62. ¿Por qué lo dices como si fuera algo malo?

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Me levanto de golpe al sentir el pitido vibrante de nuevo. Aunque solo ha sonado un segundo, es suficiente para incomodarme y hacer que me levante de golpe, asustada. Miro a mi alrededor y veo que estoy tumbada en mi cama, en casa. La ventana está cerrada y la cortina corrida, pero aun así unos pequeños rayos de sol se cuelan e iluminan mínimamente el cuarto. Giro la cabeza y veo a mi lado a Slender, quien está tumbado de lado, con la cabeza apoyada en su brazo, observándome en silencio.

-Hola. –susurra sin moverse, en un tono dulce y tranquilizante. Sonrío tímidamente y ladeo un poco la cabeza.

-Hola.

-¿Pesadillas?

-He vuelto a escuchar ese pitido horrible. –me giro de lado para quedar de cara a él. Se queda en silencio unos segundos antes de suspirar y dejar su posición para sentarse. Apoya la espalda en el cabecero y dobla un poco las piernas. Me muevo entre las sábanas para acercarme a él y apoyar la cabeza en su muslo, usándolo de almohada.

-Tenemos que hablar sobre esto, Leena.

-¿El qué?

-Debes saber lo que está pasando, lo que te está pasando...

Asiento con la cabeza levemente y espero a que vuelva a hablar, prestando atención a lo que está a punto de confesar.

-Primero de todo, ¿cómo te encuentras? ¿Te duele algo?

-La verdad es que no, me siento como nueva, aunque sé que no debería ser así. Ayer corrí y forcé mi cuerpo al máximo, pero no tengo agujetas o ningún tipo de dolor muscular. Después estuvo el ruido, lo que no me ha provocado ningún dolor de cabeza. Y la sangre...

-Cuando te encontré tenías las mejillas manchadas de sangre, ¿de dónde salió?

-De mis ojos, en principio eran lágrimas...

Se queda en silencio de nuevo, asimilando la nueva información. Con suavidad, pasa el brazo por mi espalda y empieza un camino de caricias por esta. Cierro los ojos por unos largos segundos, saboreando su tacto.

-No te duele nada porque modifiqué tu sangre.

-¿Qué?

-¿Recuerdas en el hospital cuando te atacó Sonic.exe? Te llevaron a la UCI por la gravedad de tu situación. Cuando Dave no miraba, introduje un poco de mi sangre en la máquina de transfusión.

-¿Por qué hiciste eso?

-Te estabas muriendo...

-Hubiese sobrevivido, siempre lo hago. Ahora tengo tu sangre corriendo por mis venas...

-¿Por qué lo dices como si fuera algo malo?

-¡Porque lo es, Slender!

-¡Te salvé la vida!

-¡Es mi cuerpo!

Se incorpora y se aparta de mi lado. Su mano abandona mi espalda y se sienta en el borde de la cama, apoyando los pies en el suelo y sus codos en las piernas.

-¿Tanto te molesta? –suena dolido, desesperado por una respuesta positiva.

Últimamente, lo único que he hecho ha sido gritarle. Tiene razón, me salvó la vida, pero debe entender que debería haberme consultado antes. Ahora tengo sangre de creepypasta corriendo por mis venas. Me incorporo y me quedo sentada en medio de la cama, envuelta en las sábanas oscuras. Miro como su espalda sube y baja irregularmente, está nervioso, tal vez estresado. Creo que nunca había visto a Slenderman tan alterado, y me duele que sea por mi culpa.

Me muevo otra vez y me acerco al cuerpo del ser delante de mí. Es consciente de mi proximidad, pero no reacciona, sigue respirando erráticamente y con la cara entre las manos. Al entender que no se va a girar, acabo con el espacio que hay entre nosotros abrazándolo con fuerza. Mis brazos terminan cruzados alrededor de sus hombros y mi pecho pegado a su espalda. Poco a poco, su respiración se va acompasando con la mía. Sus manos se separan de su rostro y se acercan a mis brazos, acariciándolos suavemente.

-Gracias por salvarme la vida, Slendy...

-No fue nada. Solo... No quería que murieses...

Me separo de él y me siento a su lado en el borde de la cama. Ninguno de los dos dice nada sobre nuestros constantes roces, pero ambos sabemos que ahí están, acercándonos cada vez más a ese punto de no retorno que cada vez deseo más.

-Así que alucinaciones, ¿eh? –aunque me sienta muy cómoda, ahora no es el momento de relajarme. Tengo muchas dudas de las que necesito respuesta y ahora Slender está receptivo y hablador. Debo aprovechar.

-Pensaba que no te acordarías...

-Ayer tuviste que volverme a salvar de lo que fuera que me pasó. Obviamente me voy a acordar.

-¿Qué quieres saber?

-Todo. O al menos, lo suficiente para no volver a ponerme o poneros a todos en peligro.

-Es complicado de explicar.

-Inténtalo. Necesito saberlo, tú mismo lo has dicho antes.

-Está bien... -suspira profundamente antes de empezar a explicar. -Aún no sabemos la razón, pero desde incluso antes del accidente tienes unas alucinaciones que constantemente te ponen en peligro. Ya sea porque te obligan a ir al bosque, o te afectan mientras duermes y no puedes reaccionar, o porque te dejan inconsciente por días sin posibilidad de que te ayudemos.

-No recuerdo estas alucinaciones, ¿sabía de ellas o lo manteníais en secreto?

-Lo sabías, eras consciente de que las tenías. El único problema es que no sabías reconocerlas como tales hasta que hablabas con nosotros y te decíamos si lo que contabas era real o no.

-¿Qué tipo de alucinaciones tenía?

-Eran muy variadas. Desde oír voces que te obligaban a hacer o decir cosas hasta ruidos casi letales, pasando por presentimientos de peligro y por paranoias sobre creepypastas que venían a atacarnos.

-Tal vez tengo esquizofrenia...

-Créeme cuando te digo que te hemos hecho todas las pruebas de detección de enfermedades humanas y no tienes ninguna de ellas. Lo tuyo es único, por eso es tan peligroso.

-Así que... Cuando ayer hablabas del "chivato de realidad", ¿te referías a esto? –acaricio inconscientemente la muñeca donde tengo mi marca.

-Exacto. Si brillaba o cambiaba, sabíamos que algo pasaba contigo.

-Ayer cuando me encontraste, ¿brillaba?

-No, ¿por qué lo preguntas?

-Vi y escuché cosas... Estaba pensando que tal vez eran alucinaciones.

-A lo mejor la marca ya no funciona por culpa del accidente o algo así... -suspira de nuevo y niega con la cabeza. –Esto antes era mucho más fácil...

-¿A qué te refieres?

-Antes hablabas conmigo de todo lo que te pasaba, hacías u oías. Estabas siempre conmigo, nos lo contábamos todo...Ahora ya no sé lo que te pasa, ni siquiera sé en qué estás pensando. Tengo miedo de no poder protegerte más...


Buenas,

perdón por subir dos días más tarde, se me pasó completamente...

Vengo a recordaros que si quereis que os dedique un capítulo no os olvidéis de votar y comentar tanto en este como en otros capítulos. Si veo muchas notificaciones de un usuario ya entra directamente a la lista de Futuras Dedicaciones.

Nos vamos leyendo,

Annie :D

Recuérdame en InviernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora