La súbita voz detrás de mí me asusta, así que me giro con rapidez para quedar de cara a Mike.
-Helen y Pitt me han ayudado a encontrar mi antigua casa. Si me mudo ahí puede que haya más probabilidades de que recuerde quién soy, ¿no crees? Además, esta zona no es segura...
-¿Y qué pasa conmigo?
-¿Contigo? Tú nunca tuviste problemas hasta que me trajiste, creo que no debes preocuparte por nada. Estarás a salvo una vez me haya ido.
-Pero no quiero que te vayas.
-¿Qué?
-Contigo me siento seguro, y no tan solo. Desde que llegaste todo ha cambiado, tengo alguien con quien compartir mi vida.
-Mike... Sabes perfectamente que esto no hubiese durado mucho. En algún momento hubiese recordado mi pasado y vuelto a mi antigua casa, con mi antigua pareja y mi antigua vida.
Silencio.
-¿Le has recordado?
-¿A quién?
-Él, tu pareja.
Silencio.
-No, aún no.
-Entonces quédate.
-No puedo Mike. Ya no solo lo hago por él, lo hago por mi familia. He vuelto con ellos y poco a poco voy recordando todo lo que había olvidado.
Silencio.
-¿Y si vuelvo a ser poseído?
-¿Eso es lo que te preocupa, verdad? Que vuelva a pasarte algo malo y no estemos ni yo ni Helen o Pitt para salvarte. –su mirada asustada y desnuda responde por él. Suspiro y le sonrío tranquilizante. –No te preocupes, encontraré una solución. No dejaré Capital Falls hasta que sepa que estás a salvo. Tú, Ed, Mark, los niños. Todos.
Ha corrido la voz de que esta es mi última noche en el bar, así que toda la gente que alguna vez ha hablado conmigo o me ha hecho algún pedido ha venido a El Toronto para despedirse de mí. Ya he hablado con Simon y, aunque le duele mi decisión, ha aceptado mi renuncia con una sonrisa y un abrazo. Ha insistido en que, si alguna vez quiero volver a trabajar para él, vaya a verle y no dudará en volver a contratarme. Liam también está triste por mi partida, pero me ha dado una charla motivadora antes de empezar nuestro turno de cómo esta va a ser la mejor noche que El Toronto jamás va a tener, y creo que se le pasa un poco. Aunque le duela, está feliz de que las cosas me vayan bien.
Finalmente están los chicos de la banda. Ellos son los que se muestran más afectados, pero les he prometido que iré a verles el día que estrenen la canción que Ed y yo compusimos. Me han contado antes de abrir el bar que les ha encantado la pieza. Tanto que Amelie se ha puesto en contacto con una productora para llevar su nuevo álbum a lo más alto. Me alegro tanto por ellos que no puedo evitar abrazarlos y desearles lo mejor.
A lo largo de la noche, los clientes vienen y van. No puedo tomarme un descanso hasta que es pasada medianoche. Salgo a la calle para respirar un poco de aire fresco y charlar tranquilamente con algunos clientes que están fumando. Hablamos de mi partida y de cómo se las arreglan para marcharse de aquí siempre tan tarde si al día siguiente deben madrugar. Cuando vuelven a entrar, yo me tomo un momento para observar el cielo estrellado y descansar de tanto ruido antes de volver al trabajo.
-Vaya, vaya... Leena Bronx... Volvemos a encontrarnos.
La voz femenina me suena, pero no es hasta que me giro y veo a la mujer que la recuerdo.
-¿Brenda? ¿Qué haces aquí?
-Corría el rumor por la ciudad de que la chica nueva de El Toronto se iba, así que tenía que comprobar quien era la chica y por qué marchaba. Sentía... curiosidad.
-No sabía que vivías en Capital Falls.
-Y yo no sabía que habías perdido tu móvil.
-No lo he perdido...
-¿Entonces por qué no me llamaste?
-No... No tuve necesidad.
-¿Ya lo has recordado todo?
-No, pero poco a poco voy recordando cosas.
-No es suficiente. –dice seca y borde, casi cortándome la frase. Al ver que me quedo en shock, me regala una sonrisa de disculpa. –Lo siento querida, no era mi intención sonar tan dura... Pero es necesario que recuerdes cuanto antes.
-No puedo forzar mi memoria.
-Pero puedes escucharme y luego ver si lo puedes recordar.
-Ahora tengo trabajo...
-Esperaré hasta que acabes, no hay problema. Podemos caminar juntas hasta tu casa. ¿Qué te parece?
-Está bien.
Son altas horas de la madrugada, pero por fin hemos acabado. Antes de ponernos a recoger, hemos abierto una botella de champán y hemos brindado por mi futuro. Hemos compartido bromas, anécdotas y he prometido volver a verlos cuando tenga una noche libre. Simon me ha dado un cheque con el sueldo que me he ganado, aunque hayan sido solo unas pocas noches, y me doy cuenta que hay más dinero del que debería. Cuando voy a comentárselo, él me guiña el ojo y se pone un dedo en los labios, para que guarde silencio, antes de volver a meterse en su oficina. Mientras me estoy cambiando, Ed entra y señala la puerta.
-Tienes una mujer esperando por ti fuera. Pensaba que volvíamos juntos.
-Mierda, es verdad, no me acordaba. Debo hablar con Brenda de algo muy importante, volveré con ella a casa.
-Muy bien, ten cuidado. Nos vamos viendo, Leena.
-Nos vamos viendo, Eddy. –y lo abrazo con fuerza, como si fuese la última vez que lo fuera a ver.
Brenda y yo caminamos lentamente hasta casa. Vamos en silencio, y no sé si soy yo la que debería preguntar o si ella es la que debería hablar directamente.
-¿Te has vuelto a ver con ese chico?
-¿Sven?
-Sí, supongo. El que te vino a buscar a la zona para fumadores.
-Sí, lo vi hace poco. -hace una mueca.
-Te dije que él era peligroso.
-No me dijiste el porqué. -niega con la cabeza y suspira antes de volver a hablar.
-Solo... Vigílalo y no dejes que se te acerque mucho. No es de fiar.
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Recuérdame en Invierno
FanficLuces y sirenas de coches policía, disparos, una casa en llamas, mi cuerpo quemándose en las cenizas, unos brazos arrastrándome hacia el exterior de la casa y un grito desgarrador que resuena en mi cabeza. Eso es todo lo que recuerdo de la noche en...