32. Nick y Casey (Maratón 2/2)

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Dedicaciones: xxXEstrellaNegraXxx, Jodie33459nya y Elaine_Harlequin.

Simon y yo hablamos sobre los horarios, el sueldo y los puestos que tendré: trabajaré de lunes a sábado en los turnos de tarde y noche. Haré el trabajo de camarera pero en un futuro muy cercano me enseñarán como trabajar desde detrás de la barra y lo básico en la cocina, por si hubiese alguna emergencia algún día. El sueldo es bastante más alto de lo que una camarera suele ganar en estos días, pero Simon me explica que está teniendo en cuenta mi horario, mis servicios y sobretodo mis necesidades, cosa que agradezco. Salgo de su despacho y me encuentro con un Ed nervioso. Al verme se acerca y me mira expectante a que le diga que ha pasado.

-¿Y bien?

-¡Estoy dentro! Vamos a trabajar juntos a partir de ahora, Eddie. –digo feliz, saltando a sus brazos y abrazándolo alegremente.- ¡Gracias, gracias, gracias!

Caminamos juntos hacia el gran salón y me dirijo a la barra para ponerme mi nuevo delantal y coger lo necesario para ir a atender a los clientes. Después de algunos viajes y pedidos, el pelinegro se apoya en la barra para hablar conmigo, así que me lo quedo mirando.

-Ed, ahora mismo tengo que ponerme a trabajar, no puedo empezar mi primer día haciendo el vago. ¿Qué quieres?

-Me he dado el lujo de llamar a alguien muy especial y te está esperando en una mesa.

-¿Enserio? ¿Quién es? –pregunto nerviosa. Por favor, que no sea quien creo que es...

-Ven y te lo muestro. –salgo de detrás de la barra y lo sigo hasta llegar a la mesa indicada.

-¿Mike? –pregunto agradablemente sorprendida.

-Por lo que veo te han aceptado para trabajar aquí. Buen trabajo, Leena. –dice feliz mientras se levanta de su asiento y me abraza cálidamente. Compartimos unas agradables palabras y luego vuelvo a trabajar con más determinación.


Mike aparca el coche delante de la puerta de nuestro edificio, después de haber salido de mi nuevo trabajo, y se gira un momento para mirarme antes de que ninguno de los dos salga.

-Me estaba preguntando... Leena, ¿no crees que deberías ir al hospital para chequear que todo va bien?

-Supongo... Pero tú también eres médico, puedes ver que me encuentro perfectamente. –él se me queda mirando por unos largos segundos y luego suspira, lo que me dice que he ganado esta conversación, aunque solo sea por algunas horas.

-Cambiando de tema, a partir de mañana haremos sesiones en casa para intentar que recuperes tu memoria. Normalmente, los pacientes que sufren amnesia la van recuperando con el paso del tiempo, pero no veo que tú estés mejorando.

-Me parece bien. –digo dando por acabada la conversación y saliendo del coche, ahora mismo no quiero hablar sobre recuerdos...

Cuando entramos al edificio, coincidimos con Pitt y Helen sacando la basura. Mantengo firme mi mirada y los evito. Cruzo los dedos, esperando que Mike no se dé cuenta de lo que ha pasado y, por suerte, no lo hace ya que está muy concentrado en su móvil.


Mike y yo estamos sentados cómodamente en el sofá, tapados con una gran manta, después de haber cenado. Estamos viendo una película la cual no me interesa, así que me giro para ponerme de cara a mi compañero de piso.

-Me aburro. ¿Podemos hacer una sesión de esas para recuperar mi memoria ahora? –pregunto ahora algo más animada por la idea.

-Buena idea. –dice girándose igual y quedándonos cara a cara.- Vamos a hacer un pequeño juego. Yo voy a decir palabras sueltas y tú tienes que decir lo primero que se te pase por la cabeza.

-¿Y eso de que nos va a servir?

-Es para calentar, mujer. Venga, va. La primera palabra es: Niñez.

-Feliz.

-Familia.

-Grande.

-¿Por qué "grande"?

-Mi familia siempre ha sido grande, incluso después de perder a mis padres y dejar de tener contacto con mis parientes. Mi novio también tenía una familia grande y ellos me trataron como si fuese una más desde el primer momento.

-¿Recuerdas algo de alguna de las dos familia?

-A mi familia no le gustaba mi pareja, decían que no era buena gente, que era "oscuro" o algo así... Me hicieron escoger entre él o mi familia. Ese mismo día hice las maletas y me fui de casa. Aunque aún mantenía el contacto con mamá y con... ¡Oh, dios!

-¿Qué ocurre?

-Yo... Yo tenía dos primos pequeños, eran gemelos. Siempre estuvimos muy unidos. Tenían... Tenían que venir a vivir a mi nueva casa, porque sus padres no podían mantenerlos y los querían mandar a un orfanato. Al enterarme, rápidamente hable con los dos chicos y decidimos que vendrían a vivir conmigo y con mi nueva familia.

"Os lo pasaréis muy bien conmigo y S. Tenemos una pequeña niña en la casa que tiene vuestra edad, se llama Sally y es muy buena chica. Os llevaréis muy bien, lo sé. ¡Ay, no puedo esperar a que lleguéis y podamos irnos de aventuras por el bosque!"

-¿Leena?

-¿Sí?

-Te preguntaba si sabes qué pasó con ellos.

-Vi-vinieron a casa... Pero fue el mismo día del accidente. No-no sé qué pudo pasar con ellos...

-¿Cómo se llamaban?

-Nick y Casey. Se portaban muy bien con...

Sally.

-¿Con...?

No puede ser coincidencia, ¿verdad?

Lo poco que recuerdo de la niña es su vestido y su peluche.

Tiene que ser ella.

Me levanto del sofá a toda prisa y salgo de la casa, parándome delante del piso en frente del mío. No dejo de llamar con fuerza hasta que un Pitt confundido me abre la puerta.

-¿Leena? ¿Qué pasa?

Evito su pregunta y camino hasta llegar al salón de su casa, encontrándome con Helen y, milagrosamente, con padre e hija aún aquí, cenando delante de la tele.

-Nick y Casey.

Es lo único que digo, pero es suficiente para que el mayor de la sala abra los ojos sorprendido.

-¿Perdón?

-Mis primos te conocían, ¿verdad Sally? –la pequeña se levanta y se acerca a mí, quedándose a cierta distancia por si acaso- ¿Sabes qué pasó con ellos? ¿Cómo están? ¿Dónde están? -me lanzo de rodillas delante de ella y la miro a los ojos, esperando por una respuesta.

Oigo las voces y los pasos de Pitt y Mike detrás de mí, acercándose.

-Lo siento por esto. Estábamos haciendo una sesión para que intentase recuperar la memoria y ha salido corriendo hasta aquí sin darme tiempo a reaccionar. –se disculpa Mike al llegar al salón.

El padre de la niña se acerca y se arrodilla delante de mí, quedando más o menos a mi altura. Levanta la mano y la apoya en mi cabeza. Me siento muy mal. Acabo de recordar a mi familia y el solo pensamiento de que les ha pasado algo malo... Me mata.

-¿Quieres contarnos que has recordado, Leena? –pregunta éste cuidadosamente, con calma en su voz y su mirada.

-Mis primos tenían que venir a vivir a mi casa, el mismo día en que llegaron fue cuando hubo el accidente... No recuerdo que pasó con ellos, por eso estoy tan preocupada... Aunque si recuerdo que eran muy amigos de una niña llamada Sally. Y lo poco que recuerdo de ella coincide contigo, pequeña. –digo levantando la vista y turnándola entre el hombre que tengo enfrente y su pequeña hija.

-Ya veo... -responde ella, acercándose.- Sí, los conozco... Y si te tranquiliza esto, el día del accidente nosotros tres estábamos jugando en el bosque, así que no nos pasó nada. Cuando vimos la gran llamarada que venía de la casa y los gritos intentamos escapar, pero en medio de la carrera nos separamos y los perdí de vista. No los he vuelto a ver desde entonces...

Recuérdame en InviernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora