.

Espero el tono de marcado y nada, nada. Ella no contesta y me envía al buzón de voz. Bueno, entonces va a ser por las malas.

Entro al edificio y el conserje me detiene.

—¿Si? ¿A quién buscas? —me dice el tipo que es mucho más alto que yo.

—Hola —retrocedo un poco. —Busco a Kendall Steele —guardo mi teléfono en mi bolsillo.

Él me mira algo dudoso y luego camina hasta el mesón que supongo es su escritorio.

—¿Ya has venido antes? —me mira serio mientras revisa un gran libro de datos.

—Si. Soy su novio, Adam Jonas —digo nervioso. ¡Ya no quiero perder tiempo! —Puerta 245 piso 22 —digo serio y él asiente.

—Pasa —responde calmado.

Corro hacia el elevador y marco el 22. Agradezco que esta cosa sea rápida.

Cuando las puertas de metal se abren, corro por el pasillo hasta llegar frente a la puerta 245. Golpeo suavemente primero y espero una respuesta. Luego insisto con el timbre. Nada.

—Kendall por favor... si estás aquí... ábreme la puerta, preciosa.

Apoyo mi cabeza en la puerta y casi me voy de bruces cuando alguien abre.

—¿Adam? —me enderezo rápidamente y veo que no es Kendall, si no su amiga Hanna.

—Hola —digo incómodo. —¿Está Kendall?

—Si —dice algo seria y se cruza de brazos. —¿Eres el responsable de que haya llegado llorando?

Asiento y trato de calmar mis ganas de gritar ¡ya déjame pasar!.

—Necesito hablar con ella... por favor —digo casi en una súplica. —Necesito que me escuche.

¿Escuchar qué?

Hanna se voltea y puedo ver a Kendall que me mira con rabia desde la sala.

—Kendall... —intento pasar, pero Hanna se vuelve a interponer. —Necesito explicarte todo, por favor, nena... no es lo que crees.

—Tú y yo no tenemos nada de que hablar —dice seria, sus ojos todavía están rojos y tristes. —Además, ni siquiera somos novios, maldita sea —suelta una carcajada irónica. —No sé por qué hice esa tonta escena de celos, no tienes que explicarme nada... pero ahora no quiero saber más de esto, Adam.

—Kendall no seas así —le ruego. —Déjame contarte como pasaron las cosas y si después no quieres verme más... lo entenderé.

Ella no dice nada y veo que algunas lágrimas vuelven a correr por su rostro. Estoy conteniendo mis modales por no apartar de una vez a Hanna de mi camino, pero sé que eso sería peor, además jamás le haría eso a una chica por muy enojado que esté.

—Por favor, nena... por primera vez estoy sintiendo esto...

—¿Sentir que? —dice enojada.

—Amor —respondo de inmediato. —Por muy precipitado que suene, creo que te amo, Kendall... Me enamoré de ti en dos malditas semanas y ahora no sé que hacer con lo que siento. Dame una oportunidad... te lo ruego.

Our Little Secret [OC / Joe Jonas / Matt Bomer]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora