Efecto inexplicable parte II.

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Estábamos acostados, muy juntos, cubiertos por la sábana blanca, con ropa interior, con sus labios cerca de mi cuello mientras dormía profundamente. Me giré con mucho cuidado y lo observé por un rato. Se veía encantador con sus pestañas descansando sobre si piel, su rostro de relajación absoluta y su respiración tranquila ¿quién iba a pensar que estaría en aquella posición con mi profesor? Quería tomarle una foto pero no era buena idea porque no teníamos nada serio y porque es peligroso que alguien pueda verla. Me levanté con cuidado para no despertarlo y bajé las escaleras para ir a la cocina. Eran las tres de la madrugada y sospeché que Paul podría tener un poco de hambre (como yo). Recordé que había llevado pastelitos y decidí ponerlos en un plato grande sobre una bandeja, llené dos vasos con jugo de frutas y subí las escaleras con mucha precaución. Él seguía descansado tranquilamente en su lugar, mis ojos clamaban por más de aquella vista porque era inigualable. Su suave piel, sus labios y todo sobre su cama, sábanas blancas cubriendo su cintura y todo en un mismo momento ¡PERFECTO!

Avancé y me subí a su cama con mucho cuidado, dejé la bandeja sobre mis piernas y moví a Paul muy lentamente – profesor – susurré – profesor Hart – pestañeó unas veces y me miró con un rostro divertido totalmente dominado por el sueño – no le traje una manzana pero sí esto – le mostré la bandeja y sonrió con ternura.

Sabrina – dijo en voz baja – eres increíble – se sentó apoyando su espalda en el respaldo marrón oscuro de la cama, le entregué su vaso y dejé la bandeja en medio de nuestros cuerpos.

Estabas durmiendo profundamente – mencioné – como un bebé – me dedicó una sonrisa tierna antes de beber jugo.

Estaba durmiendo muy bien a tu lado – entrecerró los ojos con picardía - ¿no se me escapó una mano mientras dormía? – me ruboricé y reí nerviosa.

No que yo recuerde – respondí entre risas y llevé un pastelillo a mi boca.

Genial – tomó un sorbo – porque mis manos pueden llegar a ser muy traviesas – soltó una risa y mordió su pastelito. Me quedé petrificada con el rostro rojísimo y mi corazón a mil. Comimos en silencio, mirándonos divertidamente y sonriéndonos con ternura. Después de cepillar nuestros dientes, volvimos a meternos a la cama y apagamos la lamparita que estaba en la mesita de noche. Me acomodé y sin querer, tiré dos o tres libros que estaban al lado de la cama, Paul se reía porque me metí rápidamente a la cama y me cubrí completamente con las sábanas. No me dejó recogerlos por lo que obedecí y me preparé para dormir – ven aquí – susurró – a mi lado – asomé mis ojos y lo vi mirarme con sus preciosas perlas que adornaban su rostro. Esos ojos.

Buenas noches – susurré y él acercó su nariz a la mía de forma dulce.

Buenas noches Sabrina – besó mis labios cortamente y cerramos los ojos para dormir. Me giré dándole la espalda y se pegó a mi cuerpo de una manera deliciosa. Sus brazos envolvían mi cintura y su aliento estaba en mi cuello. Todo era perfecto y me gustaría vivir en aquel momento.

Me desperté y al girarme no encontré a Paul. Entrecerré los ojos para adaptarme a la luz y revisé mi teléfono ''9:15'' . Estaba bien porque hoy no teníamos clases debido a que nuestra profesora de grabado tenía que hacer trámites pero nos había enviado información a través de nuestros correos electrónicos. Me senté en la cama dispuesta a levantarme y ordenar un poco hasta que encontré una nota en la mesita de noche. La tomé y acomodé un mechón de pelo detrás de mi oreja antes de leer. Decía así :

'' Señorita Evans, escribo en un papel porque quería ser un poco más clásico (como Shakespeare) sí, así de loco estoy con eso. Hice lo posible para no despertarla y lo conseguí. Estaba durmiendo profundamente y me quedé observándola unos segundos antes de irme. Tenía unas ganas de quedarme ahí contigo, con mis brazos en tu cintura y tu tibio cuerpo junto al mío. Debo confesar que dormí increíble y lo pasé muy bien anoche. Tienes libertad de comer lo que quieras y sentirte en casa. Que tengas un lindo día.

Pd: Traté de hacer una letra elegante y ordenada porque ya sabes, soy profesor de arte y soy un poco perfeccionista. Espero que te guste.

Pd2: escríbeme cuando llegues a tu departamento.

Pd3: no limpies ni ordenes las cosas porque hoy irá Teresa, la mujer que limpia mi casa, así que no te preocupes.

Pd4: lee el texto que envié a sus correos electrónicos.

Pd5: el examen será la próxima semana. Debes sentirte intimidada pero no te preocupes, sabes que estoy aquí para ayudarte a estudiar.

Pd6: o besarte.

Se despide cordialmente

Paul E. Hart''

Me quedé sin palabras al leer la nota que había escrito delicadamente. Me había encantado aquel detalle por lo que la volví a leer y luego la guardé dentro de mi libreta. Esos detalles me sorprendían de una manera épica y cada segundo que pasaba me convencía de lo que sentía. Me gustaba mucho mi profesor. 

Profesor y efecto. (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora