Inesperado e inexplicable

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Habían pasado unos días y me sentía tranquila. Estaba trabajando en el museo pero pensaba dejarlo para no incomodar a Steve aunque él había sido bastante educado aunque ya no hablábamos mucho, simplemente lo del trabajo y nada más. Estaba bastante distante y lo entendía. Según las chicas, había conocido a una diseñadora conocida y habían ido a cenar a un lujoso restaurante. También me dijeron que era muy linda e impartía clases de pilates ¡vaya ayuda por parte de las chicas! Aunque me relajaba saber que Steve estaba bien, quizás esa chica podría darle todo lo que no pude darle. Me alegraba mucho eso.

Señorita Sabrina – dijo una de las secretarias de Steve – llegó esto – me entregó una carpeta y unos sobres. Sonreí.

Muchas gracias – respondí y abrí uno de los sobres. Eran las entradas confirmadas para la exposición de Paul. Me quedé en silencio mientras las miraba con atención.

¿Va a ir a los eventos? – preguntó con las manos juntas y suspiré.

No estoy segura aún – respondí con una sonrisa – ahí veré que pasa – agregué y ella asintió. Volví a fijar la mirada en las entradas y las guardé en mi bolso. No quería enredarme más de lo que ya estaba.

Y queríamos algo parecido – dijo Natalie mientras caminábamos – si quieres puedo llamar a Stefan – asentí.

Y yo a David – agregó Tonka mientras caminábamos por la ciudad.

¿Estás segura? – me preguntó Tonka y asentí. Acomodé mi vestido y tomé mucho aire. Cuando los chicos llegaron, avanzamos y notamos la entrada del hotel. Ahí sería la exposición de Paul. Sí, iba a verla.

Es por aquí – dijo David mientras miraba con atención.

Quizás a cuantas personas has traído – dijo Jess para molestarlo y reímos.

¡Hermana! – exclamó divertidamente sacando carcajadas entre nosotros. Entramos y avanzamos hasta un salón bastante elegante.

¿Exposición Sabrina? – preguntó uno de los guardias y fruncí el ceño.

¿Cómo sabe mi nombre? – pregunté con una sonrisa.

No sé su nombre – dijo el hombre – la exposición se llama Sabrina – me quedé mirándolo con sopresa y David asintió.

Debe ser una broma – murmuré.

No lo es – escuché una voz familiar y vi a Paul detrás de mí. Me quedé mirándolo sin comprender y él le guiñó el ojo al hombre – sígueme – agregó. Me guió por el salón y era cierto.

No lo podía creer.

Habían pinturas inspiradas en mí, retratos míos en diferentes estilos y colores. Me quedé sin palabras y él sonrió.

Te dije que eras una buena inspiración – murmuró – mira a tu alrededor, a las personas les gusta mucho como te ves plasmada en los lienzos – miré y habían varias personas comentando las obras. No podía creerlo.

¿Por qué Paul? – pregunté con preocupación – no me lo dijiste – él negó.

No hubiera sido tan interesante – dijo con una pizca de galantería de esas que te derriten.

¡Eres tú! – dijo una mujer de vestido rojo – tú eres las chica de las pinturas – se acercó y me sonrió.

Creo que sí – respondí y los hice reír.

Bella inspiración – dijo uno de los hombres que la acompañaban – transmite mucho – Paul asintió. Cuando se alejaron, Paul me miró con una sonrisa y negué con la cabeza.

Profesor y efecto. (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora