Exhalo parte II

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Han llegado varias entradas – dijo Leah – para diferentes eventos culturales, entre ellos, la exposición de Paul Hart – dijo mirándome con atención. Solté un suspiro y sonreí.

¿Van a ir? – pregunté ignorando las miradas sugestivas de las chicas y ellas alzaron los hombros.

Va a estar interesante – dijo Karla y asentí.

Eso lo tengo más que claro que no creo poder ir- dije mientras miraba unos documentos – tengo varias cosas que hacer.

¿Además de sudar con Steve? – preguntó Karla entre risitas y negué con una sonrisa – ¿por qué se ríen? Me refería a que sudan bastante porque ambos salen a trotar – reímos más y negué con la cabeza.

No puedo creerlo – respondí entre risas.

Yo creo que deberías ir a la exposición – dijo Leah – te va a gustar – la miré fijamente y fruncí mis labios pensando.

No lo creo – respondí y seguí leyendo la carpeta – quizás me encuentre con Elisa y su embarazo – agregué secamente.

Insisto – dijo Leah – te va a gustar – me acercó una de los folletos informativos y no lo acepté.

No lo creo Karla – respondí mirándola con súplica – no hay que seguir con esto – ella asintió.

Lo entiendo – dijo con empatía – discúlpame querida – sonreí.

No te disculpes – respondí de vuelta – está bien – agregué.

Mientras tomaba una ducha, pensaba en todo lo que había sucedido en mi vida. El tiempo había pasado y todo era diferente. Me sentía feliz con Steve, tenía un empleo que me encantaba, tenía a mi querido Bruce y a mis amigos pero el nombre ''Paul'' seguía rebotando en mi mente ¿se acordará de mí? ¿pensará en las aventuras que vivimos a escondidas? ¿será feliz? Todo me causaba curiosidad y no podía detenerlo.

Salí de la ducha con mi toalla blanca envolviendo mi cuerpo, busqué mi ropa y me quedé fijamente frente al espejo. Recordaba cuando Paul acariciaba mi piel, besaba cada parte de mi cuerpo y me miraba con fascinación. No quería decir que Steve era frío, al contrario, era un muy buen novio pero siempre queda ese fantasma del pasado paseándose por tu cabeza. Mi fantasma era Paul Hart.

Te noto pensativa cariño – dijo mi madre mientras revolvía mi chocolate caliente. Estábamos en una cafetería en el centro de la ciudad. El ambiente era delicioso, el clima perfecto para algo caliente y la compañía de mi madre hacía todo mejor.

Lo estoy – respondí soltando un suspiro.

¿Sientes el corazón dividido? – preguntó con su característica mirada tierna.

No sé si dividido – murmuré cortando un trozo de rollo de canela – es que sigo con dudas respecto a Paul porque no entiendo – ella asintió y acarició mi mano.

Hija, todo pasa por algo, incluso el hecho de que estás tomando chocolate caliente conmigo – asentí – no apures, no fuerces, no atrases, no midas, no desesperes y deja que todo fluya. Si Paul llega y te da explicaciones, lo hará. Si Paul llega y actúa como si te hubiese borrado de su memoria, está bien también. Lo que pase es lo que tenga que pasar cariño, no te estreses porque no somos dueños del futuro – sus palabras eran muy ciertas. Amaba eso de mi madre, era tan sabia y dulce que me hacía sentir bien de inmediato.

Compré un libro de recetas – le dije a Steve mientras él se terminaba de duchar – estoy segura de que lo amarás – agregué y lo sentí reír.

Ya lo amo – bromeó y sonreí. Escuché como el agua se detenía, sentí sus pasos y luego lo vi sonriendo con una toalla en su cintura – tuve que usar una loción tuya – me miró divertidamente y comenzamos a reír a carcajadas.

¿Me estás bromeando? – pregunté acercándome a él. Olí su piel y tenía razón, olía a mi loción de berries – santo cielo – susurré y reventé a carcajadas.

¡Sabrina! – exclamó Steve cubriendo su rostro con ambas manos – ya me siento menos masculino – bromeó y acaricié su mejilla.

Eres tan multifacético – le dije mirándolo a los ojos – en el museo te ves tan profesional y serio con tus trajes y mirada amenazante, en tu casa te ves como el típico hombre que va al gimnasio tres veces por semana y a veces, te ves tan malo con tus tatuajes y esos rastros de barba – me miró con las cejas alzadas y sonreí.

¿Cuál te gusta más? – preguntó acercándose a mi cuerpo.

El que me besa apasionadamente – susurré y sonrió, se acercó a mis labios y me besó con ternura y luego pasión. Ya sabíamos cómo iba a terminar eso. 

Profesor y efecto. (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora