11. No te harán nada, yo te protejo...

1.1K 127 6
                                    

No he sabido nada de Ben en todo el día. No nos han dejado entrar ni a mí ni a sus familiares, que vienen a ser Jeff y Sven. Ahora que lo pienso... ¿Jeff? Así se llamaba el chico con el que Ben estaba escondido en el baño el día que aparecieron mis marcas...

Dave me despierta de mis pensamientos y levanto la vista para mirarlo. Sigo en la sala de espera, delante de la habitación de Ben. Jeff y Sven se han ido un rato al bar-cafetería del hospital a cenar y descansar un poco. Pero yo no me he movido de aquí en todo el día. Me muero de hambre y de sueño, pero no quiero moverme por si acaso le pasa algo a Ben. Después de recordar que mis padres murieron no podría aguantar otra muerte de alguien cercano a mí.

-Leena, venga. Debes ir a tu habitación. Ya es tarde y hace horas que no comes. Tu cena te está esperando allí...

-Pero... ¿Y si le pasa algo a Ben? –pregunto con voz de preocupación.

-Tranquila, Jeff me ha dicho que se va a quedar a dormir en el sofá-cama de su habitación y que si le pasa algo, serás la primera en enterarte.

Suspiro profundamente, un poco más tranquila, y me levanto en silencio para ir a mi habitación. Al llegar, Dave coge la bandeja de la comida y me la prepara, como si fuera una niña pequeña.

-Puedo sola, enserio... -intento quejarme, pero estoy tan cansada que no sueno lo suficientemente segura para que Dave pare. Termino cogiéndole el tenedor de la mano, antes de que haga alguna tontería, y empiezo a comerme los supuestos espaguetis del plato.- ¿A esto le llaman espaguetis? Yo los hago muchísimo mejores y... -Oh, dios mío... ¿Acabo de recordar que sé cocinar? Madre mía, lo he hecho.

-Bien, poco a poco acabarás acordándote de todo... -dice Dave, como si me hubiera leído la mente. Lo miro con una pequeña sonrisa en los labios y termino de comerme estos trozos de plástico a los que llaman comida.


Hace media hora que he terminado de comer. Dave ya se ha ido, no sin antes prometerme que mañana a primera hora me despertará para contarme como está Ben. Estoy tumbada en la cama, a punto de irme a dormir, cuando llaman a la puerta. Me levanto para ir a la puerta y cuando la abro... ¿Pero qué...?

-¿Sven?

-Hola...

-¿Qué haces aquí?

-Bueno... Jeff está durmiendo en la habitación de Ben y yo, para no tener que volver a casa o a un hotel para estar cerca, me preguntaba si podría quedarme a dormir aquí... -una parte de mi corazón se acaba de romper... Pensaba que había venido a mi habitación para verme, pero no. Suspiro algo triste y decepcionada y termino de abrir la puerta para que pase- Gracias... -agradece mientras pasa y mira la habitación entera, inspeccionándola. Me acerco a él, quedándome a su lado.

-Yo ya me iba a dormir, así que... ¿Te las podrás arreglar solo? –le pregunto, mirándolo. Se gira de manera que quedamos cara a cara. O cara a pecho porque, ¡Madre mía, este tío es altísimo! Baja un poco la mirada y me mira a los ojos profundamente, como si intentara llegar a mi alma.

-¡Sí, sí! Tranquila, tú vete a dormir. Buenas noches... -baja la cabeza y me besa en la cabeza, como si fuera una niña pequeña a la que él estuviera protegiendo. Esta sensación viene a mí cada vez que él está cerca, ¿por qué? El beso dura unos segundos más de lo debido y yo lo único que puedo hacer es sonreír como una tonta. Al separarse, vuelve a mirarme a los ojos, como si estuviera esperando algo. Y yo me sonrojo, como la idiota que soy. Me giro rápidamente y me meto en la cama, tumbándome e intentando dormirme.

Oigo como prepara el sofá-cama y camina hacia el baño. Me giro un momento para ver cómo le ha quedado y lo que veo es toda su ropa tendida en una silla. Oh, dios mío... Está desnudo... O al menos en ropa interior... Siento como mis mejillas vuelven a enrojecer y oigo como la puerta del baño se abre. Escondo la cabeza debajo de la sábana y cruzo los dedos para que no se dé cuenta de que sigo despierta. Todas las luces de la habitación se cierran y escucho un último suspiro de Sven antes de quedarse dormido. Saco la cabeza de debajo la sábana y miro la oscura y tenebrosa habitación. Me quedo en silencio escuchando mi respiración, agitada y asustada, y la de Sven, lenta y profunda. Pasan los minutos y soy incapaz de dormirme. Empiezo a escuchar una melodía demasiado conocida para mí y rápidamente busco mi móvil y miro la hora. Las 12:17. Mierda, vuelven a por el pastelito... Dejo el móvil en la mesita de noche donde estaba y cojo la magdalena que hay al lado. Me tapo la cabeza con la sábana y empiezo a sollozar, suplicando que no nos pase nada ni a los que estamos en esta habitación ni a Ben y a Jeff. Recojo mis piernas y las rodeo con mis brazos, haciéndome una bola y resguardando con mi cuerpo la diabólica máquina. La cama se hunde y unos brazos fuertes y calientes me rodean, una cabeza se esconde en mi cuello y unas piernas se unen a las mías, protegiéndome de todo. Siento una respiración enganchada en mi cuello.

-No llores, por favor... -susurra en mi cuello una voz profunda y algo intimidante.

-Sven... Y-Yo... -Dios, ni siquiera puedo hablar del miedo que tengo.

-Shhh, no digas nada... No te harán daño, yo te protejo... -susurra otra vez, como si me estuviera leyendo la mente. ¿Sabe lo que son? ¿Sabe lo que me preocupa? Intento tranquilizarme, pero el sonido va subiendo y eso solo puede significar una cosa. Ya vienen... De repente la música cesa y todo vuelve a estar en silencio. Dejo ir todo el aire que estaba reteniendo sin darme cuenta y siento como el cuerpo de Sven se relaja al igual que el mío.

-¿Qué ha pasado? –pregunto en un susurro, por si acaso siguen por aquí y nos escuchan.

-Me habrán visto y se habrán asustado... -bromea Sven en un susurro. Me reiría si no tuviera tanto miedo. Empieza a acariciarme con suavidad y lentitud un brazo y siento como mis ojos van cerrándose poco a poco- Buenas noches...

Me levanto a la mañana siguiente sudada y agobiada. Tengo el cuerpo de Sven encima de mí, abrazándome, y aunque estamos a principios de invierno, me estoy muriendo de calor. Saco un brazo de la cama y busco mi móvil para mirar la hora que es. Son las 8:43 y en una hora y media, más o menos, empezará el turno de Dave y vendrá a ver como estoy. Pero lo más importante es que me va a decir si hay alguna novedad sobre Ben. Vuelvo a esconder el brazo dentro de la sábana y me giro para quedar cara a cara con Sven. Está dormido, con una respiración lenta y profunda que me relaja hasta a mí. Su pelo está bastante despeinado y su piel pálida está iluminada por los pequeños rayos de luz que pasan a través de la persiana. Me acerco un poco a más a su cuerpo, buscando un poco de cariño humano (si se le puede llegar a llamar así). Sus brazos me abrazan con un poco más de fuerza y hunde su cara en mi cuello, dejando ir un suspiro. ¿Por qué me resulta tan familiar todo esto...?

Después de unos minutos pensando única i despreocupadamente en este hombre, decido separarme para poder ir a darme una ducha. Salgo de la cama y camino rápidamente hacia el baño. Me desnudo y miro mis heridas para ver si ya están curándose. Bueno, poco a poco volveré a ser una chica normal sin cicatrices ni heridas ni cosas que le suele pasar a la gente cuando está ingresada en un hospital, nótese la ironía.

Salgo del baño, después de haberme aseado y arreglado, con la toalla puesta como un vestido. Ayer por la noche, Dave me dijo que uno de los armarios estaba lleno de ropa de hospital para que la gente pudiera coger las prendas que necesitasen sin tener que avisar al equipo médico. Vaya vagos, los de aquí... Abro el armario y cuando me giro para volver al baño a cambiarme me encuentro con un Sven despierto y de buen humor mirándome con una sonrisa divertida en los labios.

-Estas mejor así que con cualquier otro tipo de ropa... -comenta bromeando. Yo bajo la mirada y veo la corta toalla que rodea mi cuerpo. Joder... Corro al baño antes de que me vea sonrojada y me pongo la maldita bolsa de basura a la que llaman ropa. Al salir, veo a Sven cambiándose allí en medio, en calzoncillos, como si nada. ¡Por dios! Me tapo los ojos con las manos e intento caminar hacia la cama, cosa un poco difícil ya que no veo nada. Oigo como Sven ríe y yo le saco la lengua al aire, sin saber dónde narices está este chico. Sus manos toman las mías y las baja lentamente, dejando mis ojos cerrados al descubierto.

-Leena, abre los ojos...

Y recuerdo el sueño que tuve en el taxi, cuando soñé con Slender. Abro los ojos como platos, asustada, ya que todo es exacto a mi sueño. Sven me mira preocupado y yo lo único que puedo hacer es salir corriendo de la habitación y escaparme a algún lugar para estar sola.

Recuérdame en InviernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora