Cuando llegamos a casa, corrí para buscar una receta en una aplicación que había descargado en mi Ipad. Comencé a leer cautelosamente mientras Paul jugaba con Bruce tiernamente en la sala de estar. Puse las cosas sobre el mesón y seguí las instrucciones al pie de la letra. Sentí unos pasos muy cerca, unas manos envolvieron mi cintura y su cuerpo se apegó al mío. Cerré los ojos ante la sensación y sonreí – no he dejado de pensar en ti – susurró y reí. Tapé la olla, me giré y no habían centímetros entre nosotros. Su altura prominente, sus ojos, su cabello, su aroma y todo lo que conformaba a mi bello profesor era totalmente perfecto. Puse ambas manos sobre su pecho y suspiré - ¿qué fue ese beso en la universidad? – preguntó coquetamente y apoyé mi frente en su pecho completamente ruborizada.
No lo sé – respondí y sentí cómo su pecho vibraba al reír. Apagué la cocina sin pensar, llevé mis manos a su cuello y lo acerqué a mi boca, él me siguió el beso y tuvo completo cuidado con mi brazo. El beso se intensificó y no quisimos detenernos, más bien, no podíamos. Caminamos entre besos hasta mi dormitorio, con sus manos paseándose por mi espalda, sus labios sobre los míos, su lengua luchando con la mía, mis manos en su cabello y nuestros corazones totalmente acelerados ante la tensión del momento. Juntó la puerta de un empujón sin mirar porque sus labios seguían unidos a los míos, me senté sobre mi blanca cama, los rayos de sol iluminaban todo de manera relajante y linda, comencé a moverme de espaldas para darle espacio y cuando sus rodilla se apoyaron sobre mi cama para tener mejor comodidad, sentí una sensación inolvidable e incontrolable, mi cuerpo ya no estaba conectado a mi mente, mis dudas se habían ido, mi miedo y el dolor estaban muy lejos porque todo lo que quería estaba a mi lado. Comencé a quitar los botones de su camisa entre besos y sonrisas, mi cuerpo estaba desesperado y mi corazón corría de una manera increíble. Deslicé su camisa lentamente, miré aquel cuerpo que me había quitado el aliento varias veces, me miró con curiosidad y sonreí, eso le dio seguridad para seguir subiendo el calor en mis mejillas. Llevó su mano a mi camiseta y la quitó cuidadosamente, cuando lo hizo, me miró con el mismo rostro que pone un niño cuando mira su caramelo preferido, el rostro que pones cuando ves la puesta de sol, esa mirada que pones cuando pasa una estrella fugaz y esa mirada que pones cuando estás completamente enamorado. Sonreí ante aquel lindo gesto y llevó su mano derecha a mi mejilla, acercó sus labios y me besó lentamente para sentir cada roce con intensidad. Todo era lento y me encantaba. Llevó ambas manos a mis pantalones, los bajó despacio y besó cada centímetro de mi piel a su paso. Ya no tenía otros pensamientos más que Paul Hart. Aquellas varoniles manos se paseaban por mi piel, sus besos quemaban mi cuello y labios, su cabello era totalmente suave y sus ojos mi más peligrosa y adictiva droga. Mientras Paul se movía, sentía que pisaba el cielo y flotaba hacia la galaxia. Me encantaban los momentos de pasión con él porque nadie lograba causarme tanto con un simple toque. Todo había sido lento, suave, intenso y perfecto. Todo parecía un sueño, nuestros cuerpos juntos, el calor de nuestra piel chocando y la electricidad de nuestras miradas eran incomparables. Me había entregado a él una vez más y me sentía perfecta, totalmente alucinada ante él.
Estaba apoyada sobre su pecho desnudo, mis sábanas blancas nos cubrían y me sentía en el Edén. Su mano acarició mi espalda con suavidad y cerré los ojos ante la deliciosa sensación. Me levanté un poco para mirarlo y sonreímos ¿cómo alguien podía ser tan precioso? Llevó su mano a mi rostro y acarició mi mentón con ternura.
¿Qué estás esperando? – preguntó mientras seguía acariciando mi rostro. Lo miré con atención y lamió su labio inferior – ¿qué esperas para ser mi novia? – separé mis labios lentamente y luego tragué despacio ¿estaba bromeando?
¿Tu novia? – repetí y asintió.
¿Y sabes qué? Ya tengo todo planeado – me guiñó un ojo – así que deberíamos comer algo y luego me dejarás llevarte a un lugar. Sonreí y besó mi frente.
¡Tantas sorpresas! – exclamó y me guiñó un ojo.
Así somos los Hart – bromeó y lo abracé más. Me levanté un poco y cubrí mi pecho desnudo, Paul comenzó a reír y llevé ambas manos a mi rostro – bien, cerraré los ojos – los cubrió con una de las almohadas y agarré mi bata con rapidez. Paul no dejaba de reír.
- ¿Se resistirían ante esa mirada?
ESTÁS LEYENDO
Profesor y efecto. (TERMINADA)
FanfictionProfesor puede ser sinónimo de prohibido pero una vez que las miradas se cruzan, las mentes vuelan y los pensamientos se nublan, no hay vuelta atrás. Prohibido se transforma en deseado. El profesor de arte y literatura, Paul Hart, lanza su flecha d...