Pedí comida – exclamó Stefan con animado – algunas cosas para acompañar los tragos – sonreímos.
Leíste mi mente – pensé – apropósito, vendrá un ... (hice una pausa y sonreí) amigo – Natalie puso los ojos en blanco.
Es su profesor – interrumpió y el chico alzó las cejas – su profesor le coquetea y hay mucha química – me ruboricé y Stefan reía.
¿Es viejo? – preguntó e hice un gesto incómodo.
Compruébalo ahora mismo – Natalie hizo un gesto con la barbilla apuntando hacia el frente y me giré para ver. Paul había llegado y estaba buscando nuestra mesa con su linda mirada. Acomodé mi cabello y sonreí. Estaba bastante nerviosa y no quería hacerlo notar. Casi me desmayé al ver su figura. Estaba usando una camiseta gris oscuro con el cuello en v, una chaqueta de cuero negra, unos pantalones oscuros y su cabello castaño perfectamente acomodado como siempre. Sentí que mi interior se desvanecía como un helado a treinta grados de calor. Se acercó y al saludarme pude sentir su exquisito perfume. Paul era un dios griego del arte.
Ya no hay tercera rueda – susurró y reí.
Me da gusto – respondí y nos miramos fijamente. Sus ojos me cautivaban y su lindo rostro me dejaba sin palabras. Tenía unas ganas incontrolables de besarlo con fuerza.
Aquí está la carta – habló Natalie – Stefan ya pidió comida – reímos y Paul asintió con una sonrisa.
Genial – su voz fue música para mis oídos – pediré un Rusty Nail – sonó seguro y alcé una ceja.
Pero ibas a pedir vino – hablé y me miró con atención.
Cambie de idea – sacó una de sus irresistibles sonrisas torcidas y simplemente asentí con fascinación. La comida había llegado y no podía resistir las ganas de pinchar uno de los diferentes trozos de queso y llevarlo a mi boca. El trago de Paul era simple y lo miré con atención – es un trago escocés – me explicó - ¿quieres probarlo? – me lo acercó y bebí un sorbo. Era fuerte.
Vaya – fue lo único que pude decir y comenzó a reír.
Tu cara fue impredecible – burló y me uní a sus risas – hoy leí unos avances de tus compañeros y van muy bien – tomé un sorbo de mi trago y asentí – el tuyo va perfecto – agregó y aplaudí con efusividad.
¡Qué bueno! – sonrió – me estresé un poco el otro día con unos datos – no mentía. Habían un par de datos que me habían causado un par enredos mentales.
Siempre hay formas para sacar el estrés – dijo con sus ojos fijos en los míos. Me quedé congelada con el corazón a mil por segundo. Le sonreí como pude y traté de concentrarme.
Así es – respondí con mi cuerpo y mente hechos un lío enorme. Hablamos bastante y Stefan le preguntaba bastantes cosas a Paul, al parecer estaba interesado en lo que nos contaba mi profesor. Hablaba de uno de sus viajes a Dinamarca y su experiencia enseñando en Escocia. Era tan entretenido conversar con él, era como un libro lleno de historias y datos importantes, sumándole su hermosa carátula. Esos ojos me estaban enloqueciendo. La hora pasaba y todo se iba tornando mejor. Natalie estaba muy cerca de Stefan y lo único que les faltaba era besarse apasionadamente. Paul y yo estábamos conversando y riendo como si fuésemos amigos de toda la vida. Natalie me indicó que se iría con Stefan y no pude alegrarme más por ella. Su felicidad era como la mía porque era mi mejor amiga y cuando algo le funcionaba con los hombres, me sentía en su lugar y celebraba.
¿Quieren que los llevemos? – preguntó Paul mientras tomaba su billetera.
No te preocupes – respondió Stefan – traigo mi auto pero muchas gracias amigo – agregó cortésmente y Paul asintió con una sonrisa. Si dijo ''¿quieren que los llevemos?'' es porque nos iremos juntos. Mis nervios danzaban y mis ganas crecían notoriamente. Salimos del local reclamándole a Paul porque había pagado toda la cuenta. Insistió e insistió mil veces y lo había conseguido.
Bien, yo llevaré a Sabrina – dijo mientras desactivaba el sistema de bloqueo de las puertas de su auto – así que no te preocupes por ella Natalie – ella asintió y me abrazo.
Nos vemos querida – nos dimos una abrazo largo y besé su mejilla.
Me cuentas – le susurré en el oído y ella lanzó una carcajada.
Lo mismo para ti – me devolvió el beso en la mejilla y caminaron hacia el auto de Stefan sin que él antes de despidiera de nosotros. Era momento de subir a su auto luego de haber compartido unas copas con él. No podía asimilar que había ido a beber con mi profesor, rogaba que nadie nos viera o sería una completa pesadilla y no estaba preparada para nada de eso.
Tus amigos son bastante agradables – dijo mientras conducía tranquilamente. Asentí.
Sí y eso que acabo de conocer a Stefan – le respondí. Quería disimular mis nervios y no sabía cómo.
Se ve que es un buen chico para Natalie – me gustaba que aconsejara y que se interesaba en mi alrededor.
Harían linda pareja – comenté con una sonrisa. El me miró fugazmente y sonrió también. Qué lindo. Justamente en la radio sonó una canción que me encantaba y era muy pegadiza. Subí el volumen y comencé a mover mi cabello con toda la libertad del mundo. Mi voz al cantarla era divertida y mis movimientos iban según el ritmo. Bajé el vidrio y comencé a sentir la brisa en mi rostro. Agité mi cabello y moví mi cintura como pude. Cerré los ojos para dejarme llevar y sentí que las copas habían hecho efecto porque ya no sentía vergüenza. El auto se detuvo y lentamente cesé mis movimientos para luego acomodar bien mi cabello y mirar a Paul.
Eso sí que fue un concierto – dijo con diversión – hace tiempo que no veía tanta emoción – cubrí mi rostro con ambas manos y reí.
Me dejé llevar – confesé y lo miré a los ojos. Se veía tan lindo que no podía contenerme.
Me gusta eso – habló con un tono delicioso. a
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Profesor y efecto. (TERMINADA)
FanficProfesor puede ser sinónimo de prohibido pero una vez que las miradas se cruzan, las mentes vuelan y los pensamientos se nublan, no hay vuelta atrás. Prohibido se transforma en deseado. El profesor de arte y literatura, Paul Hart, lanza su flecha d...