Dígamelo por favor – exclamé nerviosa. Tomó mis manos y suspiró.
Sobrevivió – dijo con una sonrisa y me emocioné. Comencé a llorar de alegría y lo abracé con fuerza – su novio es muy fuerte porque no venía muy bien – asentí - ¿quieres dar la noticia? – preguntó y sonreí muy feliz.
Gracias doctor – lo abracé otra vez – jamás dejaré de agradecérselo.
Es mi trabajo cariño – respondió – verte me hace creer en el amor – sonreí - ¿sabes lo que me hizo creerlo aún más? – preguntó y negué – mientras los chicos recibían señales de que sus latidos estaban bajos, él susurró ''Sabrina'' y luego cerró los ojos – alcé las cejas y sonreí emocionada.
No tengo palabras – susurré – pensé que lo iba a perder – él asintió.
Estuvo cerca – murmuró – más rato puedes verlo, está descansando con la anestesia y esas cosas – acarició mi brazo – puedes ir a avisarle a sus hermanos – sonreí y lo abracé una vez más. Caminé rápidamente hasta los chicos con una felicidad enorme, no podía contener las sensaciones y sentía tanta felicidad que sonreía entre lágrimas.
¡Chicos! – exclamé y todos me miraron - ¡Paul está bien! – Jess cubrió su boca con ambas manos y lloró de felicidad, los chicos se abrazaban y exclamaban ''¡ése es nuestro hermano!'', la unidad que tenían me encantaba, eran una familia muy tierna y alegre. Esperamos un rato en la sala hasta recibir más noticias del doctor. Comimos unos sándwiches que David había comprado y nos quedamos conversando.
Entonces Elisa lo fue a buscar – dijo Thomas y asentí - ¡vaya mujer!
¿Crees que esté embarazada? – pregunté y negó.
Debe ser otra de sus mentiras – asentí.
Averiguaré sobre ella- dijo David – debe estar en alguna de estas habitaciones – tomó su teléfono y comenzó a leer. Cuando el doctor volvió, dijo que podíamos ver a Paul pero sólo una persona podía entrar. Me preparé para verlo, tomé mucho aire y entré.
Ahí estaba, recostado, con su heridas más limpias, sus ojos descansando y sus bellos labios tan adictivos. Me acerqué y acaricié su mano suavemente.
Paul – susurré – estoy a tu lado – algunas lágrimas cayeron mientras lo observaba. Era tan raro verlo así, vulnerable y herido. Envolví su mano con las mías y la besé suavemente – me asusté mucho pero me alegra tanto saber que estás bien – su dedo se movió despacio y alcé las cejas – el doctor me dijo que podía hablarte – sonreí – tengo tantas cosas que decirte Paul – su pecho subía y bajaba lentamente – una de ellas es que te amo – le dije mientras acariciaba su mejilla con sumo cuidado. Miré su mano y me senté a su lado para no soltarla. De un segundo a otro, sus dedos se movieron y me quedé quieta. Volvieron a moverse y miré su rostro. Me estaba mirando con una sonrisa. No podía creerlo. Me puse de pie lentamente y mis labios se separaron ante la impresión.
Sabrina – susurró. Cubrí mi boca con ambas manos y comencé a llorar. Paul estaba mirándome. Paul estaba ahí, vivo, mirándome, sonriéndome, haciéndome feliz.
¡Paul! – exclamé y me acerqué a él rápidamente. Su mano se levantó lentamente y se posó sobre mi brazo. Sonreí entre lágrimas y besé su mano con cuidado.
¿Me extrañaste? – dijo con una sonrisa y asentí sin poder dejar de llorar. Lo abracé con mucho cuidado y me sentí en casa. Su aroma, sus latidos, su piel, todo él me hacía sentir completa. Cerré los ojos y dejé que las lágrimas cayeran, dejé que mi pesar saliera y mi corazón se relajara. Paul acarició mi espalda con cuidado y nos quedamos un instante así. Abrazados, corazón con corazón y alma con alma.
Estuve todo el tiempo contigo – le dije sin soltar su mano – me volví loca Paul, dejé tu auto en la calle y grité como una desquiciada – Paul sonrió – pensé que te iba a perder – él negó.
No podía ir ahora – dijo con ternura.
Pensé que no te iba a volver a escuchar – dije con los ojos húmedos y Paul volvió a negar.
No te podía dejar cariño – acarició mi mano y sonreí. Los chicos entraron y alzaron las cejas totalmente sorprendidos.
¡PAUL! – exclamó Jess y sonreí.
Todo estaba bien. No podía contener mi felicidad.
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Profesor y efecto. (TERMINADA)
FanficProfesor puede ser sinónimo de prohibido pero una vez que las miradas se cruzan, las mentes vuelan y los pensamientos se nublan, no hay vuelta atrás. Prohibido se transforma en deseado. El profesor de arte y literatura, Paul Hart, lanza su flecha d...