76. Matarte a ti es un jodido regalo caído del cielo.

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-¿Por qué lo has hecho?

-Era matar o ser matado.

-Pero yo te quería...

-¿Al igual que querías a Nina y Jack?

El silencio reina la escena por unos largos segundos. Alice hace una mueca de dolor y empieza a toser sangre. Ticci-Toby saca con cuidado el puñal del pecho de Alice y la ayuda a tumbarse en el suelo. Le acaricia el rostro y le aparta el pelo de la cara. La chica sonríe débil y toma la mano de Ticci.

-Siempre fuiste tan bueno conmigo, demasiado bueno...

Observo a la pareja desde la distancia. Me gustaría acercarme, pero no quiero molestar. Recuerdo que Ticci me contó que empezaron a salir después del accidente, pero que después de venir aquí la relación se enfrió. Alice cambió totalmente por Zalgo.

Ticci grita de dolor y se aparta bruscamente del cuerpo de Alice, quien en su último aliento ha intentado matar al chico. Me acerco corriendo a él y veo la herida en su brazo.

-Estoy bien, no es muy profunda.

-Pero tu grito-

-Ha sido más de sorpresa que de dolor. La verdad, no me esperaba que intentara matarme, así como así... Veo que de verdad ha cambiado.

-Lo siento mucho...

-¿Por qué? Ella no era nuestra Alice, solo una marioneta en el juego de Zalgo.

Fijo mi mirada en la de Ticci. Sus ojos no reflejan ningún sentimiento, pero, aun así, puedo ver que están apagados y algo vidriosos. Me acerco a él y lo abrazo con fuerza, intentando reconfortarlo. Sé que siempre lo negará, pero lo oigo sollozar un par de veces antes de apartarme con un suave empujón, devolverme el puñal y salir corriendo bajo la lluvia para acabar con los demás enemigos.


-¡Leena!

Ben es el primero en verme. Sus ojos están abiertos como platos, sin poder creerse que esté aquí. Mira que Jeff y Liu estén bien antes de venir corriendo y abrazarme.

-Llevo un buen rato buscando a alguien. Es imposible ver nada con esta lluvia.

-Sí, lo sabemos. Brenda sabe muy bien lo que se hace.

-¿Cómo vais?

-No muy bien, la verdad. No deja de aparecer secuaces, es imposible llegar hasta ella.

-Puedo intentar distraerla. Aún no sabe que los demás han muerto.

-Es peligroso, Leena...

-Lo sé, pero confía en mí.

Antes de que pueda decir nada, me aparto de ellos y me acerco a Brenda por el otro lado. Se la ve cansada y algo preocupada. Me acerco con cuidado y al verme le cambia la cara a una más tranquila.

-Por dios, pensaba que habías caído.

-¿Contra el patán de Slenderman? No me hagas reír. -sonríe burlonamente y continúa luchando.- ¿Por qué no haces desaparecer la lluvia?

-Así tengo a los animatrónicos controlados.

-Ya han sido dañados, están fuera de combate.

Al ver que no me va a responder ni hacer caso, ya que no le interesa la conversación, me acerco a ella y luchamos juntas. Sin querer, ataco a Ben, haciéndole un profundo corte en la pierna que me duele hasta mí. Jeff y Liu se acercan para chequear su estado y es entonces cuando Brenda aprovecha para crear cinco secuaces más. Estos se acercan a los hermanos Woods y los toman de los brazos, evitando que se muevan. Se acerca con soberbia al cuerpo de Ben, quien respira irregularmente y con dificultad.

-Qué suerte la mía. No hay mejor secuaz que uno real. Ahora, gracias a Leena, podré matarte con mis propias manos. He esperado tanto tiempo para arrancaros el corazón a todos vosotros. Me hubiese gustado asesinar a Slenderman también, pero eso era algo que Zalgo deseaba tanto hacer.

Mientras Brenda habla yo me acerco a ella en silencio, como depredador a punto de cazar a su presa. Tomo el puñal con fuerza y lo levanto. Justo cuando voy por clavárselo por la espalda, un grito desgarrador de Sonic.exe nos sorprende a todos y nos giramos para ver que ha ocurrido. Entonces, Brenda me ve con el puñal, lista para atacar y se gira velozmente.

-¡Tú! ¡Traidora! -se pone en posición defensiva y aparece dos secuaces más. Los tres se lanzan contra mí y yo sola, con el puñal, empiezo a defenderme.

Cada vez que consigo deshacerme de los secuaces, aparecen más, así que decido que lo mejor es ir a por Brenda directamente. Supongo que ellos desaparecerán cuando la bruja muera. Luchamos cara a cara por un largo tiempo, ambas al máximo y sin descanso.


Caigo al suelo, derrotada. ¿Hemos estado luchando minutos? ¿Horas? Mi corazón va a mil y mis piernas me suplican que me detenga. Tengo el cuerpo lleno de arañazos por las largas garras de Brenda, que parecen de lobo u oso. Veo como se acerca a mí, victoriosa. Cojea un poco por un par de puñaladas que le he clavado en ambas piernas.

Giro la cabeza para observar a mis amigos. Ben sigue en el suelo, se ha hecho un torniquete para detener el sangrado con su camiseta y un palo. Por lo que veo, está bien. Jeff y Liu, en cambio, siguen removiéndose, intentando liberarse de las sombras. Vuelvo la vista a Brenda, quien sonríe burlona y está a unos pocos metros de mí.

-No sabes lo feliz que me hace verte así, Leena. Me hace ilusión matar a esos imbéciles, ¿pero a ti? Matarte a ti es un jodido regalo caído del cielo.

Antes de que pueda responderle nada, empieza a correr con las garras en alto, lista para desgarrarme entera. Grita como un bárbaro y el terror cubre mi cuerpo. Quiero moverme, pero me es imposible. Mis piernas no responden, solo pueden temblar. Asumiendo mi destino, levanto los brazos, intentando protegerme como sea. Cierro los ojos con fuerza y espero lo peor.

Pero nunca llega.

Abro los ojos con cuidado y miedo, y me encuentro con Bloody Painter y Puppetteer delante de mí, protegiéndome con sus cuerpos. Helen tiene un cuchillo en cada mano y estos están clavados en la cabeza de Brenda, que gotea como una cascada de sangre. Pitt, en cambio, mantiene varios hilos brillantes alrededor de las muñecas de Brenda, evitando que se mueva y pueda dañar a alguien con sus garras. Con fuerza, Helen quita los cuchillos de ahí y los lanza al suelo, lejos de nosotros. Pitt desata las manos de la bruja y esta cae desplomada al suelo. Ambos se giran para chequear si estoy bien y entonces veo sus ojos. Están negros y llenos de sangre, como si hubiesen sido poseídos por un demonio. Ese maldito erizo...

-Chicos...

-Shh, estamos bien.

-¿Y Sonic.exe?

-Muerto.

Me levanto con dificultad y me acerco a ellos. Paso la mano por sus mejillas, las cuales están llenas de sangre. Ellos solo sonríen, como si nada malo les hubiese ocurrido. Los abrazo con fuerza y las emociones empiezan a brotar. Sollozo sin intención de disimular y les repito una y mil veces cuánto les he echado de menos.

Recuérdame en InviernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora