72. Pensaba que habías muerto.

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Despierto con dificultad y me remuevo entre las sábanas. Me levanto lentamente de la cama y me acerco a la ventana. Otro día frío y soleado me recibe alegremente, pero mi mal humor no ayuda. Hace más de una semana que Ticci y los demás desaparecieron. Zalgo no me quiere decir nada sobre ellos y Brenda pasa demasiado tiempo en el bosque para poder preguntárselo.

Desde que los chicos se fueron, he tenido que aprovechar mi tiempo libre de alguna manera, así que dedico la mayor parte del tiempo a estudiar y repasar hechizos y conjuros. Tengo miedo de tomar demasiado poder de Zalgo y que le ocurra nada, pero él insiste en que no hay problema mientras consiga hacerme más fuerte y ser capaz de derrotar a los creepypastas.


Bajo al comedor donde Zalgo me espera para desayunar. Ambos nos sentamos y empezamos a comer. El silencio reinaría en la habitación de no ser por el sonido que hacen los cubiertos de vez en cuando al golpear contra la vajilla. Giro la cabeza para mirar por el gran ventanal y me sorprende ver que el día soleado se va nublando poco a poco. Frunzo el ceño al pensar que hace tiempo que no veía llover.

-Leena, ¿puedo hacerte una pregunta? Es muy importante.

-Claro, Amo. ¿Qué ocurre?

-Cuando te acogí en esta casa, fue porque Brenda y yo aceptamos ayudarte a buscar a Nick y Casey.

-Lo recuerdo, sí.

-Dime. ¿Estás agradecida?

-Por supuesto, Amo.

-¿Tanto que darías tu vida por mí?

Su pregunta me extraña y me planteo por un segundo si tiene un significado oculto, pero luego me doy cuenta de que en el fondo tiene sentido. Me han dado comida y una cama caliente, un sitio donde poder esconderme de esos traidores que se hacían pasar por mis amigos, y han estado ayudando sin descanso a buscar a mis primos. Asiento con la cabeza como respuesta ante su pregunta, a lo que él sonríe agradecido.

-Me alegra ver que eres leal.

-Habéis hecho mucho por mí, es lo mínimo que podría hacer.

-Bueno, entonces creo que es momento de darte buenas noticias. Los creepypastas vienen hacia aquí, llevan mucho tiempo preparándose para la batalla. Tal como tú has estado haciendo. Quiero que te prepares para luchar, pero tranquila, no estarás sola. –Zalgo se levanta de la mesa y con un leve movimiento de cabeza se abren las puertas del comedor y dejan ver varias figuras conocidas- Creo que ya conoces a tus nuevos compañeros.

Vaya si los conozco...

Brenda es la primera a entrar en la habitación. Justo detrás de ella aparecen Sonic.exe y Celestine, como si nada les hubiese pasado. Al final de la fila va Alice, firme y seria como siempre.

-Vaya, vaya. Mirad a quien tenemos aquí. ¿Sorprendida de verme? –Sonic.exe es el primero en hablar y acercarse a mí.

-Pensaba que habías muerto...

-Todos lo creíamos, pero Zalgo pudo salvarme. Eso es lo que él hace: dar una segunda oportunidad a quiénes lo merecen.

Giro la cabeza y miro como Celestine susurra algo al oído de Brenda. Uso un simple hechizo para escucharla hablar.

-Sigo en desacuerdo con que ella nos ayude.

Antes de que pueda responder nada, la mano de Zalgo se apoya en mi hombro y la aprieta suavemente. Lo interpreto como un toque de atención a que no use mi poder despreocupadamente. Es comprensible: mi poder proviene del suyo.

-Señoras, señores, demonios... Preparémonos. El enemigo se acerca.


El cielo está completamente oscuro. Las nubes han acabado con todo rayo de sol y parece que en cualquier momento se va a poner a llover. El viento es el único que llena el silencio del bosque. Sopla fuerte, pero no es frío como debería serlo. Todos estamos a las puertas del castillo, expectantes de la llegada de los creepypastas. Todos menos Zalgo, quien nos liderará desde dentro.

Un trueno es el que nos avisa de que ya están aquí. Uno a uno, desde el frondoso interior del bosque, van apareciendo todos y cada uno de los creepypastas que he llegado a llamar amigos: los de la casa del bosque, Mike y los animatrónicos, Ticci y los chicos... Lo primero que oigo es alguien gritar mi nombre.

-¡Leena!

Es Ticci, quien me mira con los ojos abiertos, como si esperase que ocurriera algo. Como respuesta, levanto una mano al cielo y un rayo aparece de la nada, alcanzándome y llenándome de poder. Grito con fuerza, salvaje, dando inicio a la batalla.

Aunque nos superen en número, somos los primeros en movernos y atacar. Tal como ha establecido Zalgo antes de que saliéramos del castillo, cada uno de nosotros se encargará de una parte del grupo. Si somos rápidos y atacamos en los puntos débiles, será fácil ganarlos. Brenda crea tres ilusiones antes de correr para enfrentarse a Jeff, Liu y Ben. Celestine hace un ruido extraño y en nada tiene a cinco seres oscuros detrás de ella que la siguen en dirección a Helen, Pitt y Smile. Sonic.exe no duda un segundo en correr contra Mike y los animatrónicos, y Alice es la última en llegar a sus contrincantes: Ticci-Toby, Nina y Jack.

Mientras la batalla se lleva a cabo a mi alrededor, mis ojos se fijan en mi enemigo. Empiezo a caminar, mis pasos lentos poco a poco van cogiendo velocidad hasta que me encuentro corriendo hacia el mismísimo Slenderman. Levanta los brazos, como si quisiera detenerme, pero soy más rápida y en menos de un segundo dos profundos arañados cruzan su rostro.

-Leena...

-No intentes detenerme con palabras, Slenderman. Tengo mucho poder y no dudaré en utilizarlo.

-Ticci ya me avisó de lo que te estaba ocurriendo.

-¡Ticci es un traidor, como todos vosotros! He prometido lealtad a Zalgo y eso es lo que le daré.

Y vuelvo a atacar. Los hechizos escapan de mis labios como el mismo aire que respiro. Pocos son los ataques que Slenderman consigue detener, pero desgraciadamente, yo me encuentro igual. Ambos atacamos y nos defendemos como podemos. Aunque parezca muy igualado, puedo sentir el poder correr por mis venas. Hoy es el día en el que Slenderman morirá.


Slenderman cae en medio del claro en el que nos encontramos. Desde aquí se puede ver el castillo a lo lejos y se pueden escuchar los gritos de los demás. Nos hemos ido apartando y hemos acabado luchando aquí, en medio del bosque. Me duele el cuerpo y siento la sangre correr por mi piel, brotando de cada herida que él ha causado. Desciendo hasta tocar de nuevo el suelo con los pies y me acerco a la figura derrotada del creepypasta.

-¿Ya estás cansado? No me lo puedo creer... ¡El mismísimo Slenderman, caído a manos de su dulce enamorada! –una carcajada agria escapa de mis labios.- Estoy segura de que Zalgo tendrá grandes planes para ti.

Antes de que pueda responder nada, vuelvo a susurrar un hechizo. Con unas simples palabras, Slenderman levita conmigo y lo arrastro hacia el castillo, donde Zalgo nos espera expectantes.

Recuérdame en InviernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora