Profesor y efecto. (TERMINADA)

Pánico

Llegué a clases con una gran sonrisa, a pesar de lo que había pasado con la ex novia de Paul, había sido un fin de semana grandioso. Mis clases estuvieron interesantes y tranquilas hasta que...

¿Señorita Evans? – preguntó el rector al entrar a nuestro salón – necesito hablar con usted – todos pusieron atención y Alexa tenía una sonrisa. Amaba verme en problemas.

¿Hice algo? – pregunté asustada y él me miró serio.

Acompáñeme por favor – Tonka me miró preocupada y alcé los hombros sin comprender. Me puse de pie y caminamos hasta su oficina. Cuando entré, casi me dio un infarto porque vi a Paul con un rostro de preocupación.

Santa mierda.

Nos habían descubierto.

Era el fin.

Tome asiento – murmuró el señor Harries. Me senté y seguí mirando a Paul. Él no tenía expresión y simplemente cambiaba la mirada. No podía entender lo que estaba pasando - ¿sabe por qué está aquí? – preguntó y negué – me llegó un rumor suyo – se sentó y me inspeccionó con sus intensos ojos azules - ¿está usted involucrada con el profesor Hart? – sí. El momento que más temía había llegado para arruinar mi vida. Mi corazón latía a mil y no sabía que decir.

Simplemente es mi profesor – respondí y el señor Harries negó con la cabeza.

Tengo evidencias – exclamó y se puso de pie para tomar una carpeta – incluso testigos – fruncí el ceño y negué.

¿Testigos? – exclamé - ¿de qué? – el señor Harries miró a una de las secretarias y con un gesto, ella se giró y salió de la oficina. A los minutos, apareció Elisa con una mirada molesta. Era una jodida broma.

Ella no es la única – comentó y miró a la otra secretaria. Entró Alice y casi me desmayé.

Alice.

Mi amiga.

¿Alice? – dije con un desastre en mi cabeza - ¿qué ocurre? – volví a preguntar.

Sé que tienes algo con el profesor Hart – murmuró con seriedad y alcé las cejas. ¿Qué diablos había pasado? No podía juntar las piezas y no comprendía lo que estaba pasando. Miré a Paul y él simplemente miraba a otra parte – Elisa me pagó – siguió y la mujer asintió – admítelo Sabrina – mi corazón no podía con tanto y quería salir corriendo.

Mi pesadilla había comenzado.

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