55. ¡Yo no he matado a nadie!

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-Aparte de Sven, ¿no puedes hablarme de nada más?

-¿Qué te gustaría saber, Leena?

-¿De qué te conozco?

-Soy una amiga de tu familia, simplemente.

Asiento con la cabeza e intento pensar en algo más. Tengo miles de dudas en mi cabeza, pero ahora no se me ocurre ninguna pregunta para esta mujer. De repente, un par de ojos infantiles aparecen y se me ocurre algo.

-¿Sabes algo de Nick y Casey?

-¿Esos niños? ¿Qué ocurre con ellos?

-¿Eres de la familia y no sabías de su existencia? Eran... Son mis primos.

-Ah, sí, sí...

-Están en paradero desconocido desde el día del accidente.

-Pues no he sabido nada de ellos desde entonces.

-¿Sabes? Dices que sabes todo sobre mí, pero no me estás ayudando. Dime algo que pueda usar para mejorar e intentar recordar.

Se me queda mirando por unos largos segundos. Su mirada atraviesa la mía como fino hielo, dura y punzante. No sabe de mis primos, no me quiere contar más sobre "Sven"... ¿De qué me sirve hablar con ella entonces?

-Un pajarito me ha dicho que te interesan las historias sobre terror urbano.

¿Qué tiene que ver esto ahora?

-Sí, ¿y qué?

-¿Sabes quién es Zalgo?

-Zalgo... No, ahora mismo no me suena.

-Pues cuando llegues a casa, investiga sobre él. Ya verás que sorpresa te llevas...

-Está bien, pero, ¿qué tiene esto que ver conmigo?

-El accidente sucedió porque tus "compañeros de piso", tal como los llamas en tu expediente médico, estuvieron trasteando con su invocación. Ellos tienen la culpa de que Zalgo apareciese y destruyese todo lo que habías construido. Tu casa, tus recuerdos, tu vida... Tus amigos no son tan buenos como tú crees, Leena.

Me detengo en medio de la calle, procesando la nueva información. Zalgo... Mierda, ¿por qué este creepypasta no me suena? Me fijo en que Brenda no se ha detenido conmigo, así que vuelvo a caminar para alcanzarla, pero no está. Ha desaparecido.

-¿Brenda? ¿Estás ahí?

Silencio.

-No tiene gracia...

Cuando estoy por hablar otra vez, oigo un ruido detrás de mí. Mi cuerpo se llena de adrenalina ya que, obviamente, lo que tengo detrás no es Brenda. Por una vez en la vida, decido que no quiero morir por curiosidad, así que aprieto a correr dirección al bloque.

Lo que tenía detrás me persigue y cada vez siento su presencia más cerca. En la lejanía, por fin, veo el edificio. Intento acelerar un poco y dejar atrás lo que sea que me persigue. Cuando estoy llegando a la puerta de entrada puedo ver a la señora Celestine barriendo y vigilando la calle. Justo cuando me ve, se mete dentro del edificio y cierra la puerta. Choco con fuerza contra esta y fuerzo el pomo para poder entrar, pero ha cerrado con llave.

-¡Señora Celestine! Soy yo, Leena. Ábrame la puerta. Es una urgencia. –pero detrás de la puerta no se oye nada.

Finalmente me giro y me encuentro con cuatro personas vestidas de blanco delante de mí, expectantes a mis movimientos.

-¿Qué demonios queréis de mí? –pregunto en un grito, esperando que alguien me escuche y venga a ayudarme.

-Tú... Tú lo mataste... -responde uno de ellos, y todos dan un paso adelante. Yo me pego más a la puerta.

-¡Yo no he matado a nadie! ¿De qué cojones me hablas?

-Sonic.exe... Está muerto... ¡Y es por tu culpa! –esta vez habla otro, pero vuelven a dar otro paso hacia mí.

-Deteneos. Si os acercáis un poco más os juro que-

-¿Qué? ¿Vas a ganarnos? No puedes, estás sola...

-No, no lo está.

Una voz electrónica suena desde las sombras. Todos nos giramos hacia el origen de esta y vemos como aparecen, no uno, sino cuatro animatrónicos listos para el combate. Poco a poco se van acercando a mí, y esos cuatro seres se alejan un poco, volviendo a la distancia inicial a la que nos encontrábamos.

-Cinco contra cuatro. Creo que esto ya está ganado... -comento burlona antes de pegar un grito y empezar a correr junto mis compañeros hacia los matones.

Soy la primera en lanzar un golpe, el cual va directo a la mandíbula de la persona más cercana a mí. Esta se frota la zona dañada y enseguida vuelve al combate. A mi alrededor veo como los animatrónicos embisten, muerden y retuercen a nuestros enemigos, dando una clara ventaja a nuestro equipo. Cuando todos están en el suelo, oigo como la puerta se desbloquea y Celestine aparece, pero esta vez no es la dulce abuelita que me saludó el primer día con una sonrisa amable, ni la anciana malvada que amenaza a los vecinos con desahuciarlos. Esta vez es una bruja, pero de las de verdad. Tiene la piel más pálida de lo normal, sus uñas han crecido considerablemente, su pelo está revuelto y sus ojos son de un sangriento color rojo. Por no decir que está flotando a varios centímetros del suelo. Antes de que nadie haga nada, chasquea los dedos y, como por arte de magia, las cuatro personas de blanco se levantan como si nada les hubiese pasado. No lo vería un problema, si no fuera porque los animatrónicos han sido apagados con el chasquido. Ya no funcionan. Vuelvo a estar sola.

-Y bien Leena, ¿quieres seguir jugando con nosotros? –pregunta con una sonrisa sarcástica que le desfigura la cara, como si la partiese por la mitad. Suelta una larga y siniestra carcajada antes de volver a chasquear los dedos. Esta vez, sus cuatro secuaces se mueven para alcanzarme.

Vuelvo a correr, cansada al no haberme recuperado aún de la primera ronda. Me dirijo a la parte trasera del edificio, la cual da al bosque. Me meto dentro e intento buscar algún sitio donde esconderme. Cuando creo que ya no los tengo detrás, me escondo entre unos arbustos para intentar recuperar la respiración. Si sigo así, acabaré desmayándome. No me doy cuenta hasta ahora que la parte baja de mi espalda duele, un poco por encima de la cadera. De esa zona proviene un calor extraño, así que acerco la mano para intentar tocar lo que puede haber. Al sentir cierto líquido denso, acerco los dedos a los labios y siento el sabor de la sangre. Debe de ser esa herida con las palabras It's Me marcadas, que se habrá abierto.

Oigo unos pasos cerca de donde estoy escondida y, antes de que pueda volver a salir corriendo, un par de brazos me cogen con fuerza y me lanzan contra un árbol, golpeándome la cabeza en el acto. Me siento mareada, perdida. Miro a mi alrededor y veo como Celestine se acerca a mí con sus cuatro súbditos detrás. El dolor de mi espalda va incrementando.

-Como la última vez que estuve a punto de matarte en este mismo bosque: Quiero que sientas el dolor por todo tu cuerpo, así que voy a hacerlo muy lento...

Espera, ¿fue ella quién me atacó esa noche en el bosque cuando buscaba a Helen?

El dolor es insoportable, lo que me lleva a gritar con fuerza, hasta quedarme sin voz. Cierro los ojos hasta que el dolor se detiene del todo. Al volver a abrirlos, veo a Celestine con los ojos abiertos como platos.

-¿Cómo es posible? ¡Tú antes no tenías tanto poder!

¿Yo? ¿Poder? ¿A qué se refiere con eso?

Cuando miro a mi alrededor me siento un poco más alta de lo habitual, así que miro al suelo y- ¡MADRE MÍA!

¿POR QUÉ DEMONIOS ESTOY FLOTANDO?

Recuérdame en InviernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora