Más allá parte IV

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Apagué las luces y me metí en la cama con cuidado para no caerme. Paul estaba sin camiseta y traté de no babear. Nos cubrimos con el edredón y nos quedamos mirando fijamente en la oscuridad. Su mano se movió a mi pierna desnuda porque yo estaba usando un pijama de satín que consistía en un short y una camiseta con tiras. Su mano caliente se situó en mi piel y fue subiendo hasta mi cintura, causándome unas leves cosquillitas y una sonrisa. Mientras su mano me acariciaba y tentaba, sus ojos me miraban el rostro de manera cautivante. Moví mi mano hacia su brazo y lo acaricié con suavidad, me acerqué más a su cuerpo mientras que nuestras narices rozaban – jamás pensé que una alumna iba a causar un efecto así – dijo con voz suave y me fascinó. Sus palabras eran poemas.

Y yo nunca imaginé que mi profesor estaría así conmigo – agregué con una sonrisa.

Hay que aprovechar los secretos así – susurró en mis labios y los besó con suavidad. Nos dejamos llevar por aquel beso y una de sus piernas se cruzó entre las mías, nuestra respiraciones estaban aceleradas y nuestro beso ya se había transformado en un acto salvaje entre mordidas y lenguas traviesas. Besé su cuello sin problema y sentí un suspiro salir de su boca. Me sentía excelente. Sus manos en mi parte trasera hacían que me moviera y seguí por mi cuenta. Mi cintura se movía y chocaba con su parte baja. Podía ver aquel rostro inundado de deseo y aquellos labios separarse para soltar suspiros y respiraciones agitadas. Cerré los ojos al sentir esas sensaciones intensas que su cuerpo me proporcionaba. Apretó mi parte trasera con fuerza y solté un leve gemido. Me miró a los ojos y sonreímos. Comencé a perder el control de mis movimientos y de mi cordura. Sus labios se fueron a mi pecho y comenzó a besar con fervor. Ya estaba en un nivel extraordinario, sentía que estaba en las nubes, Júpiter y en la jodida capa de ozono. Sus traviesas manos se paseaban por todo mi cuerpo y cuando bajó para dejarme sin aliento, mi mente voló y mi corazón estaba en el cosmos. Beso mis piernas y cada rincón de mi cuerpo. Me encantaba lo detallista que era. Cada parte de su cuerpo era maravillosa. Todo en él calzaba a la perfección. M retorcí por el placer que me brindaban los labios de Paul y cerré los ojos por el nirvana que pisaba cada vez que nos dejábamos llevar. Besé su abdomen y pecho, recorrí su cuerpo con mis labios y ojos tal como él lo había hecho conmigo. Deposité mis besos en su parte más débil y sentí como sus suspiros me llevaban al espacio. Jamás olvidaría aquel momento en el que nuestros cuerpos hablaron con movimientos y sensaciones intensas. Tomó mi rostro con ambas manos y devoró mi boca con pasión. Verlo con su rostro en mi área femenina había sido insuperable y totalmente mortal para mi alma. Nos dormimos abrazados, sin nada de ropa entre nosotros, con el cabello desarmado y mi espalda pegada a su bello cuerpo. Había sido una noche inolvidable.

Una noche digna de tatuar en mi memoria.

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Profesor y efecto. (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora