51. Chantaje

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—Tú y yo no tenemos nada de qué hablar —respondo cortante, con la esperanza de que Blanda capte el mensaje, pero en lugar de eso, una estúpida risita triunfal escapa de sus labios. A mi lado, Hanna se mantiene seria, su mirada reflejando la confusión que siente ante la situación.

—Créeme, Kendall... Tenemos mucho de qué hablar —su tono es tan afilado como su sonrisa, y frunzo el ceño ante la mueca de superioridad en su rostro.

Mierda. ¿Cuándo desaparecerá esta mujer de nuestras vidas?

—Hanna —me vuelvo hacia mi amiga, intentando mantener la calma—. ¿Puedes ir a casa sin mí? Solo me quedaré unos minutos para hablar con ella —mi voz revela el cabreo que intento contener, pero Hanna niega con la cabeza, tensa.

—No te dejaré a solas con esta tipeja —su postura cambia, ahora es más erguida, protectora—. No sé quién seas, pero si mi amiga dice que no tiene nada que hablar contigo, es porque no tiene ni una mierda que hablar contigo —le espeta, firme, y Blanda alza las cejas, fingiendo estar impresionada. Tomo el brazo de mi impulsiva mejor amiga, obligándola a mirarme.

—Oye, tranquila tigre —bromeo, intentando suavizar la tensión—. No te preocupes, debo arreglar unos asuntos con la ex de Adam. Será rápido.

Hanna me mira con incertidumbre, y yo le devuelvo una mirada que pretende ser calmada. Finalmente, toma las bolsas que sostenía y se acerca más para susurrar:

—Iré al departamento a dejar todo esto. Pero si me necesitas, me llamas, y le doy una jodida paliza a esta perra y la arrastro por sus greñas mal teñidas por todo el time square —me guiña un ojo, y debo contener la risa.

—Ok, ve, guardaespaldas personal —le digo, forzando una sonrisa mientras la veo alejarse.

Una vez más, me giro hacia Blanda y camino con paso firme hacia la mesa donde me espera con una falsa sonrisa y una taza de café.

—Toma asiento —dice, señalando la silla vacía frente a ella.

—Prefiero no hacerlo —mi voz es fría, directa, sin rastros de la aparente indiferencia que lucho por mantener—. ¿Qué quieres? No tengo todo el día, realmente. Tengo planes.

Blanda toma un sorbo de café, y tras dejar la taza sobre la mesa, busca algo en su bolso de diseñador, tan caro como innecesario.

—Tú y Adam siguen juntos, ¿verdad? —el tono irónico en su voz ya me está agotando.

—Adam es una figura pública, no te hagas la que no sabe nada —respondo con desdén.

—Tomaré eso como un sí. ¿Él ya volvió a la ciudad? —me mira con una sonrisa que roza lo maniático, mientras juega con su celular.

—¡Joder! ¡¿Puedes ir al grano?! —mi paciencia se evapora, y la irritación en mi voz es palpable.

—Tengo un video que puede acabar con la reputación de tres personas si se filtra en redes —su sonrisa se ensancha, y el aire se congela en mis pulmones.

Oh no. No, por favor, no.

De repente, los recuerdos de la alocada fiesta en casa de Kiara regresan como un golpe en el estómago. Me dijeron paranoica, pero yo tenía razón. Nos grabó mientras estábamos drogados.

—¿Impactada? —su sonrisa se vuelve cruel, casi disfrutando de mi silencio.

No puedo responder. Estoy paralizada.

—¿Recuerdas la fiesta de Kiara? ¿Esa en la que despertaste en la cama de mi amiga sin saber cómo habías llegado allí?

—Di lo que quieres y deja de jugar —mi voz es apenas un susurro, una súplica por el fin de esta pesadilla.

Our Little Secret [OC / Joe Jonas / Matt Bomer]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora