-Espera, ¿la has besado?
Pitt y yo nos quedamos en silencio unos segundos y vemos como los ojos de Helen se llenan de pequeñas lágrimas que no caen. Abro la boca para hablar pero Pitt se me adelanta.
-Sí, la he besado. No sé porque te pones así... -comenta el pelinegro cruzando su mirada con la del menor y volviendo a quedarse silencio. Si las miradas matasen, ellos dos ya estarían muertos y enterrados. Me siento obligada a meterme entre ellos para que salgan de su burbuja y los empujo suavemente del brazo para que se muevan y podamos volver finalmente al bloque de apartamentos.
-Venga chicos, volvamos a casa...
Nuestros pasos son lentos y silenciosos pero conseguimos llegar al edificio. Esta vez cogemos el ascensor ya que ninguno tiene ni energía ni ganas para subir por las escaleras. Al salir de la diminuta habitación me doy cuenta de que no tengo las llaves de casa. Me detengo justo a un metro de la puerta del apartamento y pienso que puedo hacer. No me doy cuenta de que Helen se ha acercado y me está hablando hasta que posa su mano en mi hombro y lo aprieta con suavidad.
-Perdón, ¿qué decías?
-Leena... -susurra mi nombre con tristeza.- Te preguntaba si quieres quedarte a dormir en nuestro apartamento.
-Oh, esto... Sí, por favor. Muy amable por tu parte, gracias... -murmuro mientras me giro y entramos a su apartamento.
Todo el salón está revuelto y desordenado, como si un huracán hubiese pasado por aquí. Los sofás están movidos y los cojines esparcidos por todas partes. Hay libros en el suelo, en la mesa, en las estanterías,... en todas partes menos en su sitio.
- ¿Qué le ha pasado al salón?
-Nada, nada... Estábamos moviendo los muebles antes de que me fuera, solo eso... -comenta Helen como si nada, mirándome, esperando a que lo crea y que lo siga hasta alguna habitación. Estoy tan cansada que ni insisto en saber la verdadera razón, así que solo asiento y camino con él hasta llegar a su habitación.- Espero que no te importe dormir acompañada...
-Oh, no, tranquilo. No quiero ser ninguna molestia, puedo dormir en el sofá o...
-De eso nada, monada. Tu hoy duermes aquí. –Dice dando por terminada la conversación y acercándose a su armario para encontrarme ropa limpia para dormir.- Creo que con esta camiseta tendrás suficiente, ¿qué te parece?
-¿No has pensado que a lo mejor paso un poco de frío? Quiero decir, estamos en pleno invierno y las temperaturas no son muy altas, que digamos. –comento divertida cogiendo la camiseta y yendo al baño para cambiarme y limpiarme el corte del cuello.
-Oh, ¿así que ahora te crees meteoróloga? –ríe con ganas mientras me sigue hasta el baño, apoyándose en la puerta y mirándome.- Si tienes frío te abrazas a mí y todos contentos, muchachita.
Me añado a su risa y niego con la cabeza.
-No me puedo creer que hayas dicho eso. –camino hasta quedar cara a cara con él. Poco a poco, va retrocediendo hasta llegar a la cama conmigo siguiéndolo sin dejar de jugar y nos tumbamos entre cojines y sábanas.
-Oh, pues créetelo cariño... –responde con una sonrisa ladina.
En ese momento la puerta se abre y la cabeza de Pitt se asoma con una sonrisa que desaparece al instante de vernos.
-Oh, siento interrumpir vuestro "momento", pero os venía a preguntar si queréis comer algo antes de iros a dormir... -murmura con amargura, mirándome con una expresión que no puedo identificar pero que hace que un escalofrío recorra mi cuerpo.
-No, gracias, estamos bien. –Dice Helen mientras se levanta de la cama y se acerca a la puerta para cerrarla, dejando su cara a escasos milímetros del rostro de su compañero.- Buenas noches, Pitt. –Susurra de vuelta con cierto tono seductor en su voz, acercando demasiado, sin querer, su rostro al contrario, antes de cerrar la puerta y girarse a gran velocidad con mirarme con los ojos abiertos como platos.
-¿Acabas de hacer lo que creo que acabas de hacer? -pregunto alucinada en un susurro por si Pitt aún está cerca.
-Emm, si, supongo... -sigue susurrando mientras se acerca a la cama y se tumba a mi lado. Coge un cojín y se lo pone en la cara, dejándome con las ganas de saber que está haciendo. Antes de que pueda preguntar, pega un grito que es silenciado por la mullida pieza, y lo entiendo todo.
-¡Oh, qué mono! Pero si te pareces a una colegiala que acaba de ver a su amor imposible... -me burlo de él mientras niego con la cabeza, aguantándome las carcajadas.
-¡Cállate, imbécil! –grita él, tirándome el cojín a la cara y haciendo que estalle en risas.
Cuando nos calmamos miro la hora en su móvil y veo que son pasadas las cuatro de la madrugada, suspiro cansada y me giro en la cama, quedando cara a cara con Helen. Él me mira con un leve rastro de tristeza en sus ojos y una sonrisa cansada, que me preocupa al instante. Antes de que pueda decirle nada, él me pregunta por algo me tenía nerviosa desde hace un buen rato.
-¿Por qué Pitt y tú os habéis besado antes? ¿Te gusta? –Pregunta en un susurro, con los ojos humedeciéndose al instante.
-¿Qué? ¡No! Pitt no me gusta... Antes, cuando me ha besado, ninguno de los dos ha sentido nada. Es como si estuviese intentando convencerse de algo...
-¿Algo cómo qué?
-Algo como que le gustas... Lo he visto en sus ojos esta noche, como te miraba. ¿Cómo has estado tan ciego?
-¿Qué estás diciendo? Leena, yo no puedo gustarle a Pitt, esta misma noche ha dicho de que sería muy raro que estuviese enamorado de mí...
-Helen, créeme... Le gustas. Solo dale tiempo para que lo asimile. A lo mejor con una botellita de alcohol os animáis y os ponéis a hablar del tema...
-¿Me estas sugiriendo que emborrache a Pitt para que se sincere conmigo?
-Bueno, no es eso exactamente pero-
-¡Es una buenísima idea! Gracias Leena, te debo una. –dice emocionado antes de darme un beso en la mejilla y girarse para poder dormir más cómodo.
Yo me giro también y le doy la espalda, aprovechando para cerrar la luz de la mesilla de noche y para acomodarme. Minutos después, Helen ya está dormido y yo estoy a punto de caer en los brazos de Morfeo. Antes de dormirme, susurro en un suspiro.
-Ay Pitt, en que lío te he metido...
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Recuérdame en Invierno
ФанфикLuces y sirenas de coches policía, disparos, una casa en llamas, mi cuerpo quemándose en las cenizas, unos brazos arrastrándome hacia el exterior de la casa y un grito desgarrador que resuena en mi cabeza. Eso es todo lo que recuerdo de la noche en...