57. Quédate, por favor.

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Dedicaciones: Lucrecia_Borgia_y wendyMG17

Llegamos al bosque pasada medianoche. Aunque Mike no estaba muy convencido con nuestra partida, después de practicar varias veces todo lo que le he enseñado sobre los animatrónicos parecía más confiado. Por su parte, los animatrónicos se han portado genial y han aceptado felizmente quedarse.

La parte más difícil ha sido la despedida. No me gustan, las odio. No he conseguido mantener a raya mis emociones y enseguida estaba llorando. Los abrazos de Mike han conseguido calmarme un poco, y no he podido parar de prometer que volveré a verlos. Esto no es un adiós, es solo un hasta luego.


No me he dado cuenta de que ya nos hemos parado hasta que Helen me pone la mano encima de la pierna, volviéndome a la realidad.

-Tierra llamando a Leena, ¿me recibes? –bromea con una sonrisa divertida en los labios antes hacer un movimiento con la barbilla para que me gire a mirar por la ventanilla.

-¿Ya hemos llegado?

-Hace rato, pero estabas demasiado ocupada pensando para darte cuenta.

Ambos salimos del coche y descargamos el maletero, el cual está lleno de bolsas con nuestras cosas. Antes de que me pueda quejar de que vamos muy cargados, aparecen Jeff y Liu y nos ayudan a llevar las cosas dentro mientras nos preguntan cómo ha ido el viaje. Al entrar a la casa, ellos siguen caminando hacia el primer piso, nosotros, en cambio, nos detenemos al encontrarnos a Slender y a Pitt en el sofá charlando.

-Os estábamos esperando, ¿cómo ha ido? –pregunta Pitt amablemente mientras se levanta con cuidado y con ayuda del más alto. Helen suelta las bolsas que llevaba y corre a sus brazos para darle un beso. Poco a poco, este se va volviendo más fogoso y necesitado. Miro a Slender incómoda, y él se encoge de hombros, sin saber que más hacer.

-Ha ido bien. –digo en un tono más alto del que debería para separar a la pareja. –Tuvimos algunos problemas con los vecinos, pero ya nos hemos encargado de dejarles alguien que los pueda cuidar.

-¿A qué te refieres con problemas? –pregunta Slenderman con el ceño fruncido.

-Leena fue atacada, cuatro personas controladas por Celestine. Los animatrónicos llegaron a tiempo para ayudarla, creen que es obra de Z... -ahora es Helen quien responde, separándose aún más de Pitt y volviendo a tomar una pose profesional.

-Así que Z, eh... -Slender se pasa una mano por la barbilla, pensando. –Bueno, en realidad nunca se fue.

-¿Qué habéis hecho con Mike, Ed y los otros? –pregunta Pitt, curioso.

-En el hospital recordé que sabía controlar a los animatrónicos con el pastelito de Chica. Solo tuve que enseñarle a Mike cómo hacerlo y darles a los chicos un lugar donde esconderse. Freddy y los demás se quedarán en vuestro piso, ahora que está vacío. –Pitt asiente con la cabeza y nos quedamos en silencio. Cada uno mira a un lado distinto, pensando en sus cosas. No es hasta que Helen bosteza que volvemos a la realidad.

-Está bien, Helen tiene razón. Deberíamos ir a dormir. –responde Pitt abrazando al más pequeño con fuerza.

Cogemos las bolsas de nuevo y nos encaminamos al piso superior. Helen y yo cargamos con la ropa y otras cosas mientras que Slender ayuda a Pitt a subir las escaleras con cuidado. Me despido de los chicos en la puerta de su habitación y continúo caminando hasta la última puerta. Una vez dentro, dejo las bolsas a un lado de la cama y con cuidado voy sacando la ropa, poniéndola después en el armario. Veo de reojo como la puerta se abre lentamente y aparece Slender detrás de esta.

-Perdón, venía a buscar mi pijama.

Oh, claro. Él duerme aquí. ¿Conmigo? Me giro para mirar la cama de matrimonio y un montón de pensamientos bombardean mi mente.

-Tranquila, dormiré en el sofá.

Hago una mueca, la idea me desagrada, pero antes de que pueda decir nada, él ya ha tomado sus cosas y se ha ido. Desmotivada, dejo las bolsas para mañana y me pongo un pijama. Tomo de una bolsa el pequeño neceser que me he preparado antes de irme de casa de Mike y me lavo los dientes antes de volver a la cama. Tal como me lo imaginaba, es demasiado cómoda, y yo estoy muy cansada, así que no me cuesta nada quedarme dormida, abrazando con fuerza la almohada que hay al lado de la mía. Huele tan bien...


Me despierto gritando, asustada con lo que acabo de vivir, en medio de la noche. Nick y Casey, la explosión, la casa, Slenderman... Todo lo que me importa desaparecía en humo rojo, dejándome un dolor en el pecho indescriptible. Mi cuerpo está inmóvil por el miedo y el shock, siento las gotas de sudor frío recorrer mi espalda. Ni si quiera puedo reaccionar cuando el cuerpo de Slender se abalanza sobre mí, abrazándome con fuerza y susurrándome cosas al oído. Yo sigo gritando. Mi cuerpo empieza a reaccionar con pequeños movimientos impulsivos, como espasmos... El ser a mi lado me vuelve a tumbar en la cama con suavidad, sin dejar de susurrar cosas incomprensibles a mi oído. Se tumba conmigo y me va acariciando el cuerpo, haciendo que poco a poco me vaya calmando y deje de gritar.

-¿Te encuentras mejor? –pregunta en un susurro, acariciándome la mejilla con suavidad. Niego con la cabeza.

-Estoy muy mareada... Me cuesta tragar y tengo mucho frío, me duele el pecho... -consigo decir con mucha dificultad. Él posa su mano en mi frente y la aparta enseguida.

-Dios, estás ardiendo... Por tus síntomas, creo que has tenido un ataque de pánico, ¿necesitas ir al baño? –esta vez asiento. Slender me ayuda a levantarme y me acompaña hasta el aseo. Cuando estoy por pedirle que se vaya para que pueda tener intimidad, mi estómago se queja y tengo que arrodillarme delante de la taza del váter para vomitar. Se arrodilla detrás de mí y, mientras con una mano me recoge el pelo para que no se ensucie, con la otra me da caricias en la espalda para calmar los espasmos.

Una vez he vaciado mi estómago, Slender me ayuda a levantarme otra vez y me lleva hasta el lavabo para que pueda asearme. Me lavo los dientes lentamente y me refresco la cara y el cuello con un poco de agua fría. Volvemos a la habitación en silencio y me tumba en la cama, arropándome con cariño. Cuando está a punto de salir por la puerta y volver al salón, lo llamo.

-Slendy, espera. –se gira y se me queda mirando, aun apoyado en el marco de la puerta. –Quédate, por favor. Tengo miedo... -su cuerpo se tensa y se gira del todo para volver a la cama.

-¿Estás segura de que quieres que me quede?

-Los últimos días han sido horribles... Me cuesta mucho diferenciar que es real y que es solo una pesadilla... Pero contigo todo es más fácil. Quédate, por favor. –repito, insistiendo.

Se queda en silencio unos segundos, pensando. Su cabeza recorre toda la habitación y a través de la ventana ve como los primeros rayos del sol aparecen entre los árboles del bosque. Oigo un pequeño suspiro antes de que la cama se hunda por su peso. Se mete debajo de las sábanas y se tumba de lado, mirándome. Yo le sonrío, complacida, y me acerco a él para abrazarlo con fuerza. Cierro los ojos y suspiro, más calmada ahora que siento como su pecho se mueve lentamente por su respiración profunda. Mi respiración desigual y nerviosa poco a poco va acompasándose con la suya. Sus brazos me rodean la cintura y me pegan un poco más, si es que es posible, a su cuerpo.

Antes de caer dormida soy capaz de darme el gusto de pensar cómo sería mi vida si todos los días los pasase así con Slenderman: como una pareja feliz, sin problemas, disfrutando de la compañía del otro sin pensar en los peligros que nos acechan.


Hey, ¿qué tal? Hacía tiempo que no escribía una nota al final de un capítulo. 

Ayer no pude subir, pero creo que ya da igual porque lo he subido hoy :) ¿Os gustan las notas al final de los capítulos? A lo mejor así preferís comentar o dar vuestra opinión, ya que siento que últimamente no estais muy activos... 

Bueno, da igual. Nos leemos la semana que viene.

kat.

Recuérdame en InviernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora