61. La última vez que te vi casi acabo muerta.

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Dedicaciones: Tu_CrushVirtualy BLACKzamora

-No te alejes mucho, ¿de acuerdo?

-Por dios, Slender. Ya me lo has dicho unas diez veces. No me he apartado en todo el tiempo que llevamos aquí, ¿por qué debería hacerlo ahora?

Llevamos caminando más de una hora. Por suerte no ha pasado nada, solo nos acompaña el silencio y la oscuridad. Con el puñal en mano, sigo a Slenderman entre los árboles, intentando ver o escuchar algo que nos pueda ayudar a encontrar a Nick y Casey. Él tampoco está muy hablador. Sigue caminando en silencio, apartando la maleza con sus manos y vigilando constantemente que siga detrás de él. Cada vez que se gira, ruedo los ojos. Me trata como a una niña... Pero, aunque la situación me disguste, no puedo evitar los fugaces pensamientos que me recuerdan que si hace eso es porque le preocupo e importo. Niego levemente con la cabeza, intentando hacerlos desaparecer. No puedo distraerme en este momento...

Nos detenemos al oír unas ramas crujir cerca de nosotros y nos miramos en silencio. Hace una seña con las manos para que me quede quieta y yo asiento con la cabeza. Camina hacia el origen del ruido y en pocos segundos ha desaparecido entre la maleza. La oscuridad me rodea. Varias veces siento el impulso de reanudar la marcha e ir a por él o volver a casa, pero pienso en los peligros que eso conllevaría y vuelvo a quedarme quieta. Un golpe de viento hace que me balancee y mis oídos piten. Tomo el puñal con más fuerza, hasta que los nudillos de mi mano se vuelven completamente blancos y me clavo las uñas en la piel.

Tranquila Leena, técnicamente sabes usar el puñal. Además, si gritas, Slender y Smile estarán aquí en un segundo para ayudarte. Estás a salvo...


No sé cuánto tiempo llevo aquí, de pie, esperando a que Slenderman vuelva. Justo cuando estoy por intentar volver a casa por donde hemos venido, oigo la voz infantil de uno de mis primos resonar entre los árboles.

-¿Nick? ¿Eres tú?

No hay respuesta, pero la voz sigue hablando y moviéndose.

-Nick, detente. Voy a ir a buscarte. ¡Dime dónde estás, por favor!

Empiezo a caminar hacia el origen de la voz. Corto ágilmente las ramas que barran mi paso con el puñal. La adrenalina me llena y siento como si el arma que tengo en la mano fuera parte de la extremidad misma.

Se añade otra voz a la primera, algo mayor.

-¿Casey? ¡Por favor, venid! ¡Soy Leena!

Justo cuando estoy llegando a la zona de las voces, estas desaparecen y todo vuelve a quedar en silencio, excepto por mi fuerte respiración. Apoyo las manos en las rodillas y me doblo por el cansancio. No me había dado cuenta, pero en algún momento he empezado a correr y he llegado a mi máximo. Antes de que pueda ver donde estoy, las voces vuelven a aparecer, mucho más lejos de donde estaban antes y en direcciones distintas.

-¡Nick! ¡Casey! ¡Quedaos quietos! Voy a por vosotros.


Sus voces resuenan en la oscuridad, por todas partes. No sé dónde están. De repente, oigo sus características risas y reanudo la carrera. Corro hasta que no puedo más, llevo persiguiendo sus voces por más de media hora. No puedo más, pero detenerme no es una opción. He parado unos segundos para recuperar la respiración, las risas siguen sonando. Me estoy volviendo loca. Me derrumbo en el suelo, sintiéndome impotente y cansada.

De repente, las risas se vuelven gritos y llantos. Imploran que vaya a por ellos, que los ayude. Intento levantarme para ir a por ellos, pero es como si me hubiese quedado pegada. No puedo moverme.

-¡Niños! ¡Ya voy! –grito desesperada mientras me meneo bruscamente las piernas para ver si estas responden. Las voces se detienen, vuelve el silencio. Y yo empiezo a llorar porque me imagino lo peor. –Nick, Casey... ¿Dónde estáis?

-Están a salvo.

Levanto la cabeza, asustada por la intromisión. Al ver quien ha hablado, intento levantarme, pero mis piernas vuelven a flaquear y vuelvo a caer. Su sonrisa tranquila y sus brazos cruzados me incomodan.

-¿Qué demonios haces tú aquí?

-Vaya, ¿no te alegras de verme?

-La última vez que te vi casi acabo muerta.

Brenda ríe y niega con la cabeza. Descruza los brazos y camina hacia mí. Acerca su mano y me ayuda a incorporarme. No sé porque, pero mis piernas ya no me duelen.

-Yo no tuve nada que ver con el ataque.

-¿Pero conoces a Celestine?

-Sí, pero aun no entiendo porque hizo eso...

Hay un silencio momentáneo en el que intento escuchar si Nick y Casey vuelven a gritar o dar señales de vida.

-¿Cómo sabes que están bien?

-Yo lo sé todo. Al igual que sabía que tus amiguitos estaban involucrados en el accidente. ¿Investigaste tal como te dije?

-He estado ocupada...

-Pues deberías hacerlo, debéis tener una biblioteca en casa, tal vez el libro de invocaciones y la información sobre Zalgo están por ahí.

-¿Cómo sabes todo esto?

-Ya te lo he dicho, yo lo sé todo... Investiga y luego búscame, nos encontraremos en el bosque, Leena.

Y con esto se va, camina despreocupada entre la maleza. Cuando corro detrás de ella, ha desaparecido. Camino un poco más hasta que debo detenerme por un ruido que se me mete en la cabeza. Es un pitido muy agudo y vibrante. Hace que todo mi cuerpo duela. Tomo mi cabeza con ambas manos y hago presión para intentar aligerar el dolor, pero este solo incrementa. Me derrumbo en el suelo y quedo tumbada, hecha una bola. Empiezo a llorar con fuerza, mi vista se va quedando borrosa. Paso la mano por mis ojos, intentando limpiar las lágrimas. Cuando miro mis manos, veo que están manchadas de sangre. Oh, dios mío...

Llega un momento en que no puedo soportar más el dolor. Grito con fuerza, desgarrándome la voz. Vuelco todo mi dolor y mi miedo en el grito. Ya no puedo hacer nada más. No está en mi mano si me encuentran o quedo aquí perdida. Cierro los ojos, intentando calmarme, cuando veo un par de figuras aparecer entre los árboles. La más alta me toma en brazos y siento una calidez indiscutible.

-Slendy... -mi voz es un susurro, no da más de sí. El grito debe haber destrozado mis cuerdas vocales.

-Shh, ya pasó. Ya estoy aquí.

-¿Qué me está pasando?

-Son las alucinaciones, han vuelto.

-¿Alucinaciones?

-Pensaba que habrían desaparecido al haber vuelto a casa, pero ya veo que no. Tu marca...

-¿De qué estás hablando?

-No importa. Volvemos a casa...

Antes de que pueda decir nada más, mis ojos se están cerrando y quedo medio dormida en los brazos de Slender. Mi voz no suena y mi cuerpo está derrotado, no puedo moverlo. Pero no pasa nada, porque vuelvo a casa en los brazos de mi querido héroe.



SIENTO SUBIR TAN TARDE, DE VERDAD!! PERO JUSTO ACABO DE LLEGAR DE MI VIAJE A ROMA Y BUAH, ESTOY CANSADÍSIMA. PERO ANTES DE IRME A DORMIR HE QUERIDO SUBIR EL CAPÍTULO DE ESTA SEMANA.

NOS VEMOS,

CREO QUE DEBERÍA DEJAR DE GRITAR.

AAHAHHAHAHHHHHHRGH!!

Annie :D

Recuérdame en InviernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora