57. FINAL (Parte 1)

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Mi cabeza y mis oídos zumban. ¿Qué rayos está pasando? ¿Por qué no veo nada?

Mis oídos comienzan a recuperar la audición de apoco. Me muevo, pero no logro nada. Tengo el cuerpo entumecido.

Doctor... está despertando...

¿DOCTOR?

Y esperen, ¿Por qué las voces están hablando en español? ¿Acaso se me reseteó el software?

Cierto, estamos en Chile, pero... ¿Qué mierda me pasó ahora?

Lo último que recuerdo es haber bajado del avión con mi familia, mi abuela estaba esperándonos en el aeropuerto... la saludamos y lloramos, yo lloraba más que todos los demás por razones obvias... pero, y luego... todo se vuelve borroso.

¿Kendall? la voz de mi mamá me hace tratar de abrir los ojos, pero me cuesta trabajo mover mis jodidos párpados. Tengo sueño y siento como si me hubieran dado la paliza de mi vida.

Una luz me encandila por completo durante unos segundos. Pero bueno, al menos ya abrí los ojos.

Cariño... estamos aquí —alguien toma mi mano y sé que es papá.

Giro mi cabeza hacia donde viene la voz y pestañeo varias veces. Al fin todo se aclara y puedo ver perfectamente mi entorno.

Estoy en una linda habitación de hospital rodeada por mamá, papá, un tipo que supongo es el doctor y dos sonrientes enfermeras que mueven cosas a mi alrededor. Ahora también soy consiente de las máquinas al rededor de mi cama y de la mascarilla de oxigeno puesta en mi cara. Mis brazos están rectos sobre la cama y tengo sueros y mangueras conectadas en mis venas.

Dios... ya lo recuerdo.

Cuando estábamos en el aeropuerto comencé a sentir los malditos dolores en mi vientre, y luego perdí el conocimiento porque supongo me desmayé.

El bebé... el supuesto bebé. JODIDA MIERDA, ¡Ahora todos ya lo deben saber!

—¿Mamá? —pregunto temerosa.

—Hola cariño —ella limpia una lágrima de su rostro y me mira afligida.

—Mamá... —logro decir pero esa simple palabra me agota. El pitido de una maquina se acelera.

—Tómalo con calma Kendall. No hables demasiado —interviene el doctor.

—¿Sabes cuánto llevas dormida? —dice él de nuevo.

Ok, esa pregunta asusta.

—¿Unas horas? —vuelvo a usar mi voz temblorosa y veo que todos se miran entre si mientras el doctor examina mi rostro.

—Lleva una semana en coma inducido, Kendall.

OH POR DIOS. ¿¡Qué!?

—¿¡Cómo que una semana!? —lo miro horrorizada. —¿Qué pasó? —desvío mi mirada hacia mis papás que están pendiente de lo que los expertos en salud hacen a mi alrededor.

—Peritonitis, Kendall... y casi mueres por una septicemia. Estuvimos a solo unas horas de perderte.

Todo el aire que dificultosamente estaba en mis pulmones sale en forma de un suspiro. ¡¿ESO HABÍA SIDO TODO?! ¿UNA JODIDA APENDICITIS SIN TRATAR?

¿No un bebé?

Dios... gracias por esto. No sé que haré para pagarte, pero si tengo que arrastrarme como un gusano toda mi vida como penitencia, lo haré.... en serio.

—¿Hace cuanto habías comenzado a sentir los síntomas? —pregunta el doctor y comienza a examinarme otra vez.

—Ammm...

Our Little Secret [OC / Joe Jonas / Matt Bomer]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora