Efecto inexplicable.

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Cenamos y la comida estaba deliciosa, luego subimos a su dormitorio para ver alguna película en su cómoda cama. Esto se estaba tornando tan extraño pero al mismo tiempo perfecto. No sabía cómo describirlo pero lo que si sabía era que me causaba miles de sensaciones. Tomó el control y se puso a buscar películas mientras yo estaba sentada en su cama.

¿Te parece si vemos una de terror? – preguntó y me miró con diversión.

No me gustan mucho – confesé – cubro mi rostro casi toda la película y después tengo pesadillas – hice un puchero y se acercó a mí.

Pero yo estoy aquí – acarició mi mejilla – podemos ver una de terror y luego una de drama o acción – moví mis labios.

Me tienta – entrecerré los ojos – pero yo elegiré la próxima película – me crucé de brazos y rió.

Hecho – susurró cerca de mi boca y se alejó. Me había dejado con las ganas. Eligió la película y se acomodó a mi lado. Agarré una almohada y la puse en la mitad de mi cara. Paul comenzó a reír – Sabrina – llamó mi atención – ven aquí – me acercó a su cuerpo y obedecí. Me gustaba ser como una niñita para él. Pasó su brazo por mi espalda y presionó el botón del control para que la película comenzara.

Dios – susurré y Paul me miró.

No ha comenzado aún Sabrina – burló Paul – y ya estás temblando – acarició mi brazo.

Es que me pongo un poco nerviosa – lo miré y se acercó a mi boca para besarme. Me dejé llevar por sus labios unos minutos. Nos alejamos y sonreímos.

¿Te tranquilizó? – preguntó con sus ojos como perlas preciosas puestos en los míos de manera curiosa.

Sin duda – respondí y soltamos una risita. La película comenzó lenta como todas y aferré la almohada a mi rostro en las partes de tensión. Apareció una escena fuerte de una pareja inundada de pasión de lujuria, Paul cubrió mis ojos con su mano y me moví.

Eres muy pequeña para ver escenas así – escuché su voz con un toque de diversión y quité su mano de mi rostro.

¡Claro que no! – exclamé y lo escuché reír. Quitó su mano y la escena seguía igual. Reí ante su divertida expresión y me volví a acomodar a su lado.

Eres una pequeña sucia – burló con un toque dulce en su voz, lo miré a los ojos y puse mi mano en su mejilla.

Me vas a distraer toda la película – hablé con diversión – sigue así – lo abracé y me giró para ver la película.

Olvídalo – respondió – tienes que verla – entrecerré los ojos y le saqué la lengua mientras que él simplemente reía. Salté varias veces, me escondí en su pecho y par de veces y grité por lo menos cinco veces. Era el escenario perfecto porque tengo que ser clara ¿rechazarías una tarde de películas con el profesor Paul?

La película terminó y nos quedamos abrazados en la cama en silencio. Su brazo se situaba detrás de mi cuello y mi pierna estaba entre las suyas. Era la temperatura perfecta, la compañía perfecta y el momento perfecto.

No puedo creer que la profesora Claude tenga una aventura con el profesor de ingeniería – dije con un toque de diversión. Sentí como Paul respiraba tranquilamente a mi lado y luego lanzaba una carcajada.

Deberíamos hacer una cita doble – habló mientras sus dedos jugaban con los míos – podríamos ir a cenar y comentar técnicas para ocultar las aventuras y los besos en la universidad – a penas terminó de hablar, nos miramos y estallamos en risas. Eso era lo mejor de la vida, reír sin tapujos con alguien que te agrada. Era una forma de olvidar los problemas y la realidad por unos segundos. Me gustaba verlo reír animadamente porque era muy dulce.

Profesor y efecto. (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora