51. ¿Cómo es que sigues viva?

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-S-sí... Pero, ¿cómo lo sabes?

-Lo veo en tu rostro, se te ve más feliz y tranquila. Además, puedo sentirlo en el aire, todo se siente un poco como antes...

-¿A qué te refieres con "como antes"?

-Pues, ya sabes... Más vivo, más alegre, más... ¿familiar?

Si Slender y Helen no hubiesen pasado más de una hora explicándome la situación, estaría pensando que Pitt ha perdido la cabeza. Luce cansado, pero radiante al lado de Helen. Me mira con los ojos entrecerrados, pero a veces se le escapa la mirada al pequeño que tiene al lado cuando este suspira o balbucea en sueños. Solo con ver esto me siento mucho mejor, con más energía. No todo tiene porque salir mal.

Me acerco a la cama y me siento en el suelo, a la altura de la cara de Pitt, para que no tenga que forzar mucho el cuello para mirarme.

-Así que tengo al mismísimo Puppetteer delante de mis narices, y yo como si nada. No debes ser tan famoso si no causas una impresión exagerada en la gente, ¿no crees? –bromeo divertida, recordando el momento en la cocina en la que Helen me ha contado sobre sus verdaderas identidades. Pitt abre los ojos y levanta las cejas, sorprendido por el giro de acontecimientos que ha sucedido. Veo que intenta reír, pero le duele el pecho, así que se detiene enseguida.

-¿Quién ha sido el afortunado que ha tenido el placer de contártelo?

-¿Tú quién crees que ha sido? –se encoge de hombros, con una sonrisa juguetona en el rostro. -Pues tu amiguito Bloody Painter, quien si no.

-Así que este pequeñajo no solo te ha revelado mi identidad, sino que también la suya... Que valiente. –bromea divertido, bajando la mirada hacia Helen y sonriendo con ternura. -¿Qué más sabes?

-Bueno... Ben es Ben Drowned, Sally es Sally Play With Me, Smile no es un perro corriente sino que Smile.exe, Slenderman es el mismísimo Sven –abre los ojos, sorprendido de que sepa más de lo que él esperaba-, que lleváis disfraces para camuflaros en el "mundo humano"...

-Vaya, sí que han pasado cosas desde que quedé inconsciente, ¿por qué las cosas interesantes solo pasan cuando yo no estoy? –río por su broma un poco más alto de lo que debía y Helen se remueve al lado de Pitt. Nos quedamos en silencio unos segundos hasta que comprobamos que vuelve a estar dormido.

-¿Deberíamos despertarlo o...?

-No, no creo. Sabiendo mi estado, seguro que ha dormido poco... Por no decir nada. En casa también era así: a la que pillaba un resfriado no se separaba de mi cama hasta que me recuperaba. Siempre ha sido mi ángel de la guarda y no me he dado cuenta hasta que has llegado a nuestras vidas... Por segunda vez, claro.

-Tengo curiosidad, Pitt. Desde que has abierto los ojos no has hecho ninguna pregunta sobre dónde estás o cuánto tiempo has dormido... Yo fue lo primero que hice al despertar.

-El tiempo que haya dormido me da igual, sinceramente. Y el lugar... No hace falta ser un genio para saber que estamos en mi antigua habitación de la casa. Lo que sí me sorprende es que ahora sea una cama de matrimonio cuando antes eran dos individuales. –comenta pensativo, mirando alrededor por si algo más ha cambiado. –Y ahora que lo pienso, ¿cómo es que estás aquí? La última vez que supe de ti estabas en El Toronto.

-Cuando volví a casa me tendieron una trampa... Yo quería entrar a vuestra casa para saber si estabais allí u os había pasado algo, pero no estabáis. Al volver de El Toronto, me encontré con la llave de vuestro piso en una mesa del apartamento de Mike. Pensaba que había sido él quien la había dejado ahí para mí, pero en verdad fue Nico.

-¿Nico? ¿El del séptimo? ¿Qué tiene él que ver con nosotros?

-Ese mismo. Cuando entré a vuestra casa me encerró con llave y no pude escapar. Estuvimos... charlando, y al final me mostró su verdadero ser. Nico en verdad era Sonic.exe...

-Y una mierda... ¿Y luchaste contra él sola? ¿Cómo es que sigues viva?

-Smile vino a rescatarme cuando estaba a medio paso de la muerte... El problema es que no sé si Sonic.exe llegó a morir o no...


Después de nuestra pequeña pero intensa charla, Pitt ha vuelto a dormirse porque se sentía muy cansado. Lo último que he visto antes de salir de la habitación ha sido al mismísimo Puppetteer abrazar cariñosamente a Bloody Painter y dejar un tierno beso en su cabellera.

Ahora me encuentro lavando la vajilla después de haber desayunado con los chicos, que ya habían acabado, pero se habían quedado hablando para esperarme y así hacerme compañía.

-¿Necesitas ayuda? –pregunta una voz cada vez más reconocible detrás de mí. Me giro para encontrarme con Slender ocupando un poco de más mi espacio personal.

-No, voy haciendo. Gracias. –comento retomando la tarea.

-¿De verdad? Un par de extremidades más te serían muy útiles. –insiste apoyándose en el mármol, a uno de mis lados. Puedo notar el tono juguetón en su voz, lo que hace que se me escape una sonrisa.

-Soy útil por mí misma, pero gracias por insistir. –respondo divertida, metiéndome en el juego.

-¿Y seis extremidades más? –insiste de nuevo. ¿Qué? Yo aquí me pierdo porque no lo entiendo... Hasta que me giro y veo que está extendiendo sus dos brazos y de su espalda aparecen cuatro tentáculos de un color oscuro, expectantes.

-Ugh, ¿con esas cosas sucias quieres lavar los platos?

-¡Oye! Estas cosas no son sucias, son muy útiles y pueden hacer muchas cosas.

-¿Lavar los platos es una de ellas? Que funcionales...

-¡Pero serás-! ¡Ven aquí! –y con este grito sé que no acabaré con la vajilla.

Dejo las cosas en el fregadero y empiezo a correr hacia el salón, en busca de ayuda. Pero ahí no hay nadie. Sigo corriendo hasta que consigo que el sofá quede entre nosotros y no permita que él avance sin que yo lo haga también.

-Siempre acabas usando el truco del sofá, eres una tramposa. –se queja, divertido.

-¡No soy una tramposa! –reclamo cruzándome de brazos y apoyándome sobre un pie. –Es solo que soy mucho mejor que tú jugando a la guerra de cosquillas.

-¿Ah, sí?

-¡Claro! ¿No ves que-? –súbitamente, uno de sus tentáculos me coge de una pierna y me levanta por encima del sofá, tumbándome en él. Intento forcejear, pero otro tentáculo aparece y me agarra de la otra pierna, ambos poco a poco ganando terreno.

Levanto la mirada y veo como Slender se va acercando, victorioso hacia mí, su presa. Cuando está delante del sofá, se sienta en un espacio libre que hay y se me queda mirando.

-¡Eres un tramposo, Slenderman! –grito enfadada, intentando que me suelte a base de patadas al aire.

-No te mientas. "Es solo que soy mucho mejor que tú jugando a la guerra de cosquillas." –repite las mismas palabras que yo y es en ese momento que empieza con las cosquillas.

Pasamos un buen rato jugando. Bueno, jugando... Él sí, yo solo me retuerzo y lloro de la risa. No es hasta que vuelvo a abrir los ojos que veo que vuelve a estar demasiado cerca de mí. Su rostro a tan poca distancia, no sería difícil acercarme y besarlo... Dejo de reír y él deja las cosquillas. También ha visto nuestra cercanía y de alguna forma lo desea... Nos acercamos el uno al otro, rozamos tímidamente nuestra piel y–

-¿Qué estáis haciendo?

Recuérdame en InviernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora