73. Debe ir tu verdadero tú...

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-Leena, ¿por qué haces esto?

-¿Acaso no es obvio? ¡Me mentisteis! ¡Todos vosotros! Solo fui una mera marioneta...

-¡No, nunca! Leena, estamos aquí por ti. Porque te queremos.

-Slenderman, acepta de una vez tu destino y cállate.

-¡Jamás! Ticci nos contó lo que pasaba en el castillo: la pérdida de memoria, los secretos de Zalgo, el diario...

-¿El diario? ¿De qué demonios hablas?

Slenderman se queda en silencio un segundo, puedo ver como empieza a removerse incómodo y preocupado.

-Leena, dime que recitaste el hechizo.

-¿Qué hechizo?

-¡El de la memoria! Dios, a lo mejor Ticci se equivocó en algún paso o...

Me detengo en medio del bosque y anulo el hechizo, haciendo que Slenderman caiga al suelo con fuerza antes de poder acabar la frase. Me giro para mirarlo y veo como intenta levantarse con dificultad. Con un simple movimiento de cabeza por mi parte, vuelve a caer al suelo. Después de varios intentos se rinde y me observa desde abajo.

-¿Puedes hacer el favor de callarte? ¡No sé de qué estás hablando! Un diario, un hechizo...

-¡Escúchame, puedo explicarlo!

-¿Crees que me harás cambiar de opinión?

-Puedo intentarlo. -río burlona ante su comentario. Me negaría en rotundo, pero una vocecilla dentro de mí opina que podría ser divertido escucharlo. Hago que Slenderman vuelva a levitar y retomo el camino hacia el castillo. Vuelve a hablar mientras avanzamos, cada vez más nervioso por el final que le espera.- Leena, ¿recuerdas la noche de la luna de sangre?

-Sí, Zalgo y yo estuvimos hablando de ella. Pero hace ya tiempo de eso, ¿por qué lo preguntas?

-Esa misma noche, tú y Ticci descubristeis que Zalgo y Brenda os estaban usando como cebo para acabar con nosotros. Hablasteis sobre el diario, la batalla y de nuestra conexión telepática... Después de que te durmieras, Ticci habló con Jack y Nina, y consiguieron escapar de esta ilusión creada por Brenda. Llegaron a casa, nuestra casa, y nos lo explicaron todo.

-No digas tonterías. Zalgo jamás me mentiría, él me aprecia. ¿Por qué otra razón me dejaría usar su poder?

-¡Para que te confíes, Leena! Quiere tenerte de su parte. Sería un suicidio intentar atacarte sabiendo el poder que tienes.

-¿Qué estás diciendo? De no ser por Zalgo no tendría ningún poder. Solo soy una humana con un libro de hechizos.

-No, Leena, eres mucho más que eso. Siempre lo has sido. Si acabas con esto y vuelves con nosotros puedo mostrártelo.

-Ya veo... Esto es solo otra mentira más para aprovecharte de mí, ¿verdad?

-¡No, Leena!

-No voy a ir a ningún sitio con vosotros. Aquí me aprecian y me ayudan. Brenda nunca ha dejado de buscar a Nick y Casey.

-Eso es mentira.

-¿Qué dices?

-Eso es mentira porque nosotros nunca dejamos de buscarlos... Y los encontramos. ¡Sabemos dónde están!

-Slenderman, no mientas con estas cosas...

-No miento, están en buenas manos. Pero hasta que tú no vayas no nos los van a devolver.

-¿Quién los tiene?

-Le llaman Pater. Jeff y Liu descubrieron de su existencia gracias a unos amigos. Fuimos a hablar con él, pero hasta que no vayas tú...

-Podría ir con Zalgo y Brenda perfectamente.

-Debe ir tu verdadero tú...

-¿A qué te refieres?

Slenderman no dice nada. Me observa en silencio. Está inmóvil y levita a varios centímetros del suelo. Detengo de nuevo la marcha y me acerco a él.

-Es mentira, ¿verdad?

Escucho que murmura algo que no puedo entender, a lo que me acerco aún más, quedando a un par de centímetros de su rostro.

-¿Me estás volviendo a mentir? ¡Responde!

Entonces Slenderman se mueve. Cierra la distancia entre nosotros y me besa. Abro los ojos, confusa, y gimo de dolor al sentir un fuerte mordisco en los labios. Me aparto bruscamente de él y me paso los dedos por los labios con cuidado. Están manchados de sangre.

-¿Qué demonios crees que haces, Slenderman?

-Salvarte la vida.

Y empieza a recitar un hechizo.


Golpeo la puerta con fuerza y la abro sin esperar una respuesta. Zalgo está en su trono, en su verdadera forma, sonriente por mi llegada.

-Te estaba esperando, Leena.

-Siento la tardanza, Amo. Ha sido difícil, pero por fin te traigo el enemigo.

Con un movimiento de cabeza, el cuerpo inconsciente de Slenderman es lanzado al suelo bruscamente, quedando entre Zalgo y yo. El demonio se levanta y se acerca con lentitud hacia nosotros.

-¿Está muerto?

-Solo inconsciente. He pensado que querrías ser tú quien lo matara.

-Buena chica.

Me acerco al gran ventanal del salón y miro el exterior. Ahí fuera, la batalla continúa. Nadie sabe que todo está a punto de terminar. Vuelvo a girarme y me encuentro con Zalgo mirándome, expectante. Me acerco a los dos ceepypastas.

-¿Qué ocurre, mi Amo?

-He pensado que matarlo no sería suficiente. Podrías... Podrías hacer un hechizo para devolverlo a la oscuridad de la que pertenece.

-¿Quiere que "desinvoque" a Slenderman?

-¡Exacto! ¿Te parece bien?

Observo el cuerpo inerte del creepypasta. Me ha costado tanto llegar hasta aquí, solo estoy a un paso de conseguir mi objetivo. Devuelvo la mirada al demonio, convencida por mi elección.

-Claro, solo dime que debo hacer.

Recuérdame en InviernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora