Our Little Secret [OC / Joe Jonas / Matt Bomer]

02. ¿Suyo?

Miro mi reflejo en el espejo. Si tuviera que describirme físicamente diría que soy bastante común. Contextura delgada, pálida como si el sol no pudiera penetrar jamás mi piel, grandes ojos azules que heredé de mi padre y mi pelo es negro y corto hasta los hombros. Nunca me ha gustado llevar el cabello largo, así que mi melena me ha acompañado desde la secundaria.

Algunas personas podrían pensar que soy bonita o que mis ojos son llamativos, pero la realidad es que no suelo llamar la atención de los hombres. Mi último novio fue hace ya 3 años y digamos que solo salimos 4 o 5 veces hasta que ambos nos dimos cuenta de que no éramos el uno para el otro, además solo tenía 16 años y no me interesaba mucho estar en una relación.

Hoy tampoco me interesa mucho estar en una relación, siempre he pensado que el amor es una pérdida de tiempo que lleva si o si al sufrimiento... pero debo admitir que hace algunos momentos atrás sentí una extraña atracción o tal vez simple curiosidad por saber más sobre Erick Bomer.

Hace mucho que no me ponía nerviosa al ver a un hombre, -claro, hace mucho no pasaba una vergüenza como la de recién - pero la simple mirada amenazadora de Bomer, que me hizo sentir regañada como una niña pequeña, me aceleró el pulso y sentí que algo se encendió en mí.

Y si, se ve que Erick es un hombre mucho mayor que yo, al menos debe tener 30 años. Pero al parecer eso poco le importó a mi cabeza, no puedo mentir, me cautivó.

Tratando de dejar mis pensamientos de lado, me apresuro en vestirme y ponerme un poco más presentable que antes. Escojo una camiseta sin mangas negra que llega un poco más arriba de mi ombligo y unos jeans ajustados y rasgados en las rodillas.

Termino de ponerme mis zapatillas vans y me meto al baño. De nuevo miro mi reflejo y me maquillo un poco para alejar mi look somnoliento. Hago una delgada línea negra sobre mis párpados y luego arreglo un poco mi cabello. ¿Por qué te estás arreglando tanto Kendall? pregunta mi molesto subconsciente. ¿Quieres llamar la atención del profesor de tu hermanito?

Tal vez.

Corro escaleras abajo y veo como Erick le enseña a dividir y a multiplicar a Tony. Mi hermano al fin está concentrado en algo y sonrió al ver que finalmente está poniendo atención.

Estoy maravillada mirando la escena hasta que Erick levanta la vista y se queda mirándome serio, con ese aire autoritario, de profesor malhumorado y exigente.

Demonios, ¿Por qué de pronto siento que soy Julia y él es Gabriel Emerson?

—Amm... ¿Puedo ofrecerle algo? —digo tratando de sonar educada y cortés, pero no puedo disimular mi voz temblorosa.

—Un vaso de agua estaría bien —finge una sonrisa y vuelve su vista a los ejercicios de mi hermano.

—Ok, agua —sonrío patéticamente y camino rápido a la cocina.

Estoy llenando el vaso cuando siento mi celular vibrar en el bolsillo trasero de mi pantalón. Lo saco con dificultad y veo que es Hanna llamándome.

—¿Hola? —digo mientras cierro el grifo del agua.

—Hola Kendall, lo siento... no podré ir a hacerte compañía hoy —su voz suena extraña, triste y hasta parece estar enferma.

—¿Estás bien? —digo de inmediato y presto mayor atención.

—No mucho, creo que me resfrié anoche —suelta un estornudo.

—¿En serio? —bufo como una madre que le advirtió que se pusiera más abrigo antes de salir con lluvia.

—Siii —arrastra las palabras y suena gangosa. —No te burles de mí, espero mejorarme para esta noche.

—Traidora —digo entrecerrando los ojos. —¿Vas a salir igual? Resfriada y sin tu mejor amiga y futura compañera de piso?

—Si, lo siento —se excusa. —Es nuestro último fin de semana sin preocupaciones y debo aprovecharlo incluso si estoy enferma.

—Vuelvo a decir. Traicionera —le digo dolida y ella ríe. —Que sepas que te odio.

—Vamos, no puedes odiarme por siempre. Cambiando de tema, ¿Cómo te ha ido con el profesor de Tony?

—Dios... ni siquiera te imaginas la vergüenza que pasé... solo te diré que parece modelo y que me vio en pijama –digo riendo

—¡¿Qué!? ¿En serio? ¡Cuéntamelo todo ahora! ¿Cómo es?

-¡Es jodidamente sensual! –siento que me sonrojo. –Tiene unos hermosos ojos azules grisáceos, pelo castaño y perfectamente peinado, una mandíbula impresionante....

—¡Dios santo! ¡Tengo que ir a tu casa ahora! –grita emocionada y termina tosiéndose, eso me hace reír.

-¿Estás loca? Él será mío –digo riendo hasta que me decido voltear. Ahí se acaba mi risa.

Oh oh.

Erick está parado en el umbral de la puerta de mi cocina y me mira entre intrigado, divertido e irritado. Uno de sus brazos está apoyado en la pared y el otro en su cintura, y de pronto me vuelvo a sentir jodidamente vulnerable solo por el efecto de sus ojos.

—¿Así que... seré suyo? —levanta una ceja pensativo y hasta creo ver una leve sonrisa juguetona en sus labios.

Siento que me voy a desmayar de la vergüenza. Dios... ¿En serio tan mal te caigo para que me hagas esto?